Separación de residuos necesaria
No se comprende cómo todavía la separación domiciliaria no se lleva adelante en la ciudad. Sacar residuos secos al menos una vez a la semana no parece difícil de llevar a cabo. Con información concreta y efectiva y también con un esquema de recolección que funcione no puede ser tan complicado ponerla en marcha.
La política ambiental es uno de los ejes sobre los que debe asentarse cualquier
gestión de gobierno, así sea en lo municipal como en lo nacional. Pero el
impacto de las decisiones que se toman en los ámbitos locales es mucho mayor si
se genera el compromiso de la comunidad y su participación. Una política de
ambiente adecuada debe partir de un análisis pormenorizado de la realidad y de
los factores que la atraviesan para luego pasar a definir los desafíos futuros.
El fin, como debe ser, es mejorar la calidad de vida de los habitantes de una
localidad y también hacer sustentables las condiciones para garantizar un mejor
ambiente a las generaciones futuras.
La introducción general en torno a la posibilidad que tienen los gobiernos locales de incidir manifiestamente en las decisiones sobre el cuidado del ambiente viene a cuento porque a las palabras e intenciones en esta materia deben sumarse acciones concretas, al menos en algunas áreas sensibles que podrían ser de sencilla ejecución si se planifica como corresponde y, al mismo tiempo se concientiza a los vecinos de cualquier comunidad sobre su necesaria participación.
En este marco, un tema central debiera ser el de la separación de los residuos domiciliarios. En San Francisco, por ejemplo, es casi nula esta tarea que bien puede llevarse sin mayores complicaciones en cualquier hogar, pero que debiera organizarse de manera correcta, lo que implica también una amplia difusión acerca de los beneficios y de los procedimientos para llevarla adelante. A esta altura, no es cómodo admitir que no exista un esquema de separación en vigencia.
Esto último porque hace ya décadas que se plantea el tema en cada una de las poblaciones de nuestra región. Algunas han llevado adelante procesos exitosos de los que todos los vecinos participan con convicción y sin mayores reparos. Otras, por el contrario, se mantienen en punto muerto ante la falta de decisiones y la carencia de incentivación al respecto. A esta altura de los tiempos, separar los residuos hogareños no es una tarea difícil de realizar. Simplemente basta con organizar un esquema de recolección que permita que los vecinos saquen los residuos secos (papeles, plásticos, latas, vidrios, etc.) una vez a la semana. Y que las demás jornadas sirvan para recoger la basura orgánica. Si existe voluntad no es para nada complicado llevar adelante esta práctica.
Pero el puntapié inicial lo deben dar los gobiernos locales. Ningún plan de separación de residuos tendrá posibilidades de perdurar en el tiempo si no se promueve la participación de los vecinos y no se encuentran alternativas imaginativas para involucrar también en el plan a las empresas. Los beneficios de tratar los residuos de esta manera se reflejan de manera rápida en todas las localidades que los han implementado.
Por ello, no se comprende cómo todavía la separación domiciliaria no se lleva adelante. Sacar residuos secos al menos una vez a la semana no parece difícil de llevar a cabo. Con información concreta y efectiva y también con un esquema de recolección que funcione no puede ser tan complicado ponerla en marcha.