Recomponer el lazo entre policía y sociedad
La editorial de hoy.
El comienzo del año en la provincia encuentra a alguna parte de la ciudadanía enfrascada en un debate acerca de la relación entre la policía y la sociedad. Siempre ha estado presente esta discusión. Pero en los últimos días tomó fuerza nuevamente luego de que en la ciudad capital fuese detenido un subcomisario acusado de participar de una banda de delincuentes y en las últimas horas, se haya destituido la cúpula de Investigación de la fuerza provincial. Que este uniformado haya sido el jefe de la división investigaciones en una ciudad como Villa Allende potenció el tema y generó las más variadas repercusiones.
A partir de allí, luego de un inicial silencio que hizo ruido, las autoridades competentes tomaron determinadas medidas que van en el sentido correcto: desplazaron a toda la cúpula de la comisaría de esa ciudad serrana, aledaña a Córdoba capital, en lo que podría constituirse en un preanuncio de medidas más profundas.
Lo cierto es que en la provincia resta bastantes por hacer para resolver el problema del deterioro de los lazos entre la sociedad y su policía. Encauzar esta relación hacia la confianza mutua que nunca debió perderse exige de esfuerzos muy importantes y de decisiones políticas que vayan siempre en la misma dirección. El proceso será largo pero es imprescindible concretarlo.
El estupor que generó en la opinión pública la detención del oficial de policía luego de, supuestamente, haber protagonizado un hecho delictivo importante, ha sido de una magnitud impensada. Es que el débil pacto de confianza pareció romperse mucho más luego de este suceso, que se suma a varios otros conocidos en los últimos años y a lo acontecido en aquel no tan lejano diciembre de 2013, cuando la capital cordobesa y varias poblaciones de la provincia fueron zona liberada para los saqueos y el delito, como consecuencia de la inacción policial.
Recomponer esta herida es vital para que la sociedad viva sin miedo. Con más confianza. Con la seguridad de que están cumpliendo su rol de manera eficiente quienes tienen la responsabilidad de hacer cumplir la ley y garantizar los principios básicos de la convivencia social. Para ello se requieren decisiones políticas, es verdad. Pero también el compromiso ciudadano para evitar las generalizaciones que terminan colocando en el mismo costal a todos los uniformados. Es una verdad de Perogrullo afirmar que la mayoría de los efectivos policiales también están escandalizados y sienten el dolor de ser ellos también estigmatizados.
Es necesario recuperar el principio de autoridad de la policía. Su credibilidad, su confianza y su prestigio están hoy dañados. Aquel principio, por ende, se halla muy deteriorado. La tolerancia cero con la corrupción en el interior de la fuerza de seguridad, la vigencia de la ley y el apoyo de la población a los policías honestos serán el basamento para la recomposición de un lazo que nunca debió haberse tensado tanto y que generó inseguridad, miedo y malestar en la población cordobesa.