La implementación del pase sanitario
Se renueva el debate legal sobre su implementación y un dilema ético que la humanidad ha tenido siempre: el choque clásico entre la libertad individual y el Bien Común.
El gobierno nacional implementará a partir del 1 de enero el pase sanitario para eventos masivos con el objetivo de "seguir fomentando la vacunación" contra el coronavirus y para garantizar que las actividades de mayor riesgo epidemiológico "sean más seguras con la asistencia de personas" inmunizadas.
De acuerdo a lo que se publicó en el Boletín Oficial, "toda persona a partir de los 13 años que realice actividades definidas de alto riesgo epidemiológico y sanitario deberá acreditar tener un esquema de vacunación completo contra Covid-19". Para ello deberá exhibir el certificado "ante el requerimiento del personal público o privado designado para su constatación", según la resolución. "Las actividades definidas para la acreditación del pase son: asistencia a locales bailables, discotecas o similares que se realicen en espacios cerrados, salones de fiestas para bailes, bailes o similares que se realicen en espacios cerrados, viajes grupales de egresadas y egresados, de estudiantes, jubiladas y jubilados o similares y eventos masivos organizados de más de mil personas que se realicen en espacios abiertos y cerrados o al aire libre", consignó el Poder Ejecutivo.
La provincia de Córdoba adhirió a esta medida con algunas particularidades propias en su instrumentación. Regirá desde el 21 de diciembre Y Se implementará en eventos masivos donde haya una concurrencia superior a las mil personas.
Desde algunos sectores se pone en cuestionamiento esta decisión. Se observa que esta norma que se justifica en la necesidad de proteger a la población de los riesgos del Covid 19, terminaría vulnerando derechos individuales. Se argumenta asimismo que no existe ninguna norma que haya establecido la vacunación obligatoria y que, por ello, el pase sanitario es una decisión que impele a los ciudadanos a estar vacunados para acceder a ciertos eventos y espacios.
Casi con seguridad se producirá un renovado debate legal sobre la implementación de esta suerte de "pasaporte". La pandemia ha puesto en un rol protagónico un dilema ético que la humanidad ha tenido siempre: el choque clásico entre la libertad individual y el Bien Común. En el mundo entero se observan cuestionamientos a las medidas restrictivas de la libertad. En muchos casos, se ha señalado también en esta columna, la larga cuarentena del año anterior vulneró la vigencia de los derechos de la persona.
Sin embargo, también la pandemia ha permitido conocer que la cooperación social es una actitud necesaria para enfrentar con éxito la amenaza. El Bien Común no es la suma de los bienes individuales. La Doctrina Social de la Iglesia Católica lo define como "el conjunto de aquellas condiciones de la vida social que permiten, ya sea a la colectividad como así también a sus miembros, alcanzar la propia perfección más plena y rápidamente". De este modo, ninguna expresión social puede eludir un razonamiento sobre el Bien Común, su significado y su búsqueda permanente.
Es éste el marco en el que debería darse la discusión sobre el pase sanitario. La condición más plena de una sociedad en este tiempo implica la necesidad de que sus miembros se protejan del virus. Las medidas que se adopten desde los gobiernos deberían ir en la misma dirección. Porque el bien particular no se consigue si no se orienta a ese bien común al que debe aspirar la convivencia humana.