SanCor, reflejo de la destrucción productiva
SanCor, la cooperativa láctea más importante de la región, verdadero ícono representativo de las mejores virtudes relacionadas con el trabajo y la producción, vive un pésimo momento.
No es un secreto la difícil y complicada situación que vive SanCor, la cooperativa láctea más importante de la región, verdadero ícono representativo de las mejores virtudes relacionadas con el trabajo y la producción. La propia empresa, mediante un comunicado, reconoció el momento que se atraviesa, admitió que está en un proceso de reestructuración y ha puesto en marcha negociaciones para resolver estos problemas que amenazan su supervivencia.
Los tres aspectos señalados en el comunicado de SanCor van de la mano. El difícil momento es consecuencia de la caída fuerte en la recepción de leche y también de negocios poco claros o directamente mal gestionados en los que la política hizo bazas. El caso de la venta de leche en polvo a una Venezuela desquiciada por la corrupción y el autoritarismo es el mejor ejemplo.
El segundo ítem es derivación directa del anterior. Pero adquiere connotaciones sociales de imprevisible predicción. La reestructuración de la firma láctea más representativa de esta parte del país lleva consigo el cierre de algunas plantas y la consecuente pérdida de fuentes de trabajo. El caso de Brinkmann es el más cercano. Y también el más preocupante. La segunda planta más antigua de la firma hoy está virtualmente paralizada y en un futuro próximo pasará a formar parte de la historia, convirtiéndose en el símbolo más evidente de la decadencia.
El último tema tratado por el comunicado de la empresa láctea abre alguna esperanza en este oscuro presente. Si bien, con lógica, desde el gobierno nacional se apresuraron a señalar que el desmadre de la gestión empresarial de la cooperativa no puede seguir siendo absorbido con aportes del Estado, han trascendido algunas posibilidades de negocios de exportación principalmente que podrían atenuar la caída. Incluso se conoció que el mayor grupo lácteo del mundo le hizo saber a SanCor su interés en comprar la compañía. Se trata de Lactalis, una empresa de origen francés que factura 17.000 millones de euros al año. La firma, fundada en 1933 por André Besnier como productora de quesos, tiene 75.000 empleados, 220 fábricas en 43 países y maneja marcas de renombre internacional como Parmalat, Président, Galbani, Lactel, La Laitiere, Bridel y Celia, entre otras.
La descripción del marco en el que se mueve la crisis de SanCor permite tomar una primera dimensión de su magnitud. De las decisiones que se tomen dependerá el impacto social. Puede ser devastador para la región que la firma profundice su mal presente, fiel reflejo de la destrucción productiva, de los vaivenes de la producción láctea, de los malos manejos financieros y de la intromisión de la política y la ideología en las decisiones empresariales.