Emergencia en adicciones
Finalmente, y luego de muchas dilaciones, el gobierno nacional declaró la emergencia nacional en materia de adicciones y anunció que se dispondrán mayores partidas presupuestarias para desarrollar planes preventivos y de tratamiento, así como la construcción de nuevos centros de asistencia.Esta medida era exigida por miembros de la Iglesia, que a principio de este mes presentó un documento de la Comisión Nacional de Pastoral de Adicciones y Drogadependencia del Episcopado. "Es necesario que el Estado, las instituciones y toda la sociedad trabajen para cambiar esta realidad y no haya ni un pibe menos por la droga", pidió el padre Pepe Di Paola en un comunicado.
Por otra parte, el Papa Francisco aseguró la semana pasada que Argentina "hace 30 años era un país de tránsito y ahora es un país de consumo y hasta algo de producción". El hoy Pontífice fue un asiduo concurrente a los barrios más carenciados y siguió desde cerca el trabajo que representantes del clero realizan con los consumidores de drogas, especialmente los más jóvenes.
La medida dispuesta por el gobierno nacional se enmarca correctamente dentro del objetivo de luchar contra el narcotráfico anunciado apenas las nuevas autoridades asumieron el poder. Y va en consonancia con la necesidad de una prevención plena en materia de adicciones, al tiempo que también con la impostergable obligación estatal de atender a la rehabilitación de los adictos. Esto se da, por cierto, en un marco de incertidumbre determinado por el diagnóstico papal reciente: la Argentina hace 30 años era un país de tránsito y ahora es un país de consumo y hasta algo de producción.
Como toda emergencia ésta también requiere de medidas excepcionales. Serán los especialistas quienes tendrán la palabra para sugerir su implementación. Sin embargo, no deja de llamar la atención que se haya aguardado un año para su declaración, especialmente teniendo en cuenta que son más que evidentes los problemas derivados del descomunal aumento en el consumo de sustancias tóxicas.
Las declaraciones de los responsables de los centros de salud oficiales en esta región vienen desde hace tiempo advirtiendo sobre la problemática y las publicaciones periodísticas grafican con elocuencia que el alcohol es la puerta de ingreso más habitual, pero la estadística va abriendo puertas a otras sustancias nocivas e ilegales que -especialmente los fines de semana- exigen el alerta más urgente de los equipos médicos de guardia en los hospitales y clínicas.
La emergencia en adicciones a nivel nacional puede ayudar a sincerar el asunto. A colocarlo en escena y convertirlo en preocupación de buena parte de la sociedad. No lo eliminará ciertamente. Pero es un paso adelante que debe ser complementado con políticas eficaces de atención a las víctimas de las drogas y de combate frontal contra quienes comercian sin escrúpulos y atentan contra la vida de millones de compatriotas, especialmente adolescentes y jóvenes.