Educación
Bullying, presión social y escuelas: números para entender y abordar
El Observatorio Social Marista presentó su informe anual con datos vinculados a bullying y presión social en adolescentes de la ciudad. Datos para entender una problemática que merece más soluciones.
Por Manuel Ruiz | LVSJ
El último jueves, en el auditorio del Instituto del Sagrado Corazón de los Hermanos Maristas, el 6° año de la especialidad Ciencias Sociales y Humanidades hizo la presentación formal del informe anual del Observatorio Social Marista (OSM), que este año volvió a estar vinculado a las problemáticas y realidades de las infancias, adolescencias y juventudes y abordó los factores que influyen para que los adolescentes de San Francisco padezcan bullying y presión social.
El trabajo de investigación, que estuvo coordinado por los docentes Belén Pivetta, Agostina Audino, Renzo Brambilla y Agustín Arnaudo, mide estadísticamente una problemática que hace unos años a esta parte empezó a ser puesto en consideración al recibir un nombre específico, bullying, pero que está presente en establecimientos educativos desde hace décadas. Hasta acá, hasta este trabajo del Observatorio, nunca había existido en la ciudad un estudio que le pusiera cifras que permitan entender el tamaño del problema para poder así, crear las estrategias acordes para tratarlo.
“En la actualidad, el bullying y la presión social tienen un gran impacto en diversos contextos, no solo afectan el entorno escolar y social, sino que también tienen grandes repercusiones en el desarrollo personal, la salud mental y emocional de quien lo experimenta. Es por esto que es esencial su comprensión para tomar decisiones fundamentadas y alcanzar un mayor conocimiento respecto a las situaciones que padecen infancias y adolescencias para transformar la realidad”, justifican los alumnos de Maristas su línea de investigación en el informe final.
El OSM entrevistó a más de 1900 adolescentes de secundarios de nuestra ciudad para este trabajo. El 61.52% de esa población tiene entre 14 y 17 años, mientras que el 33.23% tiene entre 11 y 13 años. El cien por ciento se completa con chicos y chicas de 18 años o más.
Al ser consultados por si alguna vez tuvieron la necesidad de cambiar su apariencia o su comportamiento para poder encajar en un grupo, el 49.53% contestó afirmativamente.
La necesidad de pertenecer, de tener una identidad común a los otros, porque vivimos con otros, es una realidad, entonces, insoslayable, particularmente en el grupo etario consultado.
Uno de los datos más llamativos del informe es que es en el contexto escuela donde los adolescentes se sienten menos cómodos. El 26,25% siente que el área de menos comodidad es la escuela. El 18,14% siente que son las redes sociales, el 13,91% piensa que esa área es la familia y el 23,65% sostiene que el área de menor comodidad son las actividades extracurriculares.
Presión social
49,53%
De la totalidad de jóvenes encuestados en la ciudad el 49,53% siente la necesidad de cambiar para encajar en un grupo. El 49,27% no siente esa presión. El 26,25% siente que el área de menos comodidad para soportar la presión social es la escuela, el 18,14% siente que son las redes sociales y el 13,91% piensa que esa área es la familia.
Otro dato importante de la investigación es el que indica que de la totalidad de jóvenes encuestados en la ciudad el 66,51% siente que la influencia social modifica decisiones en su vida. Esa presión social, según los datos, moldea o hace cambiar algunos aspectos propios de las individualidades: el 31,57% siente que esta influencia modifica su apariencia física, el 22,57% siente que esta influencia modifica su futuro, el 22,93% sostiene que la presión social modifica sus consumos y hábitos y el 17,94% siente que está influenciado en sus relaciones.
Los datos sobre bullying resultan también significativos. El 35,66% de la población encuestada se ha sentido víctima de conductas de maltrato en su vida. Siendo la escuela, con un 67,41%, el espacio donde más se han sentido los abusos por parte de otros.
Pero quizás el dato más contrastante es el que se da cuando se juzga y no se asume. Decíamos más arriba, que el 35.66% de los encuestados dijo ser víctima de bullying, es decir y según las encuestas del OSM, hay un 63.97% que no sintió ser víctima. Pero ante la consulta si habían visto alguna situación de acoso o maltrato en la escuela el 69,66% contestó que sí.
La población
1917
Fueron los alumnos de nivel medio de diferentes establecimientos educativos de San Francisco encuestados por el Observatorio Social Marista para la investigación de este año. El 46,01% fueron mujeres y el 51,61%, varones. El 33,23% tienen entre 11 a 13 años, el 61,52% tienen entre 14 a 17 años, y 4,42% tienen más de 18 años. Las encuestas se realizaron durante 2024.
Ante esa situación, ser testigo de una situación de bullying, el 45,53% fue sólo observador, el 24,50% fue observador y se lo comunicó a las autoridades, el 24,74% fue observador e intervino de forma positiva y el 4,03% intervino de forma negativa.
Identificar. Actuar o no. Sentir o no bullying. O dimensionar la presión social en nuestras vidas cuando somos adolescentes. Y sobre todo como abordar estas situaciones para reducir lo máximo posible los índices negativos, porque siempre atrás de estos números, hay personas.
Si bien la mayoría de los alumnos consultados conoce de gabinetes pedagógicos en sus instituciones donde se puede recibir ayuda. Y la mayoría asegura no haber faltado a clases para evitar ser víctima de abuso en cualquiera de sus formas, sólo el 16,83% conoce alguna organización que intervenga en la ciudad en casos de bullying, mientras que el 82,65% no.
Bullying
69.66%
Según los datos del OSM, el 69,66% han visto alguna situación de acoso o maltrato entre sus compañeros de escuela y el 30,08% no lo han presenciado nunca. Por su parte, el 35,66% se han sentido víctimas de conductas de maltrato en su vida y el 63,97% no lo han sentido. De los encuestados que han sido víctimas de abusos, el 67.41% contestó que fue en la escuela.
Ese último número infiere una necesidad. Quizás vinculada a campañas de difusión y concientización que propaguen una estrategia de abordaje para atenuar los casos de abuso en general y en los establecimientos educativos, en especial.
La presión social, aparece como un escollo complicado, teniendo en cuenta que somos indefectiblemente seres sociales. Pero urge encontrar la forma de entender que es necesario respetar la diversidad, lo distinto a uno para que las comunidades, como la de las escuelas, se fortalezcan.
Las dinámicas de bullying son difíciles de romper porque se han enraizado como marcas culturales dentro de las adolescencias de antes y de ahora. Lo urgente es entonces, encontrar las formas de romper esas formas que parecen naturales. Hay datos, como para diseñar, las herramientas necesarias para hacerlo.