Espacio público, responsabilidad y cuidado
Las municipalidades tienen la responsabilidad de emplazar elementos en las calles que permitan una mejor calidad de vida, pero los ciudadanos tenemos la obligación de valorarlos debidamente. La campaña de un municipio de la isla Gran Canaria en España.
Un pequeño municipio de la isla Gran Canaria en España lanzó hace poco una campaña sencilla pero con contenido novedoso, cuyo objetivo es sensibilizar y concienciar a la población sobre el cuidado del mobiliario urbano.La tarea se basa en etiquetar los elementos (papeleras, bancos, juegos infantiles, carteles señalizadores y demás) dando a conocer el precio aproximado del mismo de forma que los pobladores de Güimar -así se denomina la localidad- tengan constancia del costo que el mobiliario tiene para las arcas municipales.
El sitio donde se lleva a cabo esta campaña es un pequeño ayuntamiento, de no más de 18 mil habitantes,perteneciente a la provincia de Santa Cruz de Tenerife, en la isla de Tenerife, en las Canarias."Conociendo el valor de las cosas, nos comprometemos y responsabilizamos con mayor implicación en el cuidado del entorno. No depende solo de la Administración y es vital que los usuarios le demos un buen uso al mobiliario urbano", indica el proyecto aprobado por los ediles de esta población que tiene como lema "También es tuyo".
Así, el municipio español colgará unas etiquetas en el mobiliario urbano de diferentes zonas, como si de una etiqueta de prenda de ropa se tratase, con el precio de este bien público para que todo el mundo interiorice lo que cuesta y colabore en su mantenimiento. Además llevarán un mensaje que transmita no sólo el precio económico, también las historias de los elementos.
Por cierto, la iniciativa es simpática y aunque quizás sea de difícil aplicación en ciudades como la nuestra, tanto por la extensión como por la incertidumbre de precios que la inflación establece, el lema que marca la propiedad compartida de los elementos del mobiliario urbano bien puede ser un punto de partida para diseñar estrategias que tiendan a que la ciudadanía se sensibilice y tome conciencia acerca de la necesidad de cuidar lo que es de todos.
En este marco, la participación de alumnos de las distintas escuelas podría formar parte de una metodología que, bien pensada y ejecutada seriamente, contribuya a regenerar la noción de patrimonio común. Porque no sólo se trata de una cuestión económica. La estética urbana tiene relación directa con el cuidado que los habitantes de la ciudad hacemos de los elementos que forman parte de los espacios comunes. Y el civismo debe imperar para terminar con los vándalos, con los que se olvidan de que viven en una comunidad que debe cuidar lo que es de todos. Porque el municipio tiene la responsabilidad de emplazar elementos en las calles que permitan una mejor calidad de vida, pero los ciudadanos tenemos la obligación de valorarlos debidamente, aprovecharlos en su justa medida y encontrar los antídotos para el pillaje frecuente que destruye y agravia. Pero ello no es obstáculo para que desde los organismos pertinentes se planteen acciones decididas de inversión en mejoras de los espacios públicos tal como se ha venido verificando en los últimos tiempos y para que perfilen estrategias que permitan generar conciencia en la población.