Basura y malezas: postal veraniega
l verano en la ciudad tiene características similares todos los años. No sólo por la reiteración de temperaturas elevadas y precipitaciones copiosas que causan trastornos. Tampoco por la posibilidad de que cientos de vecinos encuentren distintas maneras para refrescarse y disfrutar de actividades recreativas en el período de descanso.
También, y esto es preocupante, por el descuido de la higiene urbana que significan la aglomeración de residuos en distintos sectores y la desidia de algunos que no reparan en la necesidad de desmalezar predios que lucen muy descuidados y se convierten en amenazas para la salud y la seguridad.
En otras ocasiones, en esta columna, se ha sostenido que se trata de un problema cultural. Que no es propio de nuestra ciudad, pero que aquí se manifiesta en ocasiones con una crudeza que sorprende. La indiferencia frente a este fenómeno es lo más difícil de erradicar, así como la inacción de quienes deben hacer cumplir las ordenanzas se nota en algunos períodos.
No se comprende y, mucho menos, tampoco se justifica que haya personas que arrojen basura en veredas, baldíos u otros sitios de la ciudad. Pero lo hacen sin ningún reparo. El atentado contra la salud pública que esta conducta lleva implícita es una afrenta a la convivencia. Ni siquiera anuncios como la colocación de cámaras de seguridad en las calles parece detener a los "ensuciadores" seriales que fácilmente podrían ser identificados de disponerse de estos aparatos tecnológicos.
A estos focos de contaminación se suman los yuyales gigantescos que bullen por veredas no construidas, por loteos cuyos pastos no se cortan a tiempo o en lotes baldíos que nadie cuida. La conservación adecuada de los lotes sin edificaciones es una prioridad cuando se viven tiempos en los que las lluvias y el calor potencian la vegetación. Sin embargo, son cientos los sitios en los que la maleza se impone con autoridad, generando un problema de higiene urbana severo. Las normas vigentes en la materia parecen ser solo decorativas en algunos momentos de los veranos sanfrancisqueños.
Los minibasurales y los yuyales son problemas que evidentemente no se resolverán en un día. Pero es imposible seguir observando la inacción en esta materia, ante la necesidad imperiosa de que se note en la ciudadanía una conciencia ambiental responsable. La reflexión y la acción deben ir de la mano en este asunto para que este fenómeno deje de constituirse cada verano en un elemento que compromete la estética urbana, la higiene, la salud y la seguridad de todos los sanfrancisqueños.