LA VOZ, año 102
Vaya si ha pasado el tiempo. Dos años ya de la celebración del centenario de LA VOZ DE SAN JUSTO. El 1 de enero de 1915 nacía el diario de San Francisco y la región.
Vaya si ha pasado el tiempo. Dos años ya de la celebración del centenario de LA VOZ DE SAN JUSTO. El 1 de enero de 1915 nacía el diario de San Francisco y la región. Una publicación que ha sabido mantener, pese a todos los avatares suscitados en la agitada vida del país, aquellos principios de servir a la comunidad regional con información seria, sin estridencias y con rigor.
LA VOZ DE SAN JUSTO asume las mismas premisas en este aniversario 102. La realidad no es la misma de hace más de un siglo. El periodismo ha cambiado sustancialmente en sus basamentos como oficio, por imperio de la tecnología. Sin embargo, los principios son los mismos. No cambian. Se renuevan cada año en la búsqueda de mejores alternativas, en la adaptación a los nuevos tiempos y en la posibilidad de recrearse siempre en una buena crónica, en una nota exclusiva o en un titular que atrape.
Sin intención de presumir posiciones que no se pretenden, es sin embargo necesario remarcar el papel que este diario ha cumplido en la comunidad de San Francisco y el departamento. Se podrán cuestionar muchos aspectos. Pero no la intención de constituirse en un atalaya vigilante para que se concreten los anhelos de la ciudadanía a la que sirve y también combatir los males de la sociedad local y regional. Lo hizo siempre en el terreno de la modestia, utilizando las más nobles armas del apasionante oficio periodístico y no convirtiéndose en protagonista de la información. Lo hizo también gracias a cientos de personas que diariamente durante más de un siglo aportaron su capacidad técnica y profesional sin otra pretensión que la de ejercer una vocación y cumplir aquellos desafíos iniciales propuestos en la edición inaugural.
El mundo de la prensa actual está en constante evolución. Es verdad que la irrupción de Internet y las redes sociales "desajustó" los pilares sobre los que se asentaba el trabajo de la prensa gráfica especialmente. Tiempo atrás el periodista norteamericano Harland Reynolds en "The Wall Street Journal", aseguró en un artículo sobre el rol actual de la prensa que el público en general, sigue manifestando el deseo de informarse a través de los medios históricos, pero controlándolos cada vez más, incluyéndose de alguna manera en su confección, criticándolos desde los blogs, interactuando vía e-mail con los periodistas, articulando ese mundo informativo no formal, con el formal, generando un neo periodismo distributivo y participativo a la vez, en el que la linealidad de la lógica emisión recepción, será -y ya fue si se quiere- superada por un flujo bidireccional en el que emisores y receptores cambian roles todo el tiempo, mejorando así la calidad informativa general.
El cambio de las direcciones del flujo informativo es, quizás, la más trascendente y compleja modificación en el mundo de la comunicación. El control más estricto de la audiencia obliga a redoblar el esfuerzo en la búsqueda del rigor necesario en la publicación de noticias. Y esto exige -y exigirá- profundos replanteos en la labor periodística. No obstante, el maremágnum de datos en el que hoy estamos inmersos no puede trastocar los valores que hacen esencial al servicio de la prensa, aquí o en cualquier parte del mundo.
Al cumplir 102 años de existencia, y como excepción en esta columna, cada 31 de diciembre el lector nos permite hablar de lo nuestro. Expresar que es un orgullo tener el privilegio de ser parte de este diario. Un medio que ha sabido capear temporales y se ha constituido en un referente vital desde el humilde aporte que ha hecho -y seguirá haciendo- para la desarrollo genuino de la ciudad y la región.