San Francisco de Asís
Avanza el proceso de formación de aspirantes a diáconos permanentes
La diócesis de San Francisco se prepara para ordenar los cinco primeros ministros casados para las tareas de servicio de la Iglesia.
Ludueña estimó en “un plazo que va entre un año y medio a dos años” el tiempo que resta para la ordenación de los primeros diáconos permanentes egresados de la Escuela de Formación de Diáconos Permanentes “San Francisco de Asís”.
Un grupo de cinco aspirantes al diaconado permanente de la diócesis de San Francisco recibirán las sagradas órdenes como un paso importante hacia su pronta ordenación. Estas personas participarán de la ceremonia de admisión al orden sagrado y para ello, de manera manuscrito solicitaron la admisión mientras que sus esposas firmaron una carta de consentimiento brindando su acuerdo con el paso que va a dar su esposo.
La ceremonia de las sagradas órdenes tendrá lugar el domingo 5 de noviembre durante el transcurso de la celebración de la misa vespertina en la Iglesia Catedral. Allí recibirán serán admitidos a las sagradas órdenes las siguientes personas: Raúl Araya, Sergio Aredes, Alfredo Benedetti, Raúl Quinteros y Luis Rolando.
Estas personas forman parte de la Escuela de Diáconos que han cumplido las etapas previstas y cuentan con la aprobación del Consejo de Órdenes y Ministerios que le permitirá dar este importante paso, no solo para ellos, sino también para toda la iglesia diocesana. La formación de los diáconos en la diócesis de San Francisco comenzó a principios de 2018, con la puesta en marcha de la Escuela de Diáconos en la cual participan varios hombres que están desarrollando diversas instancias de su proceso de discernimiento y formación personal que, en caso de completar todas las etapas, desembocará en la ordenación como diácono permanente.
Para la Iglesia Católica, el diácono es considerado "figura sacramental de Cristo servidor" y adquieren suma importancia para la realización de las actividades de la Iglesia.
Los diáconos pueden celebrar casamientos, bautismos y exequias. También predicar la palabra, bendecir, estar al frente de distintas tareas pastorales diocesanas como por ejemplo Cáritas, suministrar la comunión a los enfermos, etc.
A diferencia de un sacerdote, el diácono no puede presidir la celebración de una misa, consagrar la eucaristía, confesar, confirmar o administrar la unción de los enfermos.
Si bien presta su tarea en parroquias de la diócesis, el diácono depende exclusivamente del obispo lo que significa que hará su vida parroquial en el lugar donde fue designado, pero además el obispo le asigna tareas de manera directa a realizar en el ejercicio de su función.
A diferencia del sacerdote, que reside en la parroquia a su cargo, el diácono vive con el resto de su familia y desarrolla su trabajo particular como lo hace cualquier otra persona.
Más allá de tratarse de diáconos casados, el procedimiento para estos casos establece que, en caso de enviudar, admite de inmediato el celibato, es decir que acepta no volver a casarse y continuar de esa manera durante el resto de su vida.
Detalles de la formación diaconal
El padre Mario Ludueña es el encargado de brindar la formación diaconal a este grupo de fieles católicos que desde hace varios años viene capacitándose para cumplir esta importante función dentro de la Iglesia.
En diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO, el sacerdote explicó que por medio de esta ceremonia “oficialmente la Iglesia los admite en el último tramo de su camino de formación diaconal donde continúa además el discernimiento vocacional”.
Aclaró luego que en ese camino de discernimiento “existen distintas etapas dentro de la vocación, entre las cuales se cuentan las de lector, acólito o finalmente diácono. Esto ocurre de esta manera para que la persona desarrolle la vocación si la tiene, la descubra sino la tiene o se dé cuenta que no tiene esa vocación”.
A partir de esta etapa de su formación, el sacerdote señaló que estas personas “se comprometen a continuar formándose y, por supuesto, a cultivar profundamente la vocación a la que Dios los está invitando a vivir”.
El padre Ludueña estimó en “un plazo que va entre un año y medio a dos años” el tiempo que resta para la ordenación de los primeros diáconos permanentes egresados de esta escuela, aunque no descartó que “alguno de ellos pida esperar un poco porque aún debe completar alguna etapa dentro de su proceso de discernimiento personal donde va descubriendo diferentes signos que hablan del llamado de Dios”.
En cuanto al resto de las personas que están formando parte de la escuela de formación de diáconos dijo que “se sigue formando ya que se encuentra viviendo otros momentos en su formación. Una vez que terminemos con esta corte vamos a analizar cuándo la volveremos a abrir y de esa manera lanzar otro grupo” de aspirantes a diáconos permanentes dentro del cual “algunos serán diáconos, otros serán acólitos y algunos podrán sentir que no están llamados a esta vocación”.
Características de la ceremonia
La ceremonia por medio de la cual estos cinco aspirantes a diáconos recibirán las sagradas órdenes se llevará a cabo durante el transcurso de la misa vespertina del domingo 5 de noviembre en la Iglesia Catedral y será presidida por el obispo diocesano, Sergio Buenanueva.
Allí los aspirantes al diaconado son acompañados por su familia y eventualmente la parroquia de la que provienen, junto a su párroco que podrá estar presente también.
Durante la liturgia de la Palabra en el marco de la misa, llega el momento en que estos aspirantes son admitidos. Para esta ocasión los aspirantes no utilizarán el alba –clásica prenda larga de lino blanco que es utilizada en los ritos cristianos por el sacerdote, el diácono y los demás ministros del altar en diferentes celebraciones religiosas- ya que a nivel diocesano se dispuso un compás de espera para la utilización de esta prenda.
En ese momento los aspirantes permanecen junto a sus familiares, y tras proclamarse que han sido admitidos con las sagradas órdenes se pronuncia una oración donde ellos manifiestan su compromiso con la tarea.