Barrios y vecinos inseguros
No hace falta argumentar demasiado para comprobar que el pronóstico era certero. El problema es que los esfuerzos que se hacen parecen no ser suficientes para desalentar a la delincuencia.
El incendio intencional de un automóvil estacionado en una calle de barrio Jardín generó inquietud en los vecinos del sector y reafirmó la sensación de que la indefensión ciudadana no es una cuestión que aflige a los habitantes de algún barrio en particular, sino que se extiende por todos los rincones de San Francisco.
Tanto es así que los vecinos de barrio Jardín han anunciado que se reunirán con las autoridades del Centro Vecinal para buscar medidas que tiendan a la protección de sus vidas y sus bienes. Es que el incendio del automóvil, sostienen, no es el único hecho ocurrido ya que otras personas habrían sufrido daños y roturas en sus autos estacionados en las inmediaciones.
Por ello, tal como ha ocurrido en barrio Hernández y en otros sectores, además de hacer las denuncias pertinentes a la policía, el vecindario se está organizando para reclamar la instalación de cámaras de seguridad, implementar alarmas comunitarias y exigir mayor presencia policial. Asimismo, desde el Centro Vecinal se aseguró que se trabaja constantemente en el tema de seguridad y adelantaron que convocarán a una reunión con la policía y la municipalidad para encontrar una salida al problema.
Con frecuencia se hacen anuncios gubernamentales que, se asegura, tienen como objetivo primordial reforzar la seguridad ciudadana. Sin embargo, como contrapartida, son varios los barrios sanfrancisqueños que experimentan la desazón convertirse en sitios en los que la indefensión ciudadana es moneda corriente. De allí, los reclamos que se suceden y la necesidad de que se brinden respuestas tendientes a devolver la tranquilidad a barriadas en las que, en otro tiempo, el delito no se hacía presente o era muy infrecuente.
Hace ya más de dos décadas, tras su asunción como jefe de la departamental San Justo, un comisario afirmó que el crecimiento de la ciudad traía grandes ventajas, pero también nuevos problemas. Entre ellos, sostuvo en declaraciones a este diario, el aumento de la delincuencia y de nuevas modalidades de atracos, tanto en la vía pública como en los comercios y hogares. No hace falta argumentar demasiado para comprobar que el pronóstico era certero. El problema es que los esfuerzos que se hacen parecen no ser suficientes para desalentar a la delincuencia.
Se viva en el barrio en que se viva, la gran mayoría de los sanfrancisqueños quieren sentirse seguros. Es decir,experimentar una realidad libre de peligros o daños potenciales producidos por semejantes que no adoptan los valores de la convivencia. Sentirse seguro es sentirse ajeno de ser vigilado y firme en la convicción de que, si algo ocurriese, las instituciones encargadas de velar por la tranquilidad de las personas estarán presente para devolver las cosas a su estado normal. Esa pretensión tiene una lógica irrefutable. Atenderla, brindar respuestas y eludir cualquier intención de aprovechamiento político es responsabilidad de las autoridades competentes.