El legado de cuidar la casa común
El mensaje de Francisco de Asís es universal. Por ello, aplicable a la ciudad que lo adoptó como patrono. Cuidar la casa común nos obliga a la unidad en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral de nuestra comunidad
La fiesta patronal de nuestra ciudad ha sido siempre una jornada especial para quienes la habitamos. No por el día no laborable. Sí, por el mensaje que ha dejado uno de los más grandes personajes de la cristiandad. Es que los siglos pasan y el legado de San Francisco de Asís sigue teniendo vigencia. Es más, cobra renovada actualidad en estos tiempos en los que las sucesivas crisis económicas han sumido en la desesperanza a millones de seres humanos y el cambio climático pone en riesgo la existencia misma de la humanidad.
El ejemplo de San Francisco de Asís está basado en la austeridad y en la humildad. Virtudes que, en todos los tiempos, han escandalizado al poder e interpelado conciencias. Su desprendimiento no es un elogio a la pobreza material. Es una denuncia perenne frente a su profundización y a las condiciones misérrimas de vida que sufren millones de seres humanos. También la vida del santo fue un modelo de hondo respeto por la naturaleza. En este tema, el legado es contundente: la tarea de preservar el orden natural no es opcional.
El santo patrono sería hoy un defensor ferviente de la economía circular, ese modelo de producción que busca ser sustentable a través de la optimización de los recursos, los cambios en los hábitos de consumo y el aprovechamiento de los residuos a través del reciclaje. Es una orientación de vida, además, que pone de manifiesto la posibilidad de enmendar el drama de la pobreza y, fundamentalmente, rescatar el valor de todos los recursos naturales.
San Francisco de Asís es un modelo de relación horizontal entre los seres humanos y su entorno, que rompe la idea de dominación y se hace servidor del contexto natural. En la Encíclica Laudato Sí, el Papa Francisco reclama la corporización del mensaje del "poverello" de Asís. Y adopta el concepto del modelo circular de producción "que asegure recursos para todos y para las generaciones futuras, y que supone limitar al máximo el uso de los recursos no renovables, moderar el consumo, maximizar la eficiencia del aprovechamiento, reutilizar y reciclar".
En ese texto, el Pontífice afirma que San Francisco "es el ejemplo por excelencia del cuidado de lo que es débil y de una ecología integral, vivida con alegría y autenticidad". Agrega que "la pobreza y la austeridad de San Francisco no eran un ascetismo meramente exterior, sino algo más radical: una renuncia a convertir la realidad en mero objeto de uso y de dominio". Para San Francisco de Asís no había nada desechable. Así lo certifica su llamado fervoroso a la "conversión", a cambiar la manera de vivir. A terminar con la cultura del descarte y engendrar la cultura del cuidado.
El mensaje de Francisco de Asís es universal. Por ello, aplicable a la ciudad que lo adoptó como patrono. Cuidar la casa común nos obliga a la unidad en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral de nuestra comunidad.