Sociedad
Bomberas de sangre: un legado de hermandad y sacrificio
La pasión y la vocación por el voluntariado viene en la sangre Ludueña.
Ser bombero implica una enorme responsabilidad. Aquellos que eligen este camino sacrifican muchas cosas importantes en sus vidas para servir al bienestar de los demás. Es una vocación que exige entrega total, donde el compromiso con la comunidad se coloca por encima de todo, sin esperar nada a cambio. Para los voluntarios, el cuartel se convierte en una segunda familia, donde los lazos de hermandad se fortalecen.
En septiembre se celebra a nivel mundial el Día del Hermano, una festividad que honra los vínculos entre personas unidas por la sangre o por afinidad. Estos lazos son una de las relaciones más importantes en la vida, definidas por una fuerte conexión emocional. Sin embargo, hay ocasiones en que esa hermandad va más allá. En el caso de las hermanas Verónica (19) y Micaela “Pupi” Ludueña (28), bomberas voluntarias del cuartel de Bomberos de San Francisco, la relación de sangre se complementa con la pasión compartida por servir a la comunidad.
Verónica y Micaela decidieron unirse al cuartel como voluntarias, compartiendo así el amor y la dedicación por ayudar a los demás. En diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO, Verónica reconoció que desde pequeña siempre quiso ser bombera, y que tener a su hermana dentro del cuartel facilitó su entrada. "Siempre tuve de referente a mi hermana. Ahora, compartir la misma vocación es algo muy lindo. Nos protegemos mutuamente y también a todos nuestros compañeros", expresó Verónica con orgullo.
Por su parte, Micaela, quien lleva más años en la institución, explicó que su interés por los bomberos surgió sin un motivo concreto, pero una vez que se integró, encontró en esa experiencia una satisfacción inmensa. "Primero empecé probando y por suerte me gustó. Me da mucha satisfacción estar acá", comentó, resaltando cómo el servicio a la comunidad se convirtió en un eje central en su vida.
Ambas hermanas, aunque desempeñan diferentes roles en su vida diaria —Verónica como estudiante de Tecnicatura en Administración y Micaela como enfermera en el Hospital José Bernardo Iturraspe— encuentran en el cuartel un espacio de conexión que trasciende lo laboral. Este espacio les permite compartir tiempo juntas y aprender una de la otra, no solo como hermanas, sino también como colegas.
Uno de los momentos más emotivos para la familia Ludueña ocurrió este año cuando Verónica se convirtió oficialmente en bombera. Durante la ceremonia, eligió a su hermana Micaela como su "Madrina bomberil", un rol que representa un gran honor. Esta elección simboliza la admiración que Verónica siente por su hermana y el reconocimiento al ejemplo que Micaela ha sido para ella. "Sin dudas, mi referente fue mi hermana, es por eso que la elegí", expresó Verónica emocionada.
La vocación de ser bombero no solo implica sacrificio personal, sino también familiar. Ambas hermanas coinciden en que ser bombera puede significar pasar menos tiempo con la familia, especialmente cuando las emergencias se presentan. Sin embargo, también destacan que su familia las apoya incondicionalmente. “Nuestra madre siempre está orgullosa de nuestras decisiones y nos apoya en cada paso que damos”, comentaron las hermanas.
Para Verónica y Micaela, el cuartel de bomberos es más que un lugar de trabajo; es un espacio donde han aprendido a ser mejores personas y donde también crecieron a nivel profesional. Al final del día, ser bombero es una forma de vida, un compromiso con el bien común y una expresión de amor por los demás que trasciende cualquier sacrificio personal.
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