El triunfo definitivo de la vida
Los caprichos del almanaque establecen que este año la efeméride en la que se recuerda a los héroes caídos en la conflagración de 1982 se conmemorara un día después de la Pascua de Resurrección que, para la cristiandad, es el triunfo definitivo de la vida por sobre las tinieblas de la muerte.
Por primera vez en 36 años, familiares de 90 soldados argentinos sepultados como NN en las islas Malvinas pudieron despedirlos ante las placas con su nombre luego de que sus restos fueran identificados por la Cruz Roja en el cementerio de Darwin. La ceremonia incluyó una oraciónpor los caídos argentinos e ingleses en la guerra de Malvinas y un llamado a "trabajar por la cultura del encuentro sin divisiones ni odios ni guerras". La emotiva ceremonia fue presidida por el obispo auxiliar de Buenos Aires, monseñor Enrique Eguía Seguí, y representantes católicos y protestantes, y en ella también se bendijo una imagen de la virgen de Luján que será traída al continente para recorrer los hogares de los familiares que no pudieron viajar a las islas.
Los caprichos del almanaque establecen que este año la efeméride en la que se recuerda a los héroes caídos en la conflagración de 1982 se conmemorara un día después de la Pascua de Resurrección que, para la cristiandad, es el triunfo definitivo de la vida por sobre las tinieblas de la muerte. La coincidencia amerita reflexiones en torno al valor de la vida y a la escandalosa denigración de la condición humana que la guerra supone.
No cuesta imaginar el dolor de los familiares que durante más de tres décadas aguardaron con paciencia conocer cuál había sido el destino final de sus seres queridos. Recién luego de años de negociaciones entre Buenos Aires y Londres, ambos países acordaron encargar al Comité Internacional de la Cruz Roja la identificación de los restos de 121 tumbas que llevaban la placa "Soldado argentino sólo conocido por Dios". Estas placas hoy se esparcirán en los museos conmemorativos de Malvinas. Verlas en el continente permitirá que las nuevas generaciones tomen noción concreta de la barbarie de la guerra y del enorme sacrificio de nuestros combatientes. Fueron además, un símbolo extenso en el tiempo que se convirtió en el único débil lazo que alimentó la esperanza de un centenar de familias, deseosas de poder despedir como corresponde a quienes lucharon con valor, se sobrepusieron a todas las dificultades, pero que finalmente dejaron su sangre en el irredento territorio malvinense.
"Por fin afloró la vida y celebramos la vida", fue la frase del secretario de Derechos Humanos de la Nación emitida desde el cementerio de Darwin. La identificación de los cuerpos que yacen en el frío territorio isleño es un triunfo más de la vida sobre la muerte. Que decenas de familias hoy conozcan donde descansan sus seres queridos significa nada menos que saldar la deuda con esos padres, hermanos e hijos que legaron su existencia a la Patria y a quienes debe rendírseles permanente homenaje.