Historias
Camila Oviedo, la ingeniera química que encuentra su voz en el arte
Su pasión por el "urban sketching" la conecta con su entorno y emociones, transformando su hobby en una expresión única.
En un mundo donde la ciencia y el arte a menudo parecen caminos divergentes, Camila Oviedo, ingeniera química de 36 años, desafía esta noción al fusionar sus dos pasiones.
Nacida en Córdoba capital, pero residente desde hace poco más de 2 años en San Francisco, Camila ha llenado sus cuadernos de bocetos con retratos de edificios y paisajes que forman parte del día a día de esta ciudad del interior argentino.
Desde los tiempos de pandemia esta profesional ha encontrado en el movimiento artístico del “urban sketchers” no solo un hobby, sino una forma de expresión que la conecta con su entorno y con sus propias emociones. Su historia es un testimonio de cómo el arte puede ser un refugio en tiempos inciertos.
Camila Oviedo se graduó de ingeniera química en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de Córdoba en 2013. Luego de una especialización, ha trabajado en control de calidad, un campo que, aunque gratificante, no satisface completamente su necesidad creativa. “Mi vida profesional está lejos del arte, pero este hobby me mantiene conectada con mi lado más creativo”, asegura.
“Todo comenzó en la pandemia, cuando decidí probar diferentes técnicas de arte”, comenta Camila, quien se enamoró de la acuarela y, poco después, descubrió el movimiento internacional de “urban sketchers”, un colectivo que alienta a sus miembros a dibujar directamente desde la observación de la vida cotidiana, en las calles. "Lo que me gusta de esta actividad es que te obliga a detenerte y observar con detenimiento el lugar en el que estás, algo que en la vida diaria no siempre hacemos"
Un hobby que creció con los días
La chispa que encendió su pasión por la acuarela fue un suplemento de dibujo y pintura publicado en un diario cordobés. "Compré todos los materiales que recomendaban: acuarelas, tinta china y acrílicos. Comencé a experimentar con diferentes técnicas", dice con entusiasmo. A través de tutoriales en YouTube y el trabajo de artistas como Alicia Aradilla, una acuarelista española, Camila se sumergió en el mundo del dibujo.
En 2021, descubrió el mundo del urban sketchers y comenzó a compartir sus trabajos en su cuenta de Instagram, urbansketch_acuarela. Sus dibujos capturan la esencia de distintos rincones de San Francisco: desde las casas antiguas hasta los edificios más emblemáticos
Su estilo que se caracteriza por el "sketch urbano", es una técnica que implica dibujar en vivo y capturar la esencia de los lugares que visita. "El sketch urbano tiene un manifiesto que promueve ser fiel a lo que vemos y compartirlo con otros", explica. Este enfoque le permite no solo plasmar paisajes urbanos, sino también conectarse con las personas que se acercan a ella mientras dibuja. "La gente se muestra curiosa; muchos piensan que soy estudiante de arquitectura", comenta entre risas.
"Esta actividad te obliga a detenerte y observar con detenimiento el lugar en el que estás, algo que en la vida diaria no siempre hacemos¨
Capturando momentos: el poder del arte en la vida cotidiana
Uno de los aspectos más significativos del arte para Camila es cómo cada dibujo evoca recuerdos y emociones profundas. "No es lo mismo sacar una foto; cuando dibujo, me transporto al momento en que estuve allí", dice con una mirada soñadora. Cada obra cuenta una historia: desde el primer paisaje que eligió representar en San Francisco -los silos del centro de la ciudad- hasta anécdotas entrañables como la vez que un perro callejero se le acercó mientras trabajaba en un dibujo. "Cada vez que salgo a dibujar, llevo agua para los perros; ellos saben que siempre hay algo para ellos", comparte con una sonrisa cálida.
Esta conexión con los animales refleja su amor por la naturaleza y su deseo de compartir momentos significativos con quienes la rodean. Camila recuerda cómo un perrito se convirtió en su compañero inesperado durante una sesión de dibujo: "Se sentó a mi lado mientras trabajaba; era como si supiera que estaba creando algo especial". Este tipo de interacciones no solo enriquecen su experiencia artística sino que también le recuerdan la belleza de lo cotidiano.
A medida que su habilidad ha crecido, también lo ha hecho su deseo de compartir su arte con otros. El año pasado, Camila se unió a Urban Sketchers, un movimiento internacional que reúne a artistas urbanos para dibujar juntos. "Descubrí este grupo por Instagram y me emocionó saber que hay capítulos en todo el mundo", dice con entusiasmo contagioso.
"Dibujar me ayuda a desconectar del análisis constante de mi trabajo como ingeniera química"
Aunque no hay un capítulo oficial en San Francisco, ella considera la posibilidad de iniciar uno antes de regresar a Córdoba.
"Me gustaría inspirar a otros a dibujar; hay mucha gente aquí que ama el arte", afirma con determinación. Sin embargo, su regreso a Córdoba está marcado por una mezcla de nostalgia y esperanza. "He hecho amistades muy lindas aquí y he aprendido mucho profesionalmente", reflexiona sobre su tiempo en San Francisco.
Camila también ha participado recientemente en el encuentro internacional de Urban Sketchers celebrado en Buenos Aires. "Fue increíble conocer a artistas de todo el mundo; compartimos experiencias y técnicas durante tres días intensos", recuerda emocionada. Este evento marcó un hito para el movimiento al celebrarse por primera vez en Latinoamérica, y ella tuvo la oportunidad de ser parte activa de esta celebración global.
El arte no solo ha sido una vía para expresarse; también ha influido positivamente en su vida profesional. "Dibujar me ayuda a desconectar del análisis constante de mi trabajo como ingeniera química", señala. La creatividad le permite explorar nuevas formas de pensar y observar el mundo desde diferentes perspectivas. "Es como si cada trazo me liberara un poco más", confiesa.
A pesar de sus logros artísticos, Camila es clara sobre sus intenciones: "Nunca pensé en dedicarme al arte profesionalmente; prefiero mantenerlo como un hobby". Para ella, convertirlo en una carrera podría añadir presión innecesaria sobre algo que disfruta profundamente. "Mi objetivo es disfrutar del proceso creativo sin las expectativas del éxito comercial", aclara.
Esta filosofía le permite experimentar con diferentes técnicas y estilos sin miedo al fracaso. "Cuando dibujo, mi única preocupación es divertirme", dice con sinceridad. La evolución de su técnica ha sido notable desde sus inicios; Camila ha aprendido a utilizar materiales más cómodos para trabajar al aire libre y ha perfeccionado su habilidad para capturar detalles esenciales en sus dibujos.
Su trabajo no solo refleja lugares emblemáticos de San Francisco; también captura momentos cotidianos y experiencias personales que enriquecen su narrativa artística. Cada dibujo es una ventana a sus recuerdos: desde la catedral local hasta rincones menos conocidos que han dejado huella en su corazón.
A medida que se prepara para regresar a Córdoba, Camila mira hacia atrás con gratitud pero también con entusiasmo por lo que está por venir. "Quiero seguir explorando mi arte y encontrar nuevas maneras de conectarme con mi entorno", asegura Camila Oviedo.
"Me encantaría que más personas se animaran a dibujar sus ciudades. Creo que es una forma maravillosa de redescubrir los lugares que creemos conocer".
Para Camila, el urban sketcher no es solo una forma de arte, sino una herramienta para reconectarse con su entorno y con ella misma. "Cada dibujo es una experiencia, un momento único que queda plasmado en el papel", concluye.
Con su cuenta de Instagram, urbansketch_acuarela, como vitrina, Camila seguirá mostrando su visión de las ciudades que habita, ya sea Córdoba o cualquier otro rincón que decida retratar. Lo que comenzó como un pasatiempo se ha convertido en una pasión que, sin duda, seguirá alimentando por muchos años más.
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