Droga y violencia doméstica
En Córdoba, más del 35% de los violentos son adictos a las drogas ilegales. Ante preocupante dato, la lucha contra la droga debe ser implacable, así como la prioridad para asistir a los adictos y brindarles posibilidades de recuperación plena.
El gobierno de la provincia difundió recientemente estadísticas del denominado Centro del Varón, que atiende a los protagonistas de haber ejercido violencia contra las mujeres, entre otros episodios agresivos. Los índices señalan que más del 35% de los violentos son adictos a las drogas ilegales. Y que ese porcentaje sube notoriamente si se considera el alcohol. Al mismo tiempo, entre el 20 y el 25 por ciento de los que llegan al Centro Integral por orden judicial no reconocen el problema de la violencia.
Desde hace mucho tiempo se insiste en la relación entre las drogas y la violencia de todo tipo. Pero en una realidad signada por la agresión contra la mujer, este fenómeno alcanza proporciones de magnitud que merecen atención especial. Además, los índices desbaratan argumentos que sostienen que la violencia se atenuaría con la legalización de las drogas.
Este último sería el caso de las guerras entre las bandas narcos. Posiblemente allí pueda establecerse alguna "tregua". Pero en el caso del enfermo adicto, el acceso libre a los estupefacientes acrecentaría de manera notable el ejercicio de la violencia doméstica por ejemplo.
Reconocidos estudios científicos y académicos son terminantes al respecto. El consumo de drogas altera el juicio de la realidad, disminuye los "filtros" de los impulsos y lleva a un riesgo mayor de cometer agresiones, especialmente físicas y sexuales. Es, por esto, una de las causas de la violencia entre las parejas sobre todo las más jóvenes puesto que altera la percepción de los patrones de interacción y comunicación, así como genera depresión, baja autoestima, deserción escolar e incumplimientos laborales.
El abuso del alcohol o el consumo de drogas ilegales es un flagelo de este tiempo sobre el que no se acierta a encontrar remedio. La violencia física contra las mujeres tiene en estos elementos a preponderantes razones. En este punto, estudios médicos afirman que quienes consumen sustancias casi siempre son los que inician el acto de violencia.
Prácticamente todas las investigaciones coinciden en estos aspectos. Es verdad que no es el único elemento que debe considerarse a la hora del análisis de la violencia de género. También es necesario que se incluya al adicto agresor en tratamientos médicos para que su enfermedad sea superada. Pero no cabe duda de que la droga provoca estragos en la personalidad y altera dramáticamente las relaciones tanto sociales como en una pareja. Comprender este dato palpable de la realidad es vital para los organismos públicos, tanto los sanitarios como los judiciales y de seguridad. La lucha contra la droga debe ser implacable, así como la prioridad para asistir a los adictos y brindarles posibilidades de recuperación plena.