
Una campaña incentivó a varones a identificar mandatos machistas, a cuestionarlos y construir nuevas masculinidades.
El diputado nacional Leonardo Grosso se preguntó esta semana en su cuenta de Twitter "¿Qué estamos haciendo los varones?" ante la noticia del femicidio de Úrsula. "En el 2020, la línea 144 recibió 108.403 denuncias por violencia de género, donde el 90% de las agresiones a mujeres son producidas por varones. ¿Por qué este dato no nos interpela lo suficiente? ¿Por qué nos desentendemos con facilidad del problema?", agregó. "Para que un femicidio suceda este sistema de privilegios se reproduce en nuestro silencio y nuestra comodidad", aseguró el legislador.
Esta semana se conoció una carta que escribió en las redes sociales un exnovio de Úrsula, Oliver Barret, que sumó a este debate. "De alguna forma tengo que pedir perdón por no hacer más cuando me dijiste que la estabas pasando mal, pero no querías que se entere tu familia", escribió Barret y reconoció que "esto se pudo haber evitado".
Por su parte, Facundo Acuña, de 37 años, que trabaja en comunicación institucional en el partido bonaerense de Morón, reconoció: "Estamos entrando en una etapa en la cual los varones nos tendríamos que interpelar nosotros mismos". "Lo que sucede es que las que nos interpelan son las mujeres y hay mucha resistencia de los varones a dar una respuesta o cuestionar nuestros propios privilegios. Un ejercicio sano sería empezar a ver qué cuestiones de nosotros mismos hacen que la violencia hacia las mujeres se reproduzca", aseveró en diálogo con Télam. En ese sentido, Acuña compartió que "en los grupos de amigos nos pasa que no identificamos del todo los micromachismos en nuestras relaciones con las mujeres".

El especialista recomendó que se debe reunir cada vez más a varones que estén proponiendo otros modelos de masculinidades.
"La clave para empezar una deconstrucción tiene que ser entender lo que cuestiona el feminismo. No busca eliminar a los hombres, sino que busca que haya igualdad de oportunidades y de derechos", afirmó. Enrique Stola, psiquiatra feminista, explicó a Télam que "la mayoría de los varones que se reconocen como heterosexuales y que cumplen con las normas sociales son un claro sostén ideológico y de la práctica del sistema de dominación masculina, y esto da cobertura y espacio ideológico a los machos más violentos que terminan matando".
Stola aseveró que se trata "de un tema de poder", por lo que "para que la violencia extrema se modifique, los varones tienen que dejar de sostener las múltiples violencias de baja intensidad que sufren las mujeres cotidianamente".