Trabajadoras sociales, un faro en la tormenta
En nuestra ciudad, un grupo de mujeres, trabajadoras sociales, asisten diariamente a familias vulnerables, para hacer su vida más digna y darles oportunidades. Gracias a ellas, muchos vecinos afectados por el temporal del 14 de diciembre volvieron a dormir bajo un techo. Empatía y fortaleza son sus cualidades fundamentales para enfrentarse cada día a "un golpe de realidad".
Cintia Méndez, Melina Colombano, Romina Pino y Verónica Cuello, del área de Desarrollo Social, que depende de la Secretaría de Salud y Medio Ambiente de la municipalidad de San Francisco, asisten a más de 700 vecinos vulnerables en los Centros Atención Primaria de Salud (dispensarios). Ese trabajo diario, permanente y silencioso tuvo su mayor exposición pública hace poco más de un mes, cuando un voraz temporal azotó a gran parte de la ciudad dejando a familias sin techo.
Su labor -la que aseguran tiene "una carga emocional muy fuerte"- fue distinguida por las autoridades municipales y provinciales, aunque para ellas el mayor reconocimiento es el agradecimiento de la gente a la que ayudan, los excluidos, para disminuir las desigualdades e injusticias sociales.
En el día más angustiante, el día después de la tormenta, ellas junto a otros colegas, Eduardo Mansilla, Cecilia Córdoba, Laura Trossero y Marina Núñez, pudieron trasmitir seguridad y confianza a quienes lo habían perdido todo.
"Nos encontramos con un panorama desolador y con muchas personas que estaban en estado de shock", afirmó Verónica a VOZ MUJER.
- ¿Cuál es la principal problemática que atraviesa a la sociedad que demanda ayuda?
-Romina Pino: En los últimos años cambió mucho el tipo de demanda que recibimos. Están los que no tienen trabajo pero también están aquellos que sí lo tienen pero que no llegan a cubrir sus necesidades, los servicios básicos o un alquiler.
-Verónica Cuello: La cuestión habitacional es lo que más está padeciendo la gente. Hoy estamos asistiendo a familias que están sacrificando el patio de su casa o cualquier espacio edilicio para construir una habitación para sus hijos.
-Cintia Méndez: Están quienes no tiene ninguna posibilidad y allí estamos nosotras para ayudarlos.
-Melina Colombano:Hay mucha gente nueva que se está acercando a nosotros porque no logra cubrir sus necesidades básicas.
- ¿Cómo detectan esas necesidades?
-V. C.: Con el trabajo en el terreno, recorriendo los barrios, visitando a la gente. También trabajamos en red con otros profesionales, por eso denominamos nuestra labor como polimodal, porque no atendemos una sola problemática sino varias, a lo que se suma la urgencia.
- ¿Cómo es el día a día de una trabajadora social?
R. P.: Tenemos una agenda de trabajo pero siempre están surgiendo nuevas situaciones que atender. En una mañana te encontrás con distintas realidades. Pasás de atender a una mujer víctima de violencia de género que te cuenta su relato y se te 'estruje' el corazón mientras intentás contenerla, a estar con otra que tiene una situación completamente diferente.
M. C.: Nos llevamos mucho dolor y una carga emocional muy fuerte.
- Su trabajo es valioso y a la vez desconocido para muchos...
V. C.: Nosotras trabajamos con parte de la población que no es económicamente activa para el sistema, entonces eso ya trae aparejado una carga emocional para nosotras como profesionales porque incide en cómo la gente nos ve en nuestro trabajo y cómo se representa. Las trabajadoras sociales estamos para dar respuesta a aquellos que quedan excluidos y ese no es un dato menor, por eso tiene una carga social importante.
C. M.: Tal vez no tenemos solución pero somos quienes podemos direccionarlos; podemos escucharlos y aconsejarlos, acompañarlos en el momento que están pasando o con lo que necesitan.
Melina Colombano, Romina Pino, Cintia Méndez y Verónica Cuello fueron reconocidas por su labor en el temporal del 14 de diciembre pasado
Heroínas anónimas
- ¿Qué significó que el municipio y la Provincia reconocieran su labor durante el temporal?
R. P.: Fue una sorpresa que reconocieran nuestra labor porque trabajamos desde hace tiempo con la gente y ya estuvimos presentes en otros temporales donde hubo vecinos evacuados por inundaciones, por ejemplo.
-V. C.: Lo más importante es que se reconozca la profesión, porque nos da lugar a mostrar la importancia que tiene nuestra función en la sociedad, porque nuestro trabajo es la reivindicación de los derechos de los que no lo tienen.
- ¿Pueden describir cómo fueron esos días después del temporal?
-V. C.:Vivimos jornadas