Análisis
Ante una nueva campaña de vacunación antigripal
La inmunización es clave para prevenir complicaciones severas. La conciencia ciudadana y campañas claras son esenciales.
Ante una nueva campaña de vacunación antigripal, es importante considerar los cambios que la pandemia ha traído a nuestras vidas, incluyendo ciertas creencias arraigadas. Un ejemplo alarmante es el rechazo a las vacunas. Como se ha expresado en más de una ocasión en esta columna, el fenómeno de los “antivacunas” adquiere relevancia por las implicaciones negativas que tiene para la salud, especialmente de las nuevas generaciones. Más aún: se pretende dar por tierra con una estrategia sanitaria que ha sido -sigue siendo- herramienta eficaz en la prevención de enfermedades.
En este contexto, es vital que las autoridades continúen promoviendo campañas de vacunación. La Secretaría de Salud de la municipalidad de San Francisco ha iniciado la campaña de vacunación antigripal 2025, inicialmente dirigida al personal sanitario con dosis proporcionadas por el Ministerio de Salud de la Provincia de Córdoba. Después de vacunar al personal sanitario, se informará sobre la continuación de la campaña para el resto de la población.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la influenza es una amenaza grave para grupos de riesgo como los adultos mayores, niños pequeños y personas con condiciones médicas preexistentes. Para estos grupos, la vacunación no solo previene complicaciones graves, sino que también alivia la presión sobre los sistemas de salud.
El año pasado, la gripe causó casi el triple de muertes en Argentina en comparación con el mismo período de 2023, según el Boletín Epidemiológico Nacional del Ministerio de Salud. Los expertos atribuyen esto a la baja cobertura de vacunación, lo que aumenta el riesgo de más casos y muertes. Por ello, es crucial reforzar la comunicación masiva para que se vacunen personas mayores de 65 años o menores de 65 con condiciones médicas que comprometan su salud, pacientes con enfermedades cardíacas, renales, hepáticas, respiratorias, personal sanitario y mujeres embarazadas.
El esfuerzo coordinado entre las áreas sanitarias de los distintos niveles del Estado debe permitir que la vacuna llegue a la mayor parte de la población. Sin embargo, una campaña efectiva requiere también de la promoción de una conciencia ciudadana que revierta la tendencia a considerar a las vacunas como elementos perjudiciales. Campañas de comunicación claras y accesibles pueden marcar la diferencia en la tasa de inmunización. Asimismo, es imperativa una amplia tarea de concienciación y reflexión acerca de la necesidad de que la gente se vacune contra una enfermedad a la que debe prestarse la mayor atención. La gripe puede ser motivo de trastornos de salud muy severos, por lo que la inoculación de la vacuna debe ser vista como una medida indispensable.