“A partir del humor, puedo decir de todo y de manera más liviana”
"Interpretar a mujeres fue como abrir la puerta para salir a jugar, porque antes era muy tímido", afirma Juan Pablo Amante, actor villamariense que hoy se presenta en nuestra ciudad con la obra "Zapatos de tacón", en la que personifica a distintas mujeres, cada una con su carácter, cada una con su "mambo".
Juan Pablo Amante se presenta hoy viernes en el Centro Urbano de Expresión Moderna (Cuem) con "Zapatos de tacón", una obra desopilante en la que combina distintos personajes, en su mayoría mujeres, que buscan visibilizar diferentes formas femeninas.
Con 39 años, el joven nacido en Mendoza pero criado en Villa Nueva, encontró en la actuación la posibilidad se expresarse en toda su esencia, tanto personal como profesionalmente.
La homosexualidad en una ciudad chica y la liberación de los sentimientos a través de la personificación y la transgresión, eso quiere Juan Pablo Amante arriba y debajo del escenario.
El versátil artista dialogó con VOZ MUJER sobre la importancia de ser genuino para convertirse en mejor persona.
-Visitas San Francisco con un nuevo espectáculo en tu carrera.
Así es. "Zapatos de tacón" es una síntesis de todo lo que estuve trabajando en distintas salas y bares de Villa María. Son pequeños personajes que los uní en una misma obra.
- ¿De qué trata la obra?
Miguel Romanio, que es el personaje principal, es un peluquero del interior del interior del país, tiene el sueño de ser artista, de mostrarse en el escenario ya que las cuestiones culturales no lo dejaron y ahora puede hacerlo. Con los personajes femeninos que hago, mezclo la historia y hago humor.
- ¿Siempre interpretando mujeres?
Empecé haciendo una especie de teatro bar y cuestiones alternativas. No tenía sala y poco a poco empezamos a aparecer en lugares donde estaba la gente que no iba al teatro. La mayoría de los personajes nacieron de mis escritos pero con el tiempo, fueron mutando. Ellos fueron creciendo conmigo y poco a poco les fui cambiando cosas; ellos fueron cambiando sus gustos y formas de ser, y favorablemente, la realidad me sigue dando herramientas para que algunos personajes crezcan, otros se queden más "piolas" y guardados, pero que en cualquier momento salen. Para esta obra en particular, busqué varios personajes que venía haciendo y con una excusa teatral que es "Zapatos de tacón", los mezclé.
- ¿Cuántos personajes creaste a lo largo de tu carrera?
Debo tener unos 17 o 18 personajes creados, pero en la obra hice un recorte y elegí los que contrastaban más.
- Las mujeres, ¿siempre fuente de inspiración?
Hay mucho de eso, inclusive, tengo varios referentes de la actuación como Antonio Gasalla, Humberto Tortonese, Fernando Peña que se dedican a eso. Hace poco, le preguntaron a Gasalla porqué interpretaba mujeres y él dijo que es porque eran más interesantes en el escenario que los hombres; porque son personas que siguen luchando por su igualdad, por visibilizarse, que tienen muchas contradicciones. Me parece que cuando uno habla de sociedad machista, el peso sigue recayendo sobre las mujeres. Interpretar a mujeres fue como abrir la puerta para salir a jugar, porque antes era muy tímido.
"Cuando hablo con mi 'locólogo', le digo que en el teatro encontré no ser una olla a presión. Empecé a decir, a ser. Encontré una vía de escape para estar más liviano. No es fácil aún hoy, y mucho más en ciudades como la nuestra, donde la gente cree ser amplia de criterio hasta que el otro dice ser gay y no nos gusta más esa persona. Fue todo un desafío para mí".
-¿Algún personaje favorito?
Hay un personaje que se llama Geranio, la primera mujer que hice, muy "fascia" y con carácter, era totalmente distinto a lo que soy yo. Era ponerme en el papel de un personaje antagónico a mí. Soy una persona que abiertamente confiesa que es homosexual y entonces con ella, fue exponerme y escarbar en lo misógino. Fue un doble desafío: actuar como mujer y exponerme de esa manera.
- ¿El teatro fue como una terapia en tu caso?
Cuando hablo con mi "locólogo", llamo así a mi psicólogo, le digo que en el teatro encontré no ser una olla a presión. Empecé a decir, a ser. Encontré una vía de escape para estar más liviano. No es fácil aún hoy, y mucho más en ciudades como la nuestra, donde la gente cree ser amplia de criterio hasta que el otro dice ser gay y no nos gusta más esa persona. Fue todo un desafío para mí.
-Hay algo de rebeldía en eso ...
Si bien no hago militancia partidaria, sí tengo mi ideología y mis conceptos, más teniendo en cuenta que trabajo con mis textos, por lo que me expreso desde mis ideas políticas. Hablar de la sexualidad abiertamente fue un paso para mí. Muchos amigos se sorprenden que en una ciudad chica como Villa María me convoquen a presentarme en tantos lados sabiendo mi condición de gay.
-Un claro avance ...
Sí, pero hay aún mucho por hacer, por hablar y debatir. Porque lamentablemente se habla abiertamente de la homosexualidad pero a nivel discursivo, porque a nivel práctico no pasa nada. Mi aporte lo hago a través del humor, a partir de eso puedo decir de todo y de manera más liviana.
- ¿Alguna vez se ofendió alguna mujer del público?
Nunca. Lo primero que hago es reírme de mí mismo. Solo una vez se ofendió una persona por el personaje Zulema, un personaje con humor negro. Fue un hombre el que se ofendió. Cuando uno hace teatro, una pintura o fotografía, cada uno lo toma como quiere.
- ¿Cuándo descubriste el teatro?
De grande. Hace 11 años que hago teatro. Empecé por un taller que hice para mi carrera de Trabajo Social y nunca más paré. El teatro llegó tarde porque no tenía los recursos para formarme con quien quería estudiar actuación y mis "mambos" de la adolescencia no estaban resueltos. En esta ciudad como San Francisco hay dos opciones: o te amoldás y pasás desapercibido o te mudás a una ciudad y pasás de incógnito. Elegía quedarme y por eso empecé más tarde con el teatro, cuando tenía mis ideas claras. Esto me convirtió en mejor persona.