Una idea que congrega, no divide
La imposición del 24 de marzo como feriado incluyó solapadamente el intento de aprovechar políticamente el tema de los derechos humanos, lo que quedó luego patentizado en las innumerables situaciones que se vivieron en la última década.
Tuvo repercusión nacional la opinión del obispo diocesano, monseñor Sergio Buenanueva, publicada en este diario recientemente, acerca de la polémica suscitada por la decisión -luego revertida- de que dejase de ser fijo el feriado del 24 de marzo. Como se conoce, esta efeméride pretende rescatar el valor de la memoria para que las nuevas generaciones comprendan la necesidad de vivir en armonía, alejados de los desencuentros, el odio y la violencia que caracterizaron a la oscura época de los años 70 en el país.
Pero también es verdad que la imposición del 24 de marzo como feriado incluyó solapadamente el intento de aprovechar políticamente el tema de los derechos humanos, lo que quedó luego patentizado en las innumerables situaciones que se vivieron en la última década. Fue en ese lapso cuando el concepto de derechos humanos podía entenderse en una sola dirección, pretendiéndose enderezar un camino sinuoso y bastardeando una idea con intereses políticos manifiestos.
Fue un error grave del gobierno nacional hacer móvil al feriado del 24 de marzo. La enmienda posterior no le quita responsabilidad. Es que pareció que se pretendía reinventar la efeméride, dando un viraje abrupto, en lugar de devolverla al lugar donde necesariamente debió ubicarse. Esto es, como una conmemoración de la tragedia argentina en la que vastos sectores de la sociedad se sumergieron en una espiral de odio, intolerancia y extremismo ideológico.
Por eso, resultó oportuna la reflexión del obispo de San Francisco. Monseñor Buenanueva, dando su opinión negativa hacia la movilidad del feriado, aunque dijo que "necesitamos un mayor ejercicio de diálogo y debate ciudadano". Y expresó: "No me convence que hagamos memoria de la gran tragedia argentina precisamente el día en que fue roto el estado de derecho y el orden constitucional". Por ello, manifestó que para hacer memoria, "el 10 de diciembre, sería más apropiado. Ese día, los argentinos pronunciamos un sí no solo a la democracia, sino a todo un modo de entendernos a nosotros mismos y nuestra convivencia, como hasta entonces no lo habíamos hecho".
Cabe señalar además que el 10 de diciembre de cada año, se conmemora internacionalmente el Día de los Derechos Humanos, pues recuerda la jornada que, en 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la declaración universal sobre esos derechos, que no pueden seguir siendo un botín de la lucha política e ideológica.
Merece, por lo tanto, ser tenida en cuenta la opinión del obispo de nuestra diócesis. Porque hacer ejercicio de la memoria es necesario pero no para seguir dividiendo a los argentinos, sino para congregarlos en torno a los valores comunes que identifican un modo de vivir.