Actitudes frente a la campaña electoral
Todas las alianzas y partidos ignoran la ley electoral y han lanzado su publicidad con miras a las Paso. Muros empapelados, pintadas de todo tipo y mensajes proselitistas que pululan por las redes forman parte de este entramado. Por supuesto, la ciudadanía asiste a una invasión anticipada de propaganda, lo que conforma una conducta lamentable de parte de todas las agrupaciones, que destila desprecio por las normas y sensación de impunidad.
"Haciendo lo que hay que hacer. Estamos urbanizando la zona de Zaimán, donde viven más de 1200 familias", rezaba el anuncio de Presidencia de la Nación y el plan a Belgrano a cargo del dirigente radical tucumano José Cano, publicado en La Gaceta de Tucumán. Hasta allí nada nuevo. En tiempos preelectorales, la profusión de propaganda oficial ha sido un recurso utilizado hasta el hartazgo por cualquier gobierno, de cualquier signo político.
El problema es que la localidad de Zaimán está ubicada en Misiones y no en Tucumán. Por supuesto, el craso error comunicacional del oficialismo fue aprovechado por la oposición que se encargó de cuestionar el Plan Belgrano y de acusar de desconocimiento a su titular, así como de adjudicar mala fe a la publicidad errónea.
El caso pasaría al olvido como una anécdota más de tiempos de campaña si no fuese porque existe una enorme vocación de generar enfrentamiento dialéctico, mediante diatribas y aprovechamientos ocasionales. En la oposición esto es manifiesto, pero en el oficialismo también se cuecen habas en ese mismo sentido. Esto último no solo porque se cometen errores casi infantiles en aspectos de comunicación masiva, sino también porque las respuestas a los cuestionamientos opositores apelan a similares argumentos -falaces en muchos casos-, con lo que el debate público se desvirtúa, se denigra, se envilece.
"Gobiernan hace más de una década, pero su preocupación es un aviso mal publicado en un diario. Son patéticos y no tienen nada que mostrar", tuiteó el presidente del radicalismo tucumano al aludir al error "evidente" -según su propia admisión- de la publicación en cuestión. Habrá que recordar que no siempre servirá el argumento de la "herencia" -pésima por cierto- para justificar los errores de gobierno. Lo que queda claro con esta circunstancia de poca importancia desde lo institucional es que constituye el reflejo de lo que sucede con asuntos de mucha mayor seriedad, que son abordados de la misma manera por los dirigentes de todas las agrupaciones políticas y de todas las vertientes ideológicas. El caso del jubilado que se suicidó en el Anses de Mar del Plata es otro ejemplo nítido de esta situación.
Como si esto fuese poco, todas las alianzas y partidos ignoran la ley electoral y han lanzado su publicidad con miras a las Paso. Muros empapelados, pintadas de todo tipo y mensajes proselitistas que pululan por las redes forman parte de este entramado. Por supuesto, la ciudadanía asiste a una invasión anticipada de propaganda, lo que conforma una conducta lamentable de parte de todas las agrupaciones, que destila desprecio por las normas y sensación de impunidad.
Podrá adjudicarse a la grieta este fenómeno. Podrá señalarse que funcionarios y opositores dan más crédito al discurso y a la imagen que a los hechos concretos. Podrá sostenerse que la ciudadanía no repara prioritariamente en este tipo de disputas. Podrá asegurarse que así se hace en tiempos de la posverdad. Pero finalmente podrá concluirse que en el tobogán de la política argentina se entremezclan y generan zafarrancho los errores comunicacionales serios, los aprovechamientos oportunistas, las respuestas vacías, los falsos silogismos, el desprecio por las leyes que rigen la publicidad electoral y la carencia de debates sobre ideas y proyectos, entre otras cuestiones no menos preocupantes. .