133 años de esfuerzo compartido
La rica historia de nuestra ciudad tiene un valor supremo: el trabajo. Pese a todos los vaivenes de la Argentina, la cultura y el perfil laborioso de San Francisco sigue asomando. Con fuerza en algunos momentos. Tímidamente en otros. Pero siempre presente.
Se cumplen hoy 133 años desde que el gobierno de la provincia de Córdoba aprobara los planos presentados por el fundador José Bernardo Iturraspe, hecho que dio origen a nuestra ciudad. Un nuevo aniversario que, como cada 9 de Septiembre, exige reflexionar sobre lo que somos, lo que pretendemos ser y cómo nuestra rica historia puede ayudarnos a avanzar hacia el objetivo compartido.
Aquella rica historia tiene un valor supremo: el trabajo. Pese a todos los vaivenes de la Argentina, la cultura y el perfil laborioso de San Francisco sigue asomando. Con fuerza en algunos momentos. Tímidamente en otros. Pero siempre presente. Porque ha sido el signo de identidad que abrió la puerta a otras realizaciones comunitarias que permitieron afianzar la cultura, la educación y lo servicios.
Personajes de esa historia común que tenemos los sanfrancisqueños nos llamaron a continuar en esa senda. Raúl G. Villafañe, desde sus Charlas de Aldea, afirmaba que estamos llenos de defectos, pero también de virtudes. Y pedía que se amara esta porción de tierra porque "por cada palabra de ternura que tengan para ella, florecerá un himno de gratitud en sus nietos". Es el legado de amor hacia la patria chica. Un sentimiento que, a 133 años del comienzo, es necesario que reverdezca.
El centenario diario de San Francisco ha acompañado a lo largo de las décadas los anhelos, los reclamos y las inquietudes de una comunidad siempre atenta a las grandes realizaciones, con espíritu de progreso innegable y con pautas culturales que son un sello característico y de las cuales sería un pecado imperdonable renegar. Porque son las marcas características de nuestra identidad. Porque revelan nuestras virtudes. Y también nuestros defectos, como señalaba Villafañe. Pero fundamentalmente porque es el patrimonio común, activo cuyo valor se realza cuando se está lejos.
Un sociólogo norteamericano, David Harvey, afirma que todos tenemos derecho a la ciudad. En su libro "Ciudades rebeldes", afirma que "esmucho más que un derecho de acceso individual o colectivo a los recursos que la ciudad almacena o protege; es un derecho a cambiar y reinventar la ciudad de acuerdo con nuestros deseos. Es, además, un derecho más colectivo que individual, ya que la reinvención de la ciudad depende inevitablemente del ejercicio de un poder colectivo sobre el proceso de urbanización". Y agrega:"La cuestión de qué tipo de ciudad queremos no puede divorciarse de la cuestión de qué tipo de personas queremos ser, qué tipo de relaciones sociales buscamos, qué relaciones con la naturaleza mantenemos, qué estilo de vida deseamos o qué valores estéticos tenemos".
La última frase es un interesante aporte a la discusión colectiva sobre el futuro de nuestra ciudad. En esto, es posible que el ejemplo del santo de Asís nos permita esclarecer el camino. Porque San Francisco nos reclama que la paz que anunciamos con nuestras palabras esté primero en nuestros corazones. Y porque señalaba que en el servicio y el trabajo se encierra el valor de la vida humana y el legado para las nuevas generaciones:"Hagamos nuestro mejor esfuerzo. Lo que hemos hecho hasta ahora es poco y nada".