Dos décadas celebrando nuestra cultura
La ciudad toda se predispone a ser anfitriona de una propuesta que ya se ha convertido en uno de los festivales más importantes del verano cordobés.
El Festival del Humor, la Buena Mesa y la Canción que hoy comienza es aguardado con lógica expectativa por los sanfrancisqueños y por la población de toda la región. Pasado el paréntesis determinado por la pandemia, retorna al predio de la Sociedad Rural con grandes atracciones musicales, con la presencia de los mejores exponentes del humor cordobés y también con la tradicional propuesta gastronómica de las distintas colectividades.
La ciudad toda se predispone a ser anfitriona de una propuesta que ya se ha convertido en uno de los festivales más importantes del verano cordobés. Por ello, conviene celebrar con la alegría del caso que cumpla 20 años. Dos décadas de crecimiento permanente y de búsqueda de una identidad propia que, finalmente, se ha conseguido gracias al trabajo conjunto del municipio y varias entidades sanfrancisqueñas.
En este contexto, además de la oferta de espectáculos convocantes, merece resaltarse el contenido cultural que se expresa en las comidas que cada colectividad presenta y que forman parte de nuestra idiosincrasia. La identidad cultural de un pueblo está anclada a un territorio y a una historia. Se nutre, por lo tanto, del espacio físico y de la memoria. La antropología cultural tiene extensos estudios acerca de la relación entre los alimentos y la construcción de la identidad de una comunidad.
Lo expuesto ratifica que el Festival de la Buena Mesa, el Humor y la Canción es una propuesta cultural de excepción. Además de los espectáculos, la Rural se impregna de aromas y sabores que emanan de las carpas donde las distintas colectividades ofrecen la gastronomía típica de sus países de origen. Es la ratificación de que el nacimiento de nuestra comunidad se debe al aporte fundamental de la inmigración. Y que las comidas, su preparación y hasta los utensilios que utilizaron fueron parte de un proceso que permitió conformar la fisonomía cultural de esta región del país.
Se puede afirmar, entonces, que los manjares que se podrán degustar en las distintas noches del festival nos identifican como pueblo. Ayudaron a forjar una idiosincrasia particular, nacida del encuentro vital entre el lugareño, el inmigrante y la tierra. Por eso, al no tratarse solamente de una propuesta de espectáculos, el Festival de la Buena Mesa, el Humor y la Canción es, por ende, una oportunidad manifiesta para que los sanfrancisqueños abrevemos otra vez en nuestras raíces.
Celebremos, por lo tanto, la vigencia de una propuesta que nació tímidamente, que se consolidó durante varios años, que padeció las restricciones impuestas por la pandemia pero que cumple 20 años y se proyecta hacia el futuro con expectativas más que positivas. Se puede afirmar con convicción que el festival se presenta como la mejor oportunidad para mostrarle al visitante nuestra cultura, hecha tangible en un plato de comida legado por nuestros abuelos inmigrantes.