La sal no sala… y la vacuna te salva
Rocanrol y vacunación van de la mano en el regreso de los recitales presenciales. José Palazzo, el hacedor del histórico Cosquín Rock cree que en la inmunización está la clave para que en 2022 se pueda volver a poguear como en los viejos tiempos.
Por Gabriel Moyano/LVSJ
José Palazzo acaba de "volver del pasado" y ya arma las valijas para viajar al Viejo Continente. La maquinaria, en otras latitudes, ya echó a andar. Pero al cordobés lo desvela lo que pueda pasar acá, en el Cosquín Rock "criollo".
Lo preocupan los miles de familias vinculadas a la industria de la música que la pasaron y la pasan mal culpa del coronavirus (un terremoto seguido de inundación, graficaría durante la charla). Y le pone todas las fichas a la vacunación: cree que la verdadera reactivación se dará cuando la gente pueda "poguear" como en los tiempos prepandemia.
Entre un preparativo y otro, Palazzo atiende a LA VOZ DE SAN JUSTO y toda la entrevista gira en torno a los efectos del covid. Salvo cuando se hace un tiempo para recordar aquella noche de Callejeros en la Rural y animarse a vaticinar un nuevo desembarco en la ciudad algún día: "Estuve viendo ese lugar nuevo que tienen y es genial", afirma sobre el Superdomo.
- La pandemia nos afectó a todos, pero a la industria en la que te movés le hizo un daño enorme... ¿qué diagnóstico hacés en este momento?
En este momento estamos visualizando los daños. Hacé de cuenta que vino un terremoto, además una inundación y recién ahora está bajando el agua y estamos viendo qué quedó en pie y qué no. Esa es la realidad, la fotografía de lo que pasó con la industria de la música. Todos los shows que se empiezan a ver, la actividad en las redes, carteles y demás, son una pequeñísima parte de la industria de la música, apenas el tejido. Pero la gran parte estructural de la música quedó muy golpeada. La parte escénica, los teatros, los recitales, producciones... van a tener secuelas que van a durar por lo menos 3 o 4 años.
- ¿De qué depende?
Va a depender mucho de las reaperturas y la vacunación. Si la vacuna efectivamente funciona, disminuyen los contagios y se vuelve a activar la música, independientemente de que la economía está pasando por un momento complicado, va a haber una recuperación.
- Todas las esperanzas puestas en el avance de la vacunación...
Sí, porque si tenemos que seguir funcionando con protocolos y no podemos volver a la normalidad en 2022 yo avizoro que todo va a ser muy difícil de mantener.
- ¿No cierran los números con esas exigencias?
No cierran los números para mejorar las estructuras que teníamos, para invertir en mejorar los venues, para pagar los créditos que la gente tuvo que sacar para subsistir. Ese daño económico que se produjo generó un panorama muy complicado.
- En medio de la pandemia surgió el fenómeno de los streamings ¿cómo lo viviste?
Fue una experiencia interesante, enriquecedora. Aprendimos muchas cosas que están buenas para plantear y hacer. Sinceramente siento que el streaming nos dio una fortaleza para mostrar que la industria puede afrontar cualquier tipo de adversidad. Pero, desde lo económico, es como si te atropellara un colectivo en bajada y te dan un Ibupirac.
- Estando en contacto con artistas y trabajadores del medio ¿te tocó de cerca ver lo mal que algunos la estaban pasando?
Ese fue el motivo principal del Cosquín Rock Digital de agosto del año pasado. Movimos una estructura gigantesca, volvimos a el Luna Park, la Trastienda, el Vorterix, la Plaza de la Música... todo estaba totalmente cerrado y la primera experiencia de reapertura la hicimos nosotros. Volvimos a subir a las bandas a los escenarios con sus músicos y sus técnicos. Ese fue uno de los principales motores que tuvo nuestra compañía. Nosotros tenemos que pensar en toda la cadena de valor de la estructura. Por eso digo que hoy la música como está, con estas exigencias de protocolos, puede generar un nivel de actividad importante para algunos sectores, pero la curación es muy difícil con esos aforos.
- Es una estructura muy grande para mantener a media máquina...
