Árboles, protección y responsabilidades
La condición de ciudad moderna agrupa necesidades y acciones tanto del municipio como de los vecinos en la protección de los árboles, así como la recuperación y jerarquización del espacio público.
Entre las tantas características sobresalientes que San Francisco mostró siempre se encuentra la frondosidad de su arbolado urbano. Recorrer algunos bulevares y calles fue siempre un deleite para la vista por el paisaje acogedor que los árboles ofrecían. Y aún ofrecen, pese a que existen prácticas degradantes que amenazan con revertir una imagen que siempre ha sido bien ponderada.
Sin embargo, en varios sitios de la ciudad, incluso en el casco céntrico y en la misma Plaza Cívica, la remodelación de viviendas, la construcción de algunas obras y la renovación de las veredas -por citar algunos ejemplos- han determinado la extracción de ejemplares arbóreos y no siempre se ha dado su reposición al mismo tiempo. Aquella polémica por la tala de algunos árboles cuando se construyó el actual edificio de lo que sería el edificio, aún sin uso, de lo que sería la Tecnoteca, fue la última ruidosa discusión sobre una temática que necesita un análisis profundo para conocer el estado del arbolado urbano en la actualidad.
Las enérgicas defensas que algunos vecinos hicieron permitieron que muchos ejemplares se mantuvieran enhiestos y que las condiciones ambientales en algunos sitios de la ciudad no se viesen totalmente perjudicadas. Pero algunas talas clandestinas y la falta de conciencia de determinados frentistas que deciden sacar los árboles de sus veredas continúan existiendo en la ciudad. A ello se suma la falta de reposición de árboles que fueron derribados por tormentas recientes o no tanto en plazas o espacios verdes, así como la necesidad de reforzar las cortinas forestales en las inmediaciones del casco urbano para evitar que los vientos sean causantes de destrozos importantes.
Si no se controla de manera eficiente la tala o la poda de árboles, aquel paisaje tan característico de la ciudad podría verse totalmente alterado. Por ello, un diagnóstico de la situación actual en esta temática se impone como necesario, creemos.Datos sobre la cantidad de árboles, su estado sanitario y físico, su distribución y los riesgos que pueden acarrear en ciertas zonas pueden completarse con un programa de protección del arbolado que incluya a los vecinos. Han existido en el pasado planes elogiables de gestión integral del arbolado en San Francisco. Por eso, no se trata de comenzar de cero. Experiencias sobran para tomar en consideración.
La condición de ciudad moderna agrupa necesidades y acciones tanto del municipio como de los vecinos en la protección de los árboles, así como la recuperación y jerarquización del espacio público. La preservación de una ciudad amigable con el medio ambiente y sustentable exige la responsabilidad ciudadana en el cuidado de los árboles. Son ellos quienes otorgan al espacio común vitalidad y estética que mejora la calidad de vida.