Desmontes en el norte cordobés
Quizás haya llegado el momento de volver a las fuentes. De abrevar en el ejemplo de productores y entidades oficiales y no gubernamentales que trabajan para evitar que el bosque nativo desaparezca. Y de retomar la conciencia ambiental perdida.
Desde el gobierno de Córdoba se informó que la Policía Ambiental de Córdoba frenó hace pocos días un desmonte en la localidad de Huascha, en el departamento Ischilín, al norte de la provincia. En efecto, en el marco de un control de rutina, efectivos detectaron una intervención forestal e ingresaron al predio, donde solicitaron las autorizaciones correspondientes a los responsables. Al constatar que no contaban con los permisos de la Secretaría de Ambiente, los agentes dispusieron el cese inmediato de todas las actividades y labraron un acta por infringir la normativa vigente.
Además, se indicó que durante el operativo se secuestró una topadora con un rolo de tres metros, y un camión con 21 toneladas de leña verde que circulaba por la Ruta 60 con una guía que no se correspondía con la carga que trasladaba. Cabe señalar que hace pocos días se produjo un procedimiento similar en La Candelaria, en donde se estaban desmontando 64 hectáreas sin autorización.
Los relatos precedentes son elocuentes demostraciones de que la situación del monte nativo es alarmante, en virtud de inescrupulosos manejos forestales y agrarios que no tienen en cuenta la importancia de la preservación. Por fortuna, como contradicción, existen intentos muy valiosos de propietarios de terrenos que mantienen las mismas características, tal cual ocurre en inmediaciones de La Francia y de acuerdo a la crónica publicada en nuestro diario días atrás.
Sin embargo, las prácticas reñidas con el cuidado del ambiente persisten. Mientras el mundo mira lo que sucede en la Amazonia, los procedimientos referidos de la Policía Ambiental son botones de muestra de que también en nuestra región las cosas continúan por la misma senda. Ello, pese a que la legislación vigente en la materia es taxativa y procura la preservación de los ecosistemas. Pero su cumplimiento se complica por la extensión del territorio y quizás la falta de recursos para controles más exhaustivos.
Hace un siglo Córdoba tenía 12 millones de hectáreas de bosques nativos originales. Hoy, con suerte, quedan menos de 300 mil. El desmonte indiscriminado y los incendios han sido las causas de este deterioro
Más de 100 años después, la realidad indica que apenas le quedan 300 mil y que las superficies de monte autóctono van en camino a ser reducidas aún más por los desmontes indiscriminados. Si bien en los últimos años se ha logrado reducir esta práctica, persiste la emergencia forestal.
Quizás haya llegado el momento de volver a las fuentes. De abrevar en el ejemplo de productores y entidades oficiales y no gubernamentales que trabajan para evitar que el bosque nativo desaparezca. Y de retomar la conciencia ambiental perdida.