Construir oportunidades y devolver dignidad
Los cuestionamientos al clientelismo son su falla más evidente, aunque su necesidad en tiempos difíciles es también difícil de rebatir.
La crisis socioeconómica que se está viviendo registra indicadores que alarman y trazan un panorama bastante oscuro para los meses que vienen. Existen indefiniciones, falta de diálogo y escalas de prioridades que no parecen reparar en las cuestiones más urgentes y apremiantes que aquejan a los argentinos, en especial a los de menores recursos.
El vecino de cualquier barrio de la ciudad ha notado el crecimiento de las necesidades sociales con la frecuente presencia de personas que requieren asistencia alimentaria o de otro tipo y se acercan a cada domicilio para encontrar ayuda. Otros, consiguen productos para revender y así acercar algún ingreso a su hogar, mientras que son varios -sobre todo jóvenes- los que van ofreciendo servicios como lavar los autos o cortar el pasto. Los indicadores estadísticos que reflejan esta realidad se transforman en rostros visibles, identificables que corporizan la gravedad de la situación. En el centro de la ciudad, la observación permite dar cuenta también de estas realidades que marcan claramente la profundización de la crisis y el problema creciente de la falta de empleo.
La descripción del párrafo anterior se repite, por cierto, en la mayoría de los centros urbanos del país. En todas las poblaciones existen referencias similares. Miles de personas viven rebuscándoselas para llevar algún ingreso a sus hogares, incluso para sobrevivir a la pobreza creciente. Mientras tanto, se mantienen bajo tierra las condiciones que permitirían superar este flagelo. Por ello, en tiempos como éste es importante encontrar soluciones imaginativas que permitan a muchos aliviar la pesada carga. Y en esto el Estado tiene un rol central, pero no es el único actor social que podría intervenir.
Se conocen muchos planes asistenciales que procuran ayudar a las familias que tienen situaciones más riesgosas. Los cuestionamientos al clientelismo son su falla más evidente, aunque su necesidad en tiempos difíciles es también difícil de rebatir. Los gobiernos locales también hacen su parte. Algunos con más recursos y otros apelando a asociaciones con instituciones del medio para apoyar la reinserción laboral de muchas personas.
En este marco, se puede leer en la prensa regional el impacto positivo del denominado Plan Trayectorias lanzado por la municipalidad de Rafaela y sustentado en los datos concretos surgidos de informes realizados por dependencias que se encargan de atender las necesidades la esa comunidad y por el Instituto de Capacitación y Estudios para el Desarrollo de la vecina ciudad. Así, a partir de la visualización de un contexto similar al relatado en los párrafos anteriores, se diseñó un programa que, a partir del liderazgo municipal, busca tender puentes entre quienes necesitan trabajar y entidades intermedias que puedan sumarse para que algunas personas puedan capacitarse y trabajar.
Es solo un ejemplo. Seguramente hay muchos más. Se trata de brindar alternativas. De construir oportunidades. De reintegrar el preciado valor de la dignidad en algunos casos. Y también de edificar sólidos lazos en la comunidad para sortear momentos tan especiales y complicados.