Coleccionismo
Rafael publica en LA VOZ para encontrar estampillas
Un coleccionista cordobés saca un aviso en nuestro diario para conseguir nuevas colecciones.
Por Stefanía Musso | LVSJ
El estudio y coleccionismo de sellos postales, también conocido como filatelia, es una de las actividades más populares del mundo. Millones de aficionados toman su tiempo para estudiar y clasificar sellos de todo el mundo, sin importar cuán valiosa o única se trate la pieza.
En LA VOZ DE SAN JUSTO, un aviso en la sección de clasificados muestra el interés de coleccionistas por encontrar piezas únicas: “Compro colecciones avanzadas de estampillas. Rafael”. Así es el aviso en la sección de clasificados de nuestro diario.
Esta publicación pertenece a Rafael Casajus, un psicoanalista oriundo de la ciudad de Córdoba que se dedica a la filatelia desde niño y desde entonces, nunca detuvo su colección.
La misma, que ya tiene casi medio siglo, hoy cuenta con el acompañamiento de su esposa Miriam.
En la búsqueda, nuestro diario se convirtió en un puente de contacto con muchos sanfrancisqueños y vecinos de la región que nos leen y gracias a eso, consiguió importantes tesoros que ya tiene en su poder. “Hace unos días me contactaron desde San Francisco para venderme unas piezas. Nos contactamos por WhatsApp, me interesó, le giré el dinero y ahora tengo que ir a buscar la encomienda”.
Basado en la confianza, el psicoanalista cordobés asegura que la filatelia es una pasión en su vida. “No conozco la ciudad de San Francisco, pero desde hace muchos años colecciono estampillas y desee hace 10 años empecé a publicar en distintos diarios y sitios de Internet que compro colecciones. Lo hago en San Francisco, Río Cuarto, la ciudad de San Luis entre otras”.
“Lo que interesa es comprar las grandes colecciones y trabajarlas. Me gusta el proceso de la organización, la clasificación por países; temas y en función de lo que tengo, lo cotejo con mi colección original”, señaló.
“No se puede hablar de colecciones completas porque es tan vasta que siempre falta algo, una pieza, una serie, un año. Nosotros nos manejamos con dos catálogos. Uno universal que tiene todos los países del mundo y uno nacional. Toda pieza tiene un número asignado y lo controlamos con el catálogo”.
“La filatelia se divide en dos, entre la cantidad y la calidad. En la cantidad, pasa la clasificación y el orden. En cuanto a la calidad, hay cosas de mucho prestigio, pero a veces son estampillas antiguas pero comunes. Siempre digo que tener una estampilla cara en casa es como encontrar 100 dólares en la calle”, afirmó Rafaél.
“Las estampillas se imprimieron de a millones, pero las que tienen alguna característica como pueden ser las de la Segunda Guerra Mundial, son difíciles de encontrar porque esas ya están en manos de filatelistas y no las venden por nada del mundo”.
Un hobby compartido
Este hobby que tiene el lector del diario es compartido con su esposa. “Esto lo comparto con ella y en los momentos libres entre paciente y paciente o los fines de semana nos dedicamos a la filatelia”
La pasión de este vecino cordobés comenzó cuando era muy chico y desde ese entonces las colecciona. “Retengo estampillas desde que un tío me contó que tenía unas guardadas en un cajón. Cuesta agrandar la colección porque se necesita dinero, pero hay formas de obtenerlas. Sin embargo, en estos tiempos, el bolsillo ayuda”.
“Contrario a lo que la gente cree, la estampilla no es un resguardo de valor, excepto las primeras estampillas inglesas o del Zeppelin de la Segunda Guerra Mundial, pero esas son casi imposibles de encontrar”.
Apasionado como pocos, el psiquiatra aseguró que ya casi no hay jóvenes coleccionistas. La razón, según Casajus es que “ya casi no hay estampillas y hoy se troquela en los correos, dejando de usar estas piezas y ese es el motivo por el cual no hay filatelistas jóvenes. Tratamos de apadrinar a jóvenes para que comiencen la actividad, pero es más común que los chicos vendan colecciones de personas fallecidas, principalmente hombres y no saben qué es ese material. Esas colecciones quedan y lo que para muchos puede ser un acceso de dinero, para mí todas son un tesoro”.
“Es difícil ponerle precio a una estampilla y también requiere de tiempo. Por eso, son pocos los que lo hacen. Es una pasión”, concluyó Casajus.
Historia
Esta disciplina tiene su origen en el siglo XIX, cuando varios países del mundo comenzaron a emitir sellos postales. A partir de ese entonces, los aficionados se han dedicado a coleccionar, no solo sellos, sino también sobres, postales, matasellos y otros objetos relacionados con la historia postal.
En el mercado de la filatelia existen algunas piezas destacadas tanto por su lugar en la historia, como también por ser únicas y difíciles de encontrar. Algunas de ellas cuestan millones de euros, con valores que sólo van a aumentar con el paso del tiempo.
Para contactarse con Rafael Casajus, escribir al correo electrónico [email protected]. Teléfono: (0351) 1522321499.