Ante el problema de la delincuencia infantil
La delincuencia infantil ha sentado raíces en nuestra sociedad, para preocupación de las autoridades de seguridad y también de la ciudadanía. Sin embargo, el fenómeno reviste numerosas facetas que se relacionan fundamentalmente con la apatía y desidia existente en vastos sectores sociales.
La noticia da cuenta de que un niño de 9 años fue detenido el último viernes tras ser sorprendido mientras intentaba robar en el interior de una vivienda de la ciudad de Las Varillas, en calle Laprida al 300. El menor fue descubierto por el propietario del inmueble, informaron fuentes policiales, quien advirtió la presencia de un desconocido en su patio e hizo la denuncia policial. Cuando los uniformados llegaron a la casa descubrieron la presencia del menor dentro del predio, el cual se encuentra resguardado por una tapia y un tejido. Pese a ello, el jovencito se las ingenió para ingresar.
Según las fuentes, la víctima indicó que desde hace tiempo venía notando la falta de distintos elementos del interior de la vivienda mientras él se encontraba en su lugar de trabajo. Personal policial procedió a trasladar al niño a la comisaría de esa ciudad dando aviso al Juzgado de Menores que decidió convocar a sus padres para entregárselo tras una revisación médica y los trámites de rigor.
En otros tiempos, el hecho sería calificado como una rareza. Sin embargo, en los que corren, se trata de un episodio habitual. Es que la delincuencia infantil ha sentado raíces en nuestra sociedad, para preocupación de las autoridades de seguridad y también de la ciudadanía. Sin embargo, el fenómeno reviste numerosas facetas que se relacionan fundamentalmente con la apatía y desidia existente en vastos sectores sociales. Es casi seguro que el menor en cuestión es víctima de una situación de abandono, desinterés y despreocupación de sus progenitores. Algunos padres, como siempre ha ocurrido, incluso fomentan las actividades delictivas de sus hijos. Esta actitud, abiertamente contraria a la ley natural y a la legislación vigente, es más frecuente de lo que se supone.
La delincuencia juvenil siempre ha sido un estrago para la sociedad. Pero ahora parece ser más grave aún: los autores de hechos delictivos ni siquiera llegan a la decena de años. En poco tiempo más, es muy posible que estos niños, en virtud del contexto en el que viven, sean incapaces de adaptarse al medio social. Además, hacen el resto las drogas, la falta de oportunidades tanto educativas como laborales y la desintegración familiar originada por la irresponsabilidad de los padres.
Al mismo tiempo, la reacción social no siempre contempla todos los aspectos de esta coyuntura. Condena casi sin razonar. Entonces, la grieta en la sociedad se agiganta hasta extremos que hacen casi imposible un retorno. El pesimismo es la consecuencia de un estado de cosas que parece no encontrar antídotos para revertirse.