HORDAS DE MOTOS “NOCTÁMBULAS”
HORDAS DE MOTOS “NOCTÁMBULAS”
A medida que
el verano avanza, los grupos de jóvenes en moto se pasean en las madrugadas de
los fines de semana y provocan trastornos evidentes a los vecinos de varios
sectores de la ciudad. Por cierto, no tienen ninguna precaución respecto del
cuidado de su vida, como así tampoco reparan en las molestias que pueden
provocar a quienes pretenden descansar.
A medida que
el verano avanza, los grupos de jóvenes en moto se pasean en las madrugadas de
los fines de semana y provocan trastornos evidentes a los vecinos de varios
sectores de la ciudad. Por cierto, no tienen ninguna precaución respecto del
cuidado de su vida, como así tampoco reparan en las molestias que pueden
provocar a quienes pretenden descansar.
El caótico
tránsito que por momentos vive San Francisco se apacigua un tanto durante los
fines de semana. La menor actividad económica, comercial y productiva, así como
las restricciones impuestas por la pandemia determinan que las calles estén
bastante más despejadas en esos días. No obstante, algunos aspectos lejos están
de solucionarse.
El municipio
ha encarado en las últimas semanas un importante operativo para controlar a los
motociclistas que no cumplen con las normas. Cientos de rodados se han
secuestrado porque sus conductores no pudieron, en muchos casos, ni siquiera
acreditar su propiedad. Pero en la mayoría de los procedimientos se verificaron
dos infracciones recurrentes: la falta del casco protector y la presencia de
escapes antirreglamentarios que provocan estruendo cuando la moto acelera.
A medida que
el verano avanza y las restricciones para circular se hacen más laxas, los
grupos de jóvenes en moto se pasean en las madrugadas de los fines de semana y
provocan trastornos evidentes a los vecinos de varios sectores de la ciudad.
Por cierto, no tienen ninguna precaución respecto del cuidado de su vida, como
así tampoco reparan en las molestias que pueden provocar a quienes pretenden
descansar.
Estas hordas
de motocicletas que se apropian de algunas avenidas y calles durante las
madrugadas de sábados y domingo han generado preocupación en los vecinos. Por
ejemplo, quienes viven en las inmediaciones de la avenida Cervantes padecen
cada fin de semana un "festival" de ruidos molestos provocados por los escapes
no reglamentarios y por la velocidad que imprimen a estos vehículos. La
molestia de los vecinos del sector aludido se ha traducido en reclamos al
municipio.
Debe
comprenderse este malestar. Es que complica la vida personal y familiar el no
poder descansar en las noches veraniegas debido a la masiva presencia de
motoqueros que no comprenden cómo debe
ser la vida en sociedad. Que, para peor, desprecian los cuidados que deben
tener para con su propia vida y la de los demás. Por ello, debe actuarse en
consecuencia y reforzar los controles durante las noches de los fines de semana
para terminar con estas malas conductas de noctámbulos motociclistas.
Una minoría
que viola las normas de tránsito no puede alterar la vida y el descanso
nocturno de la mayoría. La avenida Cervantes, como otras arterias que han sido
"cooptadas" por los motoqueros en esos días, no puede convertirse en el lugar
de picadas o carreras en las que las motos compiten para demostrar su velocidad
y su capacidad de generar ruido. Debe comprenderse que para vivir en sociedad
se requiere un pacto de convivencia en el que los derechos deben ser respetados
y las normas tienen que cumplirse. La vigencia de este contrato social exige
responsabilidad y control.
El caótico
tránsito que por momentos vive San Francisco se apacigua un tanto durante los
fines de semana. La menor actividad económica, comercial y productiva, así como
las restricciones impuestas por la pandemia determinan que las calles estén
bastante más despejadas en esos días. No obstante, algunos aspectos lejos están
de solucionarse.
El municipio
ha encarado en las últimas semanas un importante operativo para controlar a los
motociclistas que no cumplen con las normas. Cientos de rodados se han
secuestrado porque sus conductores no pudieron, en muchos casos, ni siquiera
acreditar su propiedad. Pero en la mayoría de los procedimientos se verificaron
dos infracciones recurrentes: la falta del casco protector y la presencia de
escapes antirreglamentarios que provocan estruendo cuando la moto acelera.
A medida que
el verano avanza y las restricciones para circular se hacen más laxas, los
grupos de jóvenes en moto se pasean en las madrugadas de los fines de semana y
provocan trastornos evidentes a los vecinos de varios sectores de la ciudad.
Por cierto, no tienen ninguna precaución respecto del cuidado de su vida, como
así tampoco reparan en las molestias que pueden provocar a quienes pretenden
descansar.
Estas hordas
de motocicletas que se apropian de algunas avenidas y calles durante las
madrugadas de sábados y domingo han generado preocupación en los vecinos. Por
ejemplo, quienes viven en las inmediaciones de la avenida Cervantes padecen
cada fin de semana un "festival" de ruidos molestos provocados por los escapes
no reglamentarios y por la velocidad que imprimen a estos vehículos. La
molestia de los vecinos del sector aludido se ha traducido en reclamos al
municipio.
Debe
comprenderse este malestar. Es que complica la vida personal y familiar el no
poder descansar en las noches veraniegas debido a la masiva presencia de
motoqueros que no comprenden cómo debe
ser la vida en sociedad. Que, para peor, desprecian los cuidados que deben
tener para con su propia vida y la de los demás. Por ello, debe actuarse en
consecuencia y reforzar los controles durante las noches de los fines de semana
para terminar con estas malas conductas de noctámbulos motociclistas.
Una minoría
que viola las normas de tránsito no puede alterar la vida y el descanso
nocturno de la mayoría. La avenida Cervantes, como otras arterias que han sido
"cooptadas" por los motoqueros en esos días, no puede convertirse en el lugar
de picadas o carreras en las que las motos compiten para demostrar su velocidad
y su capacidad de generar ruido. Debe comprenderse que para vivir en sociedad
se requiere un pacto de convivencia en el que los derechos deben ser respetados
y las normas tienen que cumplirse. La vigencia de este contrato social exige
responsabilidad y control.