Ariel y sus ganas de trabajar: una historia de superación
Nadie está exento de las desgracias. La fuerza de voluntad es una herramienta imprescindible para volver a empezar, pero no es la única. Un accidente de tránsito dejó al joven en silla de ruedas y ahora necesita la ayuda de la sociedad para reinventarse.
El trabajo dignifica, da las herramientas para salir adelante, para progresar. El trabajo es aún más necesario cuando hay una familia que sostener.
Cuando todo parecía que iba bien, con dos trabajos y un emprendimiento propio para recibir a su hija por nacer, un accidente lo cambió todo. Esta es la historia de Ariel Marcos Córdoba, un joven padre de 26 años de barrio Roca de nuestra ciudad que en junio de 2019 tuvo un accidente con su motocicleta mientras repartía los churros que vendía a domicilio.
Tras su salida del hospital y una larga recuperación, Ariel hoy se moviliza en silla de ruedas y quiere encontrar un empleo.
A través de las redes sociales, Ariel realizó un posteo pidiendo un oficio como armar cajas o cualquier tarea remunerada que no lo obligue a trasladarse de su domicilio, porque su único transporte en su silla.
"Cobro una pensión pero eso no alcanza y no quiero quedarme sin hacer nada", le cuenta el joven a LA VOZ DE SAN JUSTO.
"A veces pesamos que la vida es difícil y nos quejamos, o le ponemos empeño a valorar las cosas insignificantes, pero no debe ser así", reflexiona.
"No existen excusas para no trabajar, ya sea de una cosa o de otra, hay que hacerlo. Las ganas de superarse y ser alguien en la vida no deben acabarse nunca, porque siempre se debe buscar el bienestar familiar y económico".
Para Ariel "trabajar es fundamental porque la mínima que cobro por invalidez no alcanza para pagar nada. Pago los impuestos y como una semana, pero lo más importante es poder sostener a mi hija que empieza el jardín de infantes de 4 años".
Ariel Córdoba busca trabajo para realizar en su
casa ya que solo puede movilizarse en silla de ruedas.
El accidente que cambió su vida
"Tenía una vida de mucho movimiento. Cuando me enteré que iba a ser padre busqué un segundo trabajo más el emprendimiento de los churros pero el accidente lo detuvo todo", recuerda.
En junio de 2019 la vida de Ariel cambió. En ese momento, salió con su motocicleta a repartir la última docena de churros que le pidieron. "Iba por Irigoyen y llegando a calle Salta veo un camión que intenta cruzar la avenida. El camión nunca frenó pero bajó la velocidad. Cuando lo veo, patino con la moto y choco contra el tanque de combustible del camión y una de las ruedas", relata.
Ariel estuvo consciente en todo momento. "Escuché los gritos de la gente pero del gran dolor que tenía no podía abrir los ojos. Cuando me llevaron al hospital, decidí que me trasladasen a Córdoba".
En la capital provincial tuvo una operación de columna que implicó dos placas y ocho tornillos pero la lesión afectó la médula y eso impidió que pueda volver a mover sus piernas. "Los médicos dijeron que iba a quedar postrado de por vida, pero luego de tres meses empecé a mover los brazos y cabeza, y así pude salir adelante".
Actualmente recuperó algo de movilidad en las piernas, pudiendo pararse con unas férulas y un andador pero sigue usando la silla de ruedas.
El accidente podría haber sido más grave aún si Ariel no tenía su casco puesto, algo que hacía habitualmente. "Fue una cosa del destino porque nunca lo usaba, pero justo ese día me lo puse porque tenía que cargar combustible y por eso lo usé".
Aferrado a la fe, Ariel no pierde las esperanzas de volver a caminar. "Sé que Dios me va a ayudar a volver a caminar y cuando lo haga, voy a ayudar a las personas que necesitan salir de la calle y de la droga".
Para ayudar a Ariel contactarse a través de Facebook, Ariel Córdoba.