El pegador que enorgulleció a toda una región
LA VOZ DE SAN JUSTO acompañó a Roldán desde sus comienzos. Martillo fue bautizado por nuestro ex director Gregorio Damián Martínez. Y por este apodo se lo conoció en el mundo. En estas páginas nació como Martillo. Estas mismas páginas lo despiden. En ellas quedará por siempre el recuerdo de su enorme trayectoria.
Murió Martillo Roldán. El de la voz aflautada y algo ronca. El de la sonrisa campechana. El de la amistad entrañable. El boxeador que pegaba como pocos y que muchos de los más grandes de la historia padecieron en carne propia. "Cabeza grande, un tremendo desarrollo en la caja torácica, cintura, cola chica y piernas afinadas, tenía el prototipo de cuerpo ideal para rotarlo de un sector a otro y sacar sus ganchos y cross con destino de KO. Durante toda su carrera pesó 72.500 y ello le dio equilibrio y sostén en una carrera profesional que se llevó a cabo entre 1978 y 1988, con 75 combates. 67 ganados (45 KO), 5 perdidos, 2 empates y uno sin decisión", recordó ayer Osvaldo Principi.
Las comparaciones que se erigen a lo largo de la historia para marcar a los deportistas más emblemáticos son algo odiosas. Como cualquier paralelo entre épocas. Sin embargo, quizás sea esta una excepción. Juan Domingo "Martillo" Roldán, podemos afirmarlo, bien puede haber sido la figura más importante de la historia del deporte de nuestra región. Por su trayectoria internacional, por su repercusión mundial, por sus logros y también por sus fracasos. Porque desde la tan repetida lucha contra el oso en un circo hasta derribar en el ring al mismísimo Marvin Hagler, cada uno de los pasos de su trayectoria conforma una historia digna de ser narrada.
Apareció allá por los años 70 en las veladas boxísticas que se hacían en Bomberos Voluntarios. La potencia de sus mandobles consiguió que al boxeo se arrimaran aficionados que nunca habían concurrido a una velada. Desde el ring side de bulevar Garibaldi fueron testigos de los nocauts más espectaculares y las porfías encarnizadas frente a peleadores de buen nivel como el "Karateca" Medina, "Terremoto" Cardozo, Miguel Gauna y "Eddy Gazo" Encina.
"Martillo, "el tremendo pegador", le fracturó, en 1975, el brazo izquierdo con un violento golpe a Juan José Padilla; al año siguiente tres costillas a Alberto Cardozo; tres muelas perdió Luis Caracha en 1979; mientras que a José "Lala" Gómez y José Ferreira los envió fuera del cuadrilátero", relata la página oficial del municipio de Freyre, orgullosa cuna de nuestro campeón.
Difícil será olvidar el día en que "Terremoto" Cardozo terminó doblado en dos gracias a un gancho al hígado que Martillo le propinó en un rincón. Todavía debe estar buscando aire por el salón de Bomberos. Como tampoco la noche del diluvio en el entonces Estadio José Pilar Godoy, hoy convertido en supermercado, cuando el freyrense consiguió el título argentino de los medianos frente a Jacinto Fernández. El traje blanco y los colgantes de oro de Carlos Monzón, quien llegó en su Mercedes Benz para engalanar la fiesta, pese a que su protegido fue derrotado en un combate que tuvo ribetes épicos. Y el apoteótico festejo de Martillo subido al camión de Bomberos.
LA VOZ DE SAN JUSTO acompañó a Roldán desde sus comienzos. Martillo fue bautizado por nuestro ex director Gregorio Damián Martínez. Y por este apodo se lo conoció en el mundo. Todas sus hazañas boxísticas quedan guardadas en el archivo. Aquellas noches en el Luna Park retratadas en las crónicas del "Cabezón" Mina. Y su carrera internacional, mucho más conocida y objeto de todos los recordatorios de estas horas. No pudo aparecer aquella tapa confeccionada antes de la pelea con Thomas Hearns, en tiempos de las linotipos aún, que lo consagraba campeón mundial. Quedó como una anécdota más de las historias que vinculan a este diario con Martillo. Desde nuestra Redacción se enteró del accidente que le costó la vida a Carlos Monzón y se conmovió hasta las lágrimas por la pérdida del gran campeón de peso mediano. Con nuestros periodistas tuvo un trato siempre cercano, incluso en su función pública como director de Deportes del municipio de Frontera.
En estas páginas nació como Martillo. Estas mismas páginas lo despiden. En ellas quedará por siempre el recuerdo de su enorme trayectoria. Su fallecimiento fue un cross que nos hizo temblar las piernas. Nos pegó duro. Al igual que toda a todos los aficionados al boxeo y a los amantes del deporte. Tan duro como pegaba cuando se subía al ring. Es que sus golpes, su estirpe, sus hazañas deportivas, así como su personalidad sencilla, cálida y serena seguirán por siempre siendo orgullo de quienes habitamos esta gran región.