Día del Médico
Adrián Vilchez: “Yo estaba llamado a ser médico”
El próximo 3 de diciembre se celebra el Día del Médico y rescatamos el testimonio vivo de la vocación y entrega por sanar del doctor Adrián Evangelio Vilchez, quien, con 94 años, sigue brindando una palabra de aliento y el consejo para cuidar la salud a quienes necesitan.
Por Isabel Fernández
Hoy surcadas por las arrugas, las manos que auscultaron corazones, recibieron bebés recién nacidos y curaron heridas durante tantos años, se siguen brindando en cada encuentro a sus pacientes: la comunidad sanfrancisqueña.
A sus 94 años y aunque está retirado desde fines de 2019, el doctor Adrián Evangelio Vilchez, quien fue el médico de familia de muchos vecinos de la ciudad y la zona, todavía tiene una palabra de aliento y un consejo para cuidar la salud. “Hay que vivir con alegría, estoy bien porque estoy vivo”, dice siempre el doctor.
En el marco del Día del Médico que se celebra el próximo martes 3 de diciembre, LA VOZ DE SAN JUSTO dialogó con el doctor Vilchez, un testimonio vivo de la vocación y entrega por sanar.
“Querer es poder, hay que ser buen amigo, hacer el bien sin mirar a quien, vivir con mucha esperanza porque Dios lo va a ayudar el día de mañana, tener siempre mucha caridad y prestarse a todos para conversar, estar dispuesto a brindar buenas ideas y palabras a los demás. Es importante amar a Dios sobre todas las cosas y cuidarse a sí mismo”, aconsejó a todos el doctor Vilchez.
El llamado a sanar
Pasaron 65 años desde que recibió su diploma de médico cirujano, un 26 de noviembre de 1959, que logró tras mudarse a la ciudad de Córdoba desde su humilde hogar en Villa Dolores con la firme decisión de convertirse en médico y cumplir con su vocación de ayudar a los demás.
“Yo estaba llamado a ser médico. A los 21 años, una mañana me levanté y le pedí permiso a mi padre para ir a Córdoba a estudiar medicina, era casi imposible económicamente porque mi padre tenía un coche plaza, pero me apoyaron y me fui a parar a la casa de unos parientes lejanos, ahí hice mi carrera y al mismo tiempo trabajé de dactilógrafo”, aseguró Vilchez quien fue galardonado en 2018 como Arquitecto Social de San Francisco.
Tras recibirse trabajó muchos años en Arroyito, después en Castelar y finalmente en la Clínica de Especialidades “Enrique J. Carrá (h)” de nuestra ciudad, donde llegó por varios pacientes que tenía en los pueblos. Comenzó haciendo guardias en la Clínica Carrá los días viernes, las cumplía y volvía a Castelar, hasta que se instaló definitivamente en San Francisco en 1988.
Ejercer la medicina en la zona de Castelar fue todo un desafío que le dejó muchas enseñanzas. “La última materia que rendí en la carrera fue Clínica Médica, sabía tanto de medicina que cuando fui a Castelar donde no había nada, cuando llovía la localidad quedaba aislada. Allí tenía que hacer de todo, atendía partos, niños, accidentes, enfermedades, traumatología y hasta psiquiatría, lo que llegaba y me llamaban a cualquier hora”, recordó el médico.
“Todos los que atendí, hoy son mis amigos. Me los encuentro en la calle y todos me saludan con mucho cariño, siempre tengo una palabra de aliento para ellos, si están bien entonces yo estoy bien. Los médicos deben tratar de resolver sus problemas, no pensando lo que uno va a ganar, sino pensando que ese enfermo tiene que estar bien. Hay que amarse a sí mismo para poder amar al paciente” aseguró.
El apoyo incondicional de su esposa Clelia Susana "Cuca" Villarreal Esforza fue fundamental para su tarea durante esos años, ella fue su secretaria, su compañera y lo ayudó mucho, juntos trabajaron y criaron a sus hijos.
“Mi esposa me apoyó y me acompañó mucho en toda mi carrera, ella y la medicina fueron mis dos amores. En Castelar la gente me pagaba con chorizos o huevos, pero ella una vez me dijo basta y comenzó a cobrar las consultas. Yo siempre fui más austero. Me costó mucho sacrificio para recibirme y tengo que atender a toda la gente para devolver este favor que Dios me dio de poder ser médico”, contó.
Una mente lúcida y activa
Aunque su cuerpo refleja el paso de los años, el doctor Vilchez tiene una mente lúcida que continuamente mantiene activa: conversando con la gente amablemente, caminando con su bastón al que llama su “amigo” para hacer mandados y también cuidando sus plantas que llenan de verde y vida el balcón de su departamento.
“Me quedan seis años, porque hice un contrato con el Tata Dios para llegar a los cien”, dijo entre risas el doctor y aseguró que sus plantas “son una terapia. Converso con ellas y me mantengo ocupado”.
“Querer es poder, hay que ser buen amigo, hacer el bien sin mirar a quien, vivir con mucha esperanza porque Dios lo va a ayudar el día de mañana, tener siempre mucha caridad y prestarse a todos para conversar, estar dispuesto a brindar buenas ideas y palabras a los demás. Es importante amar a Dios sobre todas las cosas y cuidarse a sí mismo”.
Doctor Adrián Vilchez
Un día en honor al médico caribeño que descubrió como frenar la fiebre amarilla
Cada 3 de diciembre se conmemora el Día del Médico y su origen tiene que ver con un importante descubrimiento de un médico cubano. El 3 de diciembre de 1833 nació en la ciudad de Camaguey, Carlos Juan Finlay Barrés. Su padre tenía un origen británico y también fue médico. De ahí le vino su pasión por la medicina.
Finlay Barrés comenzó a investigar la propagación de la fiebre amarilla. En su informe planteó, inicialmente, que la enfermedad se transmitía por la picadura del mosquito. Esto no fue aceptado en su momento, ya que en esos años se consideraba que el contagio se concretaba por objetos o ropa que estuvieron en contacto con enfermos.
Luego de casi veinte años no hubo avances sobre la enfermedad hasta que en 1901 se creó en una comisión para luchar contra la fiebre amarilla.
Esa junta de investigadores comprobó que la teoría del doctor Finlay era cierta y comenzó a trabajar en torno a la prevención y a la lucha contra el mosquito Aedes aegypti. Desde ese momento quedó confirmado como principal agente de la propagación de la enfermedad.
Recién en 1955, la Confederación Médica Panamericana (CMP) estableció el natalicio del doctor cubano para conmemorar el Día del Médico, ya que por su descubrimiento se salvaron miles de vidas.
El día del médico en la Argentina
En 1956 el Colegio Médico de Córdoba se adhirió a la conmemoración promovida por la CMP, este hecho fue avalado por la Confederación Médica Argentina y el gobierno nacional de la República Argentina oficializó la fecha de la conmemoración por decreto.