Nuevas estrategias contra las "supertormentas"
En las Bahamas, la devastación por el huracán Dorian fue terrible. Los daños se cuentan en cientos de millones de dólares en viviendas e infraestructura. Y, lo más grave, varias vidas humanas se han perdido. Mientras las imágenes recorren el mundo, quizás sea el momento de discutir a nivel global nuevas ideas para hacer frente a tormentas cada vez más destructivas.
Las imágenes
de las islas de Bahamas arrasadas por el huracán Dorian se replican a diario
por todos los medios de comunicación. La devastación ha sido terrible. Los daños
se cuentan en cientos de millones de dólares en viviendas, negocios e
infraestructura. Y, lo más grave, varias vidas humanas se han perdido.
Cada año, estas imágenes se repiten. Si no es Bahamas, es Cuba. O Puerto Rico o la península estadounidense de Florida. Y en cada temporada las consecuencias son cada vez más graves. El cambio climático ha calentado los océanos, alimentando la intensidad de los ciclones tropicales. Huracanes con vientos de más de 300 kilómetros por hora son hoy habituales en aquella zona, así como también ciclones poderosos azotan vastas regiones de Asia.
Esta nueva característica de las denominadas "supertormentas" obliga a repensar los modos de enfrentar la amenaza. En Bahamas, por ejemplo, los diarios han señalado que en varias zonas de esas islas se han rellenado humedales y construido allí. "Son los lugares naturales donde fluye el agua. Existe un riesgo constante de inundación para las personas que viven en estas áreas", afirmó un diario de Nassau, la capital del país.
En medio del desastre, algunas voces también se levantaron para insistir en la necesidad de construir refugios regionales grandes, multipropósito, capaces de soportar vientos de más de 200 millas por hora. La construcción de tales refugios en tierras altas en el norte, centro y sur de Bahamas permitiría a los residentes de estas áreas ir a lugares de seguridad más cercanos a sus hogares. Estos refugios podrían ser utilizados como centros comunitarios.
Debates de este tipo en las islas caribeñas son habituales. El flagelo de vivir amenazados por las grandes tormentas obliga a imaginar soluciones que permitan sobrevivir y menguar los daños. Mucho más cuando los estudios científicos dan cuenta de que estos fenómenos meteorológicos irán creciendo en intensidad, lo que los convierte en verdaderos asesinos.
En este contexto, un estudio, realizado por la Universidad de Maryland en Estados Unidos, sugiere que un océano Atlántico más cálido podría aumentar de forma sustancial el poder destructivo de una futura supertormenta. Los investigadores usaron un modelo numérico para simular los patrones meteorológicos que crean hoy a los huracanas, con una diferencia esencial: una temperatura más caliente en la superficie marítima, como sería de esperar en un mundo con el doble de dióxido de carbono en la atmósfera. Este océano más cálido simulado generó tormentas que fueron de un 50 a un 160 por ciento más destructivas.
Mientras las imágenes de la devastación de Bahamas recorren el mundo y Dorian sigue amenazando a otros territorios, quizás sea el momento de discutir a nivel global nuevas ideas para hacer frente a tormentas cada vez más destructivas.