Indignantes robos que se repiten
El enorme esfuerzo de la dirigencia de Infantil Xeneixe y de tantas otras entidades similares es despreciado por vándalos que provocan un daño que podría mensurarse desde lo económico, pero que es imposible de cuantificar en el ámbito moral, porque algunos ya no saben cómo seguir.
Las tristes imágenes de las instalaciones destrozadas por actos de vandalismo y robo en el club Infantil Xeneixe de la ciudad de Frontera pusieron otra vez en la consideración pública una cuestión que sigue afligiendo a las instituciones barriales de este conglomerado urbano y constituyen una manifestación, brutal y dolorosa, de la decadencia y la impunidad.
En efecto, autores ignorados ingresaron a las instalaciones de este club, destrozaron todo lo que encontraron a su paso y no podían llevarse, se ensañaron especialmente con los baños y dejaron un tendal de destrucción que genera indignación inmediata. Mucho más cuando se constata que el ocurrido días atrás fue el sexto ataque que este humilde club recibió en el año y que se cuentan más de una docena desde que comenzó la pandemia en marzo de 2020.
Los delincuentes rompieron los candados de los baños y se llevaron las mochilas de depósito de agua, algún inodoro y lo que no se pudieron llevar lo rompieron, provocando un perjuicio económico enorme para la institución, pero también un daño difícil de asumir -y también de reparar- al sentimiento y al trabajo conjunto en favor de la niñez de un amplio sector de la vecina ciudad de Frontera. "Esto ya es común, que suframos estos robos, pero cada vez nos cuesta más. Reponemos, pero venimos de una inactividad bastante larga por la pandemia, al punto que hoy por hoy ya no tenemos como reponer el daño", se lamentaron sus dirigentes.
Estos últimos conceptos revelan la gravedad de la situación en la que los robos y ataques vandálicos sumen a las instituciones deportivas que, con mucho esfuerzo, procuran contener a los niños y jóvenes -en especial de sectores vulnerables- en un marco de práctica deportiva que, siempre, es favorable al crecimiento sano de las nuevas generaciones. Además, no solo es el deporte. Este club y tantos otros, cumplen una función social trascendente: brindan la merienda a los chicos que tienen necesidades alimenticias y también la cena en algunos días de la semana.
El esfuerzo ciclópeo de la dirigencia de Infantil Xeneixe y de tantas otras entidades similares es vilipendiado por quienes no tienen ningún reparo en destrozar lo que encuentran a su paso y provocar un daño que podría mensurarse desde lo económico, pero que es imposible de cuantificar en el ámbito moral, porque algunos ya no saben cómo seguir. Estos dirigentes continúan dispuestos a poner el hombro. Pero el desánimo ante la sucesión de robos es también una sensación que comienza a cundir. Porque la lucha por mantener con vida a los clubes durante la pandemia ha sido muy dura. Y los obstáculos que aparecen son cada vez más difíciles de franquear.
El reclamo, entonces, es el mismo de siempre. Se repite con asiduidad frente a la inoperancia de los organismos que deben velar por la seguridad de los vecinos. Se torna indispensable que quienes tienen la obligación de brindar las soluciones para estos hechos, trabajen a destajo para dar con los autores y así evitar que la delincuencia se encarnice como lo hace con estas instituciones tan valiosas para cualquier comunidad.