Prevenir la obesidad desde la infancia
Agustín aprendió a comer bien para mantener un peso saludable
Desde pequeños aprendemos con el ejemplo y en esto es fundamental el rol de la familia en educarlos en una alimentación sana y la práctica de actividad física. Agustín y su mamá María Alejandra aseguran que “todos están mejor” desde que adoptaron hábitos saludables a la hora de comer.
Por Isabel Fernández|LVSJ
La alimentación sana y el ejercicio físico son dos factores fundamentales para prevenir el sobrepeso y la obesidad, tanto en la infancia como en los adultos. Muchas veces nos dejamos tentar por la comida rápida o “chatarra”, tenemos malas costumbres como pasar mucho tiempo sin comer o el sedentarismo nos gana y eso es peligroso, ya que puede llevar a sufrir sobrepeso y llegar a la obesidad. Por eso adoptar hábitos saludables a la hora de comer es clave.
Con 12 años Agustín está aprendiendo a nutrirse de manera equilibrada y así lograr un desarrollo saludable. Encontró la guía en Alco San Francisco, donde su mamá María Alejandra Culoccione, encontró las herramientas para implementar el cambio.
Cada 4 de marzo se celebra el Día Mundial de la Obesidad con la finalidad de visibilizar esta enfermedad que afecta cada vez a más personas y promover estrategias de prevención. La jornada fue establecida por la Federación Mundial de la Obesidad en 2015.
Las familias tienen un papel clave en esto, ya que, desde pequeños, aprendemos por ejemplos, por imitación. Por eso es fundamental que los adultos den el ejemplo y les enseñen a los chicos a comer de forma saludable, además de inculcarles la práctica de actividad física.
Es muy importante tomar conciencia de que como comunidad tenemos la responsabilidad compartida de comunicar e informarse sobre la obesidad, siempre desde una base de respeto y empatía, evitando así, la discriminación y estigmatización de las personas con esta enfermedad.
La vida de Agustín cambió desde que se alimenta de manera más sana desde hace unos meses. “Aprendí a comer menos cantidad, una sola porción, hago seis comidas al día, incorporé colaciones, frutas, verduras y además ahora hago más ejercicio, salgo con mis amigos en bici, corremos o juego al paddle. No me molestó para nada cambiar la forma de alimentarme y ya me acostumbré”, contó a LA VOZ DE SAN JUSTO.
Por su parte su mamá María Alejandra afirmó que la decisión fue por consejo del pediatra para mantener equilibrado el peso. “Cambiamos los hábitos para prevenir y que no termine comiendo demás, porque eso lo puede llevar al sobrepeso. Se alimenta de una manera más organizada y no llega a las comidas principales con hambre”, explicó.
Destacó que el cambio no fue solo para Agustín, sino que toda la familia aprendió a comer diferente. “Yo también me acople al plan y lo hacemos toda la familia. Antes hacía comidas diferentes pero ahora todos comemos más sano y organizado. No hay nada prohibido, comemos de todo, pero poquito, sin dejar de lado la actividad física, todos nos sentimos mejor”.
Alejandra remarcó que la educación y el ejemplo en casa son fundamentales: “Educándolos desde chicos en buenos hábitos de alimentación podemos prevenir la obesidad y también otras enfermedades que pueden venir”.
“Hay muchos profesionales y está Alco donde podemos encontrar herramientas para cambiar la forma de comer y estar más saludables”, afirmó.
Los niños deben alimentarse de manera saludable
A nivel poblacional, el incremento en los niveles de obesidad está relacionado con cambios en los estilos de vida y los alimentos que se consumen. Los niños no están exentos de esta realidad: (están expuestos a constantes ofertas de alimentos ultraprocesados, engañosamente publicitados como saludables y nutritivos. Estos productos artificiales, tan adictivos y llamativos, han logrado ganar un espacio en la alimentación de los niños, superando al consumo de alimentos naturales como frutas, cereales integrales, verduras y legumbres, fuente de fibras, vitaminas y minerales. A éste fenómeno alimentario, se le suma el estilo de vida sedentario, causado principalmente por la mayor cantidad de tiempo que los niños están frente a las pantallas.
Las licenciadas en Nutrición, Natalia Cravero (MP-2156) y Ana Clara Galliano (MP-2963) del Sanatorio y Clínica San Justo, remarcaron en diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO que se debe “desmitificar la idea de que ‘el niño, por ser niño, puede y necesita comer a diario alimentos nocivos, exceso de dulces, ultraprocesados, ya que esto no le hará daño’”.
“Las pautas de alimentación saludable para un niño, son las mismas que para un adulto –destacaron-. Nuestro límite como adultos en relación a las comidas es una forma de amor y cuidado”.
Afirmaron que los niños “son nuestro reflejo, no podemos exigirles lo que no hacemos como adultos. Organizar de manera saludable la alimentación familiar es el lugar adecuado y el momento oportuno para la prevención de la obesidad y otras enfermedades crónicas”.
Advirtieron que el exceso de peso “afecta los derechos de niños y adolescentes ya que es un factor de riesgo de enfermedades crónicas no transmisibles, como diabetes, cáncer, enfermedades cardiovasculares, trastornos músculo-esqueléticos y enfermedades respiratorias, incremento de la tensión arterial, indicadores tempranos de problemas cardíacos y resistencia a la insulina. Todo esto, afecta la salud y la calidad de vida. También está relacionada con múltiples problemas psicosociales como menor rendimiento escolar”.
Prevenir desde chicos
La prevención de la obesidad es especialmente importante en la infancia, ya que se asocia a menor probabilidad de padecerla (obesidad) en la edad adulta. ¿Qué actividades se pueden realizar desde la infancia para prevenirla?.
Las nutricionistas brindaron una serie de recomendaciones para prevenir:
- Desde la concepción del niño, el estado nutricional y la calidad alimentaria de la madre gestante, son factores de determinantes para la salud futura del niño y en la probabilidad de desarrollar obesidad en el futuro.
- La lactancia materna exclusiva hasta los seis meses de edad del niño y la incorporación de alimentos acorde a la edad y a la maduración fisiológica del niño, tratando de no adelantar la incorporación de los mismos, son factores de suma importancia.
- La elección de alimentos naturales, evitando el consumo de alimentos envasados, empaquetados y enlatados, como por ejemplo: galletas, snacks, gaseosas jugos, golosinas, etc.
- Tratar de volver a la cocina casera, tratando de incluir variedad de frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, lácteos, carnes, huevos y disminuir el consumo de panes y productos elaborados con harinas blancas.
- El aburrimiento está muy relacionado con la ingesta de alimentos, tratar de establecer horarios para realizar las comidas y no comer a cada rato. Para esto es, es muy importante que el niño realice juegos activos, practique deportes y que este la menor cantidad de horas posible frente a las pantallas.
- No se sugiere obligar a comer al niño cuando no siente apetito. Tampoco exigir que terminen el plato, cuando frenen de comer. Los niños reconocen bien cuándo se sienten llenos.
- Evitar premiar o castigar con alimentos.
- La mejor bebida es el agua. Evitar los jugos y bebidas artificiales a diario, tengan o no azúcar es una buena elección.