Es como si vos a la planta Renault o Ford les dijeras que tienen que producir al 30% de su capacidad. Una fábrica que tiene gran cantidad de empleados, costos y demás, es deficitaria con ese nivel de actividad. Pasar de 0 a 30 está bien, pero eso no significa que no estén en déficit. Hay muchas empresas que hacen espectáculos que dejaron de perder. Pero de ahí a volver a la normalidad es un paso muy grande.
- ¿Cómo fue la experiencia del Cosquín Rock en Miami, donde pareciera que el coronavirus nunca existió?
Fue como volver al 2019, un Back to The Future. Me subí con mi socio al Delorean y vivimos una experiencia muy especial. Las habilitaciones no hablaban de ninguna cuestión vinculada al protocolo covid: eran como cualquier otra que nos dieron en 2019. Nosotros sugerimos el uso de barbijo, pero hubo una normalidad absoluta.
- Se viene el de España, ¿cómo va a funcionar el protocolo allá?
Va a haber un mix de tres formatos. Va a haber un formato protocolo para quienes no están vacunados, un formato vacuna y para los que no están vacunados y que quieren ir con el público de pie se tienen que hacer un test de antígenos que te lo hacen en la puerta del evento en 5 minutos.
- ¿Y acá? ¿Cómo va a ser el Cosquín Rock 2022?
Va a haber obligatoriedad de vacunas. El 100% de las personas que asistan al festival van a tener la posibilidad de vacunarse. Es decir, que los que no estén vacunados van a tener disponibilidad de vacunas. Ese es el gran desafío: que todos tengan a mano una vacuna.
- ¿Qué sensaciones esperás vivir?
La sensación va a ser que tuvimos que convivir con esta porquería mucho tiempo, pero si los más responsables nos acompañan en esta cruzada, vamos a demostrar que nos merecemos vivir un poco mejor.
- El desafío va a pasar entonces por llegarle a los miles de pibes que tienen ganas de volver a festejar...
Cuando asistís a un evento de estas características donde la gran mayoría van vacunados pero vos decidiste no vacunarte haciendo ejercicio de tu libertad, es un mecanismo injusto y de falta de solidaridad. Si tenés la posibilidad de contagiar o contagiarte, de enfermar o enfermarte, teniendo la vacuna disponible y no hacés uso de ella estás en definitiva impidiendo que el resto de tu sociedad logre la inmunidad del rebaño, que es lo que necesitamos para que este virus pase a ser una endemia. Yo no soy quien para juzgar qué se mete cada uno en el cuerpo, pero no puedo dejar de pensar que uno pretenda entrar a un espectáculo que tiene como requisito estar vacunado, sin estarlo. En octubre vuelven los teatros más importantes del mundo, el Picadilly Circus de Londres y Broadway en Nueva York, y tienen como único requisito estar vacunados y usar el barbijo todo el tiempo posible.
- Uno no se imagina un festival tan convocante con el sistema de burbujas...
La música tiene que ir volviendo paulatinamente. El sistema de burbujas le es útil al cuarteto, a los espectáculos donde la gente añoraba mucho el baile. Después está la vuelta de las fiestas electrónicas, del formato discoteca. Pero yo estoy convencido de que nosotros necesitamos una vuelta donde la gente pueda estar adentro de la sala como estaba antes. Y la única forma para que eso se produzca es la vacunación.
- El Cosquín Rock venía con una inercia interesante y resistida por algunos: la inclusión de géneros como el trap y el rap ¿te llegaban esas críticas?
La mixtura es inexorable. El Cosquín, desde hace unos 6 o 7 años, ha pasado a ser un festival de música alternativa. Incluye rock, reggae, heavy metal, punk... y también trap y hip hop. Lo que pasa es que a los viejos rockeros nos duele que el trap y el hip hop tengan tanto ruido. Porque son chicos hiperactivos, que manejan mucho las redes, porque cada uno de esos pibes que capaz tienen 20 años es su propio director de marketing y tienen millones de seguidores. No es que haya más artistas de estos géneros urbanos que del histórico rocanrol, pero que meten bulla, meten bulla. Pero todo cambia, quizás dentro de 10 años la grilla es completamente de rock tradicional y los headliners son traperos...