Violencia de género
Alberione, a 10 años del femicidio de Marita Lanzetti: “La víctima siempre muere”
A una década del caso que marcó un antes y un después en la justicia de San Francisco, el exfiscal Bernardo Alberione volvió a señalar las fallas estructurales del Estado y la desprotección de las víctimas. “El victimario tiene costo cero. La víctima también. Pero a ese cero hay que restarle mucho más”, denunció.
Este lunes 15 de abril se cumplieron 10 años del femicidio de María Eugenia “Marita” Lanzetti (45), la docente de nivel inicial que fue asesinada a puñaladas por su exmarido, Mauro Bongiovanni, dentro del jardín de infantes “Estrellitas Traviesas", justo cuando daba clases, en barrio Jardín, en San Francisco. El crimen no solo conmovió a la ciudad, sino que marcó un hito judicial local: fue la primera vez que se utilizó la figura de femicidio.
A una década del hecho, el exfiscal de Delitos Complejos, Bernardo Alberione, quien tuvo a su cargo la investigación del caso, publicó en redes sociales una profunda y dura reflexión titulada: “La víctima siempre muere”. En ese texto, denunció el desequilibrio entre la protección legal al acusado y la soledad que suelen enfrentar las víctimas.
“Hoy, a diez años de la muerte de Marita, vuelve a crujir nuevamente en mi interior ese sinsabor de los casi treinta años de Fiscal de delitos complejos. El delito, como del que fue víctima Marita, que muere físicamente ¿es una muerte evitable?; ‘Sí’. ¿Quién pudo haberla evitado? El Estado, el sistema que pregona y abandona”, escribió Alberione.
El exfiscal apuntó contra el sistema judicial por ofrecer garantías extensas y sostenidas a los acusados, mientras que la protección a las víctimas se diluye tras la denuncia: “El victimario tiene derecho desde el primer momento. Está representado legalmente, acompañado, escuchado. Tiene acceso a salud, contención psicológica, recreación y condiciones dignas de encierro. Todo garantizado por el Estado”, señaló.
“Ahora bien, esto tiene otra cara, la cara de la víctima. La víctima, que rara vez es supuesta, que como dije fue acompañada por el sistema hasta la denuncia. Después de eso, si ha logrado sobrevivir, el Estado brilla por su ausencia”, afirmó con contundencia.
Según Alberione, las víctimas que sobreviven —o sus familias, en caso contrario— quedan desamparadas: “No cuentan con representación legal, salvo que puedan pagarla. La asistencia psicológica, si la hay, es del sistema público colapsado. El Estado se desentiende de todo: su salud, su vida, su economía. Cero Pero a ese cero debemos restarle: marginación, abandono, dolor”.
El 26 de agosto de 2016, la Cámara del Crimen de San Francisco condenó a Bongiovanni a reclusión perpetua por homicidio doblemente calificado (por el vínculo y por violencia de género), desobediencia a orden judicial y portación de arma de uso civil sin autorización. El veredicto fue unánime: tres jueces técnicos y diez jurados populares votaron la pena máxima. En julio de 2019, el Tribunal Superior de Justicia confirmó la sentencia.
“El Estado tiene abierta una vía legal que funciona para el acusado, pero ¿y para la víctima? Es como si, luego de denunciar, desapareciera del mapa institucional”, expresó Alberione en una cita indirecta.
A diez años de aquel crimen que sacudió a toda la comunidad, la reflexión del exfiscal interpela no solo al sistema judicial, sino también a la sociedad entera. “Todas las personas tienen derecho a que se las respete, sea cual fuere su condición, y el Estado debe velar por ello. Pero la víctima también es persona. Y en este sistema, siempre muere”, concluyó.