La primera diputada trans de América latina propone "romper con la dominación de las mayorías"
Se trata de Tamara Adrián, del partido opositor venezolano Voluntad Popular, quien se encuentra en Buenos Aires para asistir al Festival de Cine Venezolano, donde se exhibirá "Tamara", una acción basada en su historia.
Tamara Adrián, la primera diputada transgénero de América latina y referente del partido opositor venezolano Voluntad Popular, dijo hoy que la comunidad LGBT, y las minorías en general, están "ávidas de referentes positivos" que muestren cómo se puede romper el "sistema de dominación de las mayorías".
"La sociedad inculca a las personas trans que son inferiores y, con esa idea, creés que no te merecés la categoría de ciudadano. Eso te lleva a automarginarte y de alguna manera a complacer a la mayoría que te excluye", afirmó Adrián en diálogo con Télam.
La diputada venezolana describió así un "sistema de dominación de las mayorías sobre las minorías", al que definió como "muy perverso".
Tamara Adrián es abogada, tiene 65 años y fue elegida diputada para la Asamblea Nacional de Venezuela en los comicios de diciembre de 2015. Ocupaba el segundo lugar en la lista de la coalición opositora de la que formaba parte el partido Voluntad Popular.
Esta mañana, la diputada llegó a Buenos Aires desde Caracas para asistir al Festival de Cine Venezolano que se desarrolla en el Centro Cultural San Martín de la avenida Corrientes, donde se exhibirá la película "Tamara", una ficción basada en su historia.
"La película tiene 60% de verdad y 40% de mentira", comentó Tamara, pero también dijo que la parte ficcionada del largometraje muestra los problemas que atraviesa la mayoría de las personas trans: "la segregación y la violencia".
Con un nombre y un cuerpo masculino, Tamara estudió Derecho en la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab) de Caracas y luego hizo un posgrado en París. Al regresar a su país, promediando la década del '80, comenzó una carrera como abogado especialista en Comercio, se casó y tuvo dos hijos.
Cuando tenía poco más de 40 años, decidió comenzar la transición hacia un cuerpo femenino, y así cumplió un deseo que la acompañaba desde la infancia.
"Toda persona trans conoce su identidad a los cuatro o cinco años", dijo, y recordó que cuando ella tenía esa edad, "ni siquiera existía la palabra transexual" y mucho menos "el concepto de persona trans".
En su adolescencia comenzó transiciones que quedaron truncas: "Tomaba hormonas, comenzaba a ver algunos cambios, me daba miedo y los dejaba", contó.
Era, sobre todo, miedo al futuro: "En más del 90% de los casos las mujeres trans no tienen un empleo digno, y su única forma de sobrevivir es en trabajos marginales o sexuales", sostuvo.
Pero con una carrera profesional ya exitosa -era docente en la Ucab y asesora del Banco Central de Venezuela-, a fines de la década del '90 Tamara pudo resolver el dilema: "Es la muerte en vida o buscar la vida. Si no haces la transición, es la muerte en vida", aseguró.
La transición hacia un cuerpo femenino llevó años e implicó consultas con psicólogos, tratamientos hormonales y una cirugía. En ese período no pudo ver a sus hijos, quienes se acercaron a ella al cumplir la mayoría de edad y desobedeciendo a su madre, ex esposa de Tamara.
En Venezuela, los cargos legislativos de la Asamblea Nacional son de cinco años y el de Tamara vence en 2020.
A pesar de ser la primera diputada trans de América latina, en el documento de identidad de Tamara hay un nombre masculino que ella prefiere no revelar, y es que el Tribunal Superior de Justicia venezolano nunca hizo lugar al pedido que presentó hace casi 20 años para cambiar su nombre y género.
"En la lista electoral aparece un nombre masculino y, sin embargo, a mí me aceptaron en la cuota de mujeres", ironizó.
Cuando supo que la directora Elia Schneider quería hacer una película sobre su vida, le costó pensar que algunas cuestiones íntimas se harían públicas, pero decidió acceder.
"Hay historias que hay que contar. El mundo, y en particular la comunidad LGBT, están ávidos de referentes positivos. Los periódicos están llenos de referentes negativos, personas que tienen vidas problemáticas", señaló.
Y concluyó: "La labor de cualquier activista es visibilizar los mecanismos de dominación que mantienen marginadas a las minorías y demostrar que se pueden romper".