Análisis
Ahora, dos meses en ascuas
Estará por verse si es real la interpretación de que el anhelo de libertad ha sido el motivo de la expresión ciudadana: interesante sería que el progresismo termine siendo conservador y el liberalismo revolucionario.
Domingo por la noche. La inesperada exitosa performance de la fuerza liderada por Javier Milei en las elecciones primarias fue un enorme sacudón para toda la política tradicional argentina. La pregunta que todo el país se hacía apenas se conoció el resultado tenía relación con las variables económicas, cuyo comportamiento apenas abriesen ayer los mercados marcaría el tono de lo que sobrevendría para la vida de los argentinos.
Pues bien, el gobierno nacional –derrotado y denostado en las urnas, así como dividido e ineficaz desde siempre- dispuso una importante devaluación del tipo de cambio oficial de $62,65 en el día o un 21,8%, a 350 pesos, una cotización que equipara al llamado dólar agro para incentivar las exportaciones. Esto significa además que los importadores ahora pagarán mucho más caro por el dólar, con un palpable efecto inflacionario en el corto plazo. Asimismo, dispuso un aumento de la tasa de interés de referencia al 118% anual, para contener la demanda de dólares tras la suba del oficial. El dólar libre voló hacia la barrera de los 700 pesos y todos los demás precios de la economía se dispararán otra vez.
Aun cuando la lógica de la teoría económica podría admitir estas medidas, como ocurrió en 2019, una vez más, un resultado electoral inesperado en esta particular elección que son las Paso ha profundizado el tembladeral en el que se vive en la Argentina. La incertidumbre se agudizó en un país en el que todo cambia en un minuto y nada lo hace en varios años, paradoja que, luego de la catástrofe de las dos coaliciones que se auto adjudicaban la mayor representación electoral, se viene repitiendo con asiduidad en las últimas décadas.
Quien tiene contactos familiares o sociales con jóvenes tomó nota del voto hacia La Libertad Avanza. Independientemente de la situación personal o social, fueron las nuevas generaciones las que gestaron el sorpresivo escrutinio. La rebeldía y el malestar se expresaron en toda su dimensión. Una franja social cansada de los flagelos que a diario amenazan su vida reaccionó frente a los desaguisados de una dirigencia que no es capaz de interpretar las demandas de la ciudadanía y sigue mirándose el ombligo.
Puede afirmarse que el resultado de las Paso ha expresado el rechazo al fracaso de la política tradicional y la bronca que ello genera en quienes no atisban a encontrar la luz en el horizonte. Estará por verse si es real la interpretación de que el anhelo de libertad ha sido el motivo de la expresión ciudadana: interesante sería que el progresismo termine siendo conservador y el liberalismo revolucionario.
De todos modos, lejos de las necesidades de la gente están hoy estas especulaciones sobre las corrientes ideológicas. Pero es sencillo pronosticar que la Argentina vivirá en ascuas los próximos dos meses, hasta las verdaderas elecciones presidenciales. En este contexto, una eternidad.