Sociedad
Buscan más referentes afectivos para los chicos de “la Resi”
Un programa convoca a familias a brindar apoyo emocional y tiempo a niños y adolescentes sin cuidados parentales y acompañarlos en la transición a su vida adulta.
Vivir en familia es un derecho fundamental que muchos niños y adolescentes anhelan, pero que algunos solo encuentran en instituciones de protección. Pese a las medidas de resguardo, la espera por una familia adoptiva puede ser larga e injusta. Sin embargo, iniciativas como el programa de "referentes afectivos" están marcando la diferencia, brindando apoyo emocional y oportunidades a aquellos que más lo necesitan.
Con buenos resultados, la Residencia Infanto Juvenil de Varones, en San Francisco, lleva adelante un programa que busca mejorar el bienestar de los menores que aloja y brindarles un ambiente más cercano al de una familia, donde puedan recibir cuidado, atención y, sobre todo, "tiempo de calidad".
Hernán Salvador, técnico en Acompañamiento Terapéutico, destacó su importancia y cómo ayuda a formar una red de contención para los niños y adolescentes. Además, enfatizó que el apoyo emocional que reciben fuera de la residencia es fundamental para su desarrollo y preparación para la vida adulta.
María José Apendino, responsable de Gestión de la Residencia, mencionó que uno de los mayores desafíos es mantener el compromiso de las familias voluntarias en el tiempo. A pesar de esto, el impacto positivo que tienen en la vida de los niños y adolescentes es innegable.
“El acompañamiento es muy variable, ya que en la familias surgen cambios o movimientos lógicos o ya no disponen del tiempo que tenían antes”, comentó la trabajadora social.
La iniciativa funciona como un complemento de las políticas que bajan desde la Secretaría de Niñez Adolescencia y Familia (SeNAF) de la provincia, como el programa Familias para Familias.
Actualmente, conviven en el edificio de calle Avellaneda 17 menores, con edades que van desde los 6 a los 15 años. Allí no sólo cuentan con asistencia en cuidado, alimentación y alojamiento, sino que también disponen de técnicos, docentes y cuidadores – a quienes los chicos suelen llamar como “tíos”- que los acompañan en su escolaridad y organizan actividades para entretenerlos.
“En ‘la Resi’ tenemos muchos chicos que concurren a clubes deportivos que los becan. Realmente, para ellos sentirse acompañados es muy lindo -dijo Salvador-. Este lazo con los clubes ayuda a formar esa red de contención a la que apuntamos. Casi sin buscarlo, se da un encuentro con las familias”.
“Esto se trata de una suma de voluntades”, afirmó y convocó a más personas a participar y convertirse en un valioso punto de apoyo emocional para esos chicos, en especial para quienes transitan su adolescencia. “Se busca que ellos tengan, por fuera de la Residencia, una referencia de anclaje para la vida adulta”.
“El chico demanda estar con una familia o tener un referente afectivo. Nuestro trabajo es analizar qué demandas tienen tanto ellos como las familias que los buscan. Su necesidad no pasa por lo material, sino por atención, dedicación, tiempo de calidad –reiteró Salvador-. Que les lean un cuento, que los lleven a la plaza, que los alienten cuando juegan al fútbol, que vayan a verlos a un acto escolar, que los esperen a la salida del cole…”.
A través de entrevistas previas y un cuidadoso proceso de selección, se busca encontrar familias voluntarias dispuestas a brindarles a estos menores el amor y el apoyo que necesitan. No obstante, también reconocen que no todas las experiencias son positivas, y que algunas familias pueden tener motivaciones egoístas detrás de su voluntariado.
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“Hemos tenido experiencias muy buenas y otras no tanto, con familias que quizá quieren cubrir una necesidad suya personal más que acompañar a ese niño o adolescente”, contaron los profesionales.
Asimismo, valoraron que “resulta positivo para aquellos menores con los que se trabaja en una revinculación con su familia de origen. También en el caso de chicos con CUD (Certificado Único de Discapacidad). Los referentes afectivos colaboran mucho en la terapia”.
“El chico funciona distinto según en el contexto en que está. En la escuela y en terapias se pueden ver los progresos que se ganan con este tipo de experiencias”, agregó Salvador.
“Ellos buscan y desean una familia. ‘Tío, acordate de conseguirme una familia’. ‘Tío, ¿me conseguiste una familia?’, preguntan muchas veces”, relató Apendino.
A pesar de los desafíos, el compromiso de quienes trabajan en esta iniciativa sigue firme, conscientes del impacto que tienen en la vida de estos niños y adolescentes. La importancia de articular con otras instituciones y ámbitos también se destaca como clave para seguir avanzando en la búsqueda de un hogar para cada uno de ellos.
Cómo participar
Por dudas y consultas, aquellas personas interesadas en sumarse al programa de referentes afectivos pueden comunicarse o dejar un mensaje de WhatsApp a los celulares: 343 - 562923, 3533 - 681167, 3564 57172. También, enviar un correo a [email protected].