Una brecha que sigue creciendo
Si bien las encuestas globales han perdido peso en los últimos tiempos debido a desfasajes metodológicos y a la propensión de las personas a no responderlas, un informe deja en evidencia la brecha gigante entre la ciudadanía y la clase dirigente.
Los efectos sociales de la pandemia global del coronavirus se han hecho sentir en la gran mayoría de los países del mundo. Los problemas de empleo, la creciente pobreza y las dificultades en el acceso a la salud y a la educación son, en general, asuntos que afectan a la gente en las distintas geografías. Con vaivenes y diferencias, es cierto. Pero, especialmente en los países de América latina, con la sensación de que los engranajes que habían mantenido unidas a las sociedades se están deshilachando.
Así se desprende de una encuesta realizada en 25 naciones por la consultora Ipsos Global Advisor durante el mes de agosto. Allí se expresa que dos tercios de la población opina que el sistema social no funciona, que no satisface sus aspiraciones y que está fracturado. La percepción de escasa transparencia o corrupción prevalece en los países del continente. La fractura, entonces, establece la idea de que la sociedad está dañada y su inestabilidad tiene como fundamentos la distancia cada vez mayor entre la población y su dirigencia.
El sentimiento ciudadano es que esta división continuará incrementándose. Que la élite política mantendrá sus privilegios y que la gente común continuará padeciendo el deterioro en su nivel de vida. El pesimismo en relación con la situación actual y las proyecciones futuras de cada país es muy elevado en Latinoamérica. En la encuesta, cuatro de los cinco países que consideran mayoritariamente que "el país va en declive" son latinoamericanos: Brasil, 69%; Chile, 68%; Argentina, 68%, y Colombia, 67%.
También, el relevamiento da cuenta de la mala imagen de los políticos y su desvinculación con la ciudadanía. El 81% de los encuestados piensa solo se protegen entre ellos y casi tres cuartas partes afirma que quienes dirigen no se preocupan por la realidad de los ciudadanos. Se nota, además, un rechazo manifiesto a los partidos tradicionales que, en el caso de la Argentina, llega al 71 por ciento.
Si bien las encuestas globales han perdido peso en los últimos tiempos debido a desfasajes metodológicos y a la propensión de las personas a no responderlas, el informe de Ipsos -una consultora prestigiosa- deja en evidencia la brecha gigante entre la ciudadanía y la clase dirigente en la gran mayoría de los países. La polarización y la división son fenómenos que se han cristalizado como permanentes en la discusión de los asuntos públicos. La desigualdad, la corrupción y la caída del nivel de vida quedan expuestos, asimismo.
El politólogo santafesino, que vivió muchos años en San Francisco, Daniel Zovatto, resumió con claridad el panorama que traza este informe. Alertó sobre "la urgente necesidad de recuperar la confianza ciudadana en la política y sus instituciones; avanzar hacia una democracia de nueva generación que sepa escuchar y dé resultados; y de formar una ciudadanía y un liderazgo que estén firmemente comprometidos con los valores democráticos, el pluralismo y la tolerancia". Por lo que se observa en la campaña proselitista con vistas a las Paso, la mayoría de la dirigencia política no parece comprender que su distancia con la gente sigue creciendo.