Un nuevo escenario
La elección oficialista superó las expectativas de buena parte de los analistas y despejó incógnitas en torno al apoyo popular que tendría la gestión del gobierno. No obstante, pretender subirse a la soberbia luego de un resultado favorable no es una actitud correcta, porque no se haría en ese caso ningún favor a la consolidación de un nuevo escenario político argentino.
La palpitante vida política argentina tuvo en las elecciones primarias del pasado domingo una nueva vuelta de tuerca. Con mayor amplitud que lo que se preveía, el gobierno nacional consiguió un respaldo a su gestión, que es muy posible sea consolidado en los comicios del próximo 22 de octubre.
La elección oficialista superó las expectativas de buena parte de los analistas y despejó -si no todas- varias incógnitas en torno al apoyo popular que tendría la gestión del gobierno. No obstante, pretender subirse a la soberbia luego de un resultado favorable no es una actitud correcta, porque no se haría en ese caso ningún favor a la consolidación de un nuevo escenario político argentino.
Las Paso dejaron en claro que en algunas provincias están retrocediendo los regímenes liderados por caudillos históricos. San Luis, Neuquén y Santa Cruz son los ejemplos más palpables. Pero fundamentalmente quedó en claro que la ciudadanía entendió que esta elección era nacional. Esto es, no se jugaban cartas referentes a gobiernos provinciales o locales, sino que son claves para la nueva conformación del Congreso de la Nación. Así se explican algunos de los guarismos obtenidos, con Córdoba como una demostración cabal.
El virtual empate que arrojó el comicio en la provincia de Buenos Aires deja mejor parado al oficialismo por aquello del "voto útil" y refleja que el movimiento liderado por la ex presidente Cristina Fernández se ha transformado en un espacio sólo regional, con fuerza en pocas provincias y un bastión en cordones del Conurbano Bonaerense. Se suma a esto el fracaso de la elección de la izquierda en todas sus variantes, cuya supuesta capacidad de movilización es inversamente proporcional al caudal de sus votantes.
El camino hacia octubre será farragoso y la contienda alcanzará picos de tensión que el país deberá sortear de la mejor manera. El escenario definitivo se configurará luego de la verdadera elección y volverá a exhibirse el reclamo ciudadano de elaborar estrategias y acuerdos imprescindibles para atender los problemas: reducir los índices de pobreza, bajar la inflación, afianzar la lucha contra el narcotráfico, consolidar la incipiente reactivación económica, atraer más inversiones, garantizar empleos de calidad, mejorar la seguridad, entre otros aspectos de mediano y largo plazo.
Las Paso dejaron planteado un nuevo contexto político, aún débil y necesitado. En medio de las dificultades del presente, el pueblo dio crédito a la expectativa de un futuro mejor y, en la mayoría de las provincias, es posible que haya decidido dejar atrás el pasado.