Sociedad
A 90 años de la construcción del edificio de la Escuela Normal
El edificio de la Escuela Normal es un emblema la ciudad y está cumpliendo 90 años. Por sus aulas y pasillos transitaron generaciones de sanfrancisqueños que recibieron educación de calidad.
Por Daniel Lario (*)
La Escuela Normal Superior “Dr. Nicolás Avellaneda”, en ese entonces Escuela Normal Mixta fue fundada el 26 de agosto de 1912 siendo su primer director Pascual Bailón Sosa.
Comenzó a funcionar en un edificio provincial ofrecido en calidad de préstamo por el Consejo Nacional de Educación.
Al finalizar 1913 se hizo evidente la estrechez del edificio, por lo que Sosa arrendó los solares contiguos a don Pedro Mina y de esa manera al iniciar las clases en 1914 el edificio ya contaba con tres cuerpos, el edificio provincial y los colindantes, es decir toda la cuadra.
El director siguió procurando la construcción del edificio propio y ante este pedido los hijos del fundador de la ciudad, los hermanos Iturraspe ofrecen un terreno para realizar dicha construcción.
En 1918, el primer director de esta escuela Pascual B. Sosa recibe su jubilación, asumiendo el cargo de Director el Prof. Cecil E. Newton quien advierte los inconvenientes de exigüidad del local y la falta de esenciales complementos para este establecimiento, por lo que se aboca a la tarea de iniciar los trámites para lograr el anhelado edificio propio.
La estrechez, pequeñez del edificio y la sanidad del mismo reclamaba mucha preocupación por parte de Newton y a pesar de los años transcurridos desde la donación de los terrenos de destinados al nuevo edificio por parte de los Sres. Iturraspe, no se lograba la iniciación de las obras por falta de fondos.
Correspondiéndole al diputado por Buenos Aires, don José Antonio Amuchástegui, ante las reiteradas solicitudes vecinales, presentar el proyecto para la construcción del edificio, proyecto que en 1929, renueva y se consigue su ejecución el diputado por Córdoba y afincado en San Justo, Dr. Alejandro Gallardo.
El Comienzo de las Obras:
La suma requerida para la construcción de la importante obra ascendía, como quedo dicho, a $ 652.433,16 m/n. El poder Ejecutivo disponía sin embargo solo $150.000, una suma insuficiente y que de no emplearse de inmediato volvería a generar nuevas dificultades, puesto que habría sido necesario incluir nuevas partidas en el proyecto.
En éstas circunstancia el Dr. Gallardo logró del entonces presidente Yrigoyen, la firma del siguiente decreto; que marcó el comienzo de la importante construcción:
“Visto el proyecto del Ministerio de Obras Públicas, sobre la construcción de un edificio para la Escuela Normal de San Francisco, Córdoba, cuyo presupuesto asciende a $652.433,16 m/n y considerando que solo se dispone de un crédito de $150.00 para la construcción de la citada escuela, y teniendo en cuenta la importancia de los servicios que está llamada a prestar y que nada obsta para aprobar el proyecto y autorizarla en la iniciación de los trabajos hasta la concurrencia de dicho crédito, el Poder Ejecutivo decreta:
Art. 1º: se aprueba el proyecto de presupuesto de $652.433,16 m/n, para la ejecución de los trabajos por vía administrativa hasta la concurrencia de $150.000.-
Art. 2º: Se imputará el gasto de partida 51, del anexo L, inciso 1, ítem 5 de la ley de presupuestos.-
Art. 3º: Denunciándose al Congreso Nacional, como el presupuesto de ésta obra alcanza a la suma de $652.433,16 m/n, habiendo el Ministerio de Obras Públicas preparado oportunamente la documentación, para recabar del mismo la sanción del crédito restante.”
Firmando: Hipólito Yrigoyen
J. B. Avalos
En 1932 finalmente comienzan las obras de construcción pero no en el terreno donado por los hermanos Iturraspe, sino en un terreno entregado por la Superioridad al Primer director Pascual B. Sosa. La partida inicial de $652.433,16 debió ser dos veces ampliada por el disputado Dr. Benjamín Palacios, tan amigo y benefactor de esta zona.
Si bien la construcción del edificio comenzó en el año 1932, no será hasta un 21 de marzo del año 1934 cuando quede parcialmente habilitado la primera parte y el traslado de una sección de la escuela en su actual ubicación , quedando habilitado en forma total para su uso un 3 de mayo del mismo año. Aún así el día 7 de junio del mismo año, el gobierno nacional debió disponer de una nueva partida de 232.670 pesos para la terminación de las obras.
A modo de ofrenda, el 17 de octubre del año 1934, las alumnas Yolanda Alemani, quien fuera durante muchos años la ex alumna más anciana de dicho establecimiento y que fallece este año a una edad centenaria en la ciudad de Córdoba, junto a Nélida Padovani, Josefa Malano y Ernestina Gramaglia realizaron un talla de yeso, patinado en bronce, que entregaron en homenaje al establecimiento educacional. Constaba de un escudo nacional y en la inferior una figura de dos mujeres con la leyenda “Escuela Normal Mixta – San Francisco “ y media 1,50 por un metro. En la actualidad se desconoce cuál fue el destino de dicha talla de yeso.
Características arquitectónicas del edificio
La Escuela Normal Superior Dr. Nicolás Avellaneda posee una superficie total de 7.430,28 m2 ocupando una manzana completa de la ciudad, limitada al Norte por el Bv. Sáenz Peña, al sur por la calle Gerónimo del Barco, al este por la calle Rivadavia y al oeste por la calle Córdoba.
Hasta agosto del año 1937, la calle sur de la escuela se llamaba Pérez Galdoz, pero fue en esa fecha y durante la intendencia de Raúl Villafañe (ex alumno de la escuela, perteneciente a la tercera promoción del año 1918) que se decide cambiar por el nombre de Gerónimo del Barco en agradecimiento por las acciones realizadas tendientes a lograr el presupuesto para la creación de una Escuela Normal para la localidad de San Francisco. Con anterioridad, un 8 de setiembre del año 1936 el Poder Ejecutivo de la Nación la bautizó con el nombre de “Doctor Nicolás Avellaneda, en conmemoración del cincuentenario de la fundación de la ciudad de San Francisco y en vísperas de cumplirse el natalicio de tan ilustre prócer.
Fachada
El edificio de la escuela se destaca por tener una fachada neocolonizante de la época con corte modernista en sus aberturas .La fachada del edificio pone en interés una propuesta moderna con intenciones decorativas, que sin embargo, logra mantener la simplicidad y el equilibrio clásico al distribuir ventanas y accesos en forma armónica y simétrica. El conjunto de la fachada logra transmitir un mensaje de imponente estructura y de influencia “palaciega” al colocar escalinatas en la puerta de entrada, utilizadas como símbolo de “acceso” y ascenso hacia el conocimiento dado por el magisterio. El orden clásico de la fachada y puerta de entrada se conjuga con el toque colonial de las tejas y la distribución armónica de aleros y pequeñas ventanas en la parte superior, dando idea de masa arquitectónica al conjunto de la construcción.
El edificio es un exponente del interés del Estado interventor de la década del treinta y su preocupación en la construcción y organización de sus edificios públicos, poniendo de relieve la experiencia y el gusto del español Pelayo Sainz en las construcciones de neto corte neocolonial, puesta en evidencia en la fachada del establecimiento educativo
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El arquitecto Pelayo Sainz, director del Ministerio de Obras Públicas de la Nacion, siguió un criterio innovador en la concepción para el diseño y la construcción del edificio escolar. Por un lado estableció un sistema edilicio de acuerdo a tres distintos tamaños de lotes pero con un patrón compositivo único, pórtico monumental y fachada con sencillo lenguaje clásico o neocolonial . Por otra parte, y con fin de optimizar la gestión evitando demoras y trabas burocráticas, la construcción del edificio fue licitada sobre la base de los planos y especificaciones preparadas por arquitectos especializados, comprando el Consejo el edificio terminado
La condición de modelo otorgada al edificio orientó la determinación del estilo neogriego o neocolonial que no fue utilizado como mera decoración aplicada. Antes bien fue manejado como componente arquitectónico en la definición de los espacios interiores, exteriores y en el frente del edificio. La utilización de cierto orden para los exteriores, los patios y los interiores más jerarquizados, muestran la versatilidad casi funcional, presente también en el diseño formal, constructivo y funcional del edificio
Hall de entrada
Al franquear las puertas de entrada, nos introducimos en un Hall revestido con mosaicos de motivos arabescos en las tonalidades del blanco y azul que siendo de época dan cuenta del interés y el cuidado en la selección de los materiales para la construcción del edificio. El cielo raso del Hall de entrada, así como la galería principal que conectan en forma armónica con tres naves simétricas, contiene lámpara de estilo Art Decó de la década del 30 conservándose en perfecto estado de uso aún hasta nuestros días. El piso de mosaicos del Hall de entrada, de elementos españolizantes, se conserva en excelente estado de conservación otorgándole un plus como valor patrimonial y arquitectónico al conjunto de la construcción.El vestíbulo en su conjunto se enmarca con estatuas de madera y mármol y con placas de bronce que dan cuenta del acontecer de las diversas promociones de magisterio que pasaron por nuestra institución .Las aberturas, de la época de construcción realizadas en pinotea , dan acceso a habitaciones que se distribuyen armónicamente para dar lugar a espacios que estaban reservados a regencia, dirección y vicedirección.
Recorriendo la nave central de la estructura arquitectónica se da paso a espaciosas aulas que están flanqueadas por enormes ventanales que posibilitan la entrada de luz otorgándole al conjunto arquitectónico la luminosidad necesaria para su apreciación general. Una habitación lateral del Halll de entrada contiene en su interior una escalera revestida en mármol blanco con baranda de hierro forjado que conecta a una planta alta, que en sus comienzos funcionaba como un espacio arquitectónico destinado a disponer de la vida íntima y familiar de los primeros directores del establecimiento. La planta alta de la fachada se distribuye en una galería o pasillo que conectaba con habitaciones destinadas a dos dormitorios, sala de estar, comedor, escritorio, un baño, cocina, patio y un pequeño altillo.
A fines de la década del noventa del siglo XX, el edificio de la escuela ganó nuevos espacios al construirse más aulas en la parte oeste del establecimiento , sobre calle Córdoba, así como salas de computación y de conferencias en la planta alta de la construcción.
El Edificio de la Escuela se caracteriza también por tener dos plantas altas: Planta Alta Este y Planta Alta Oeste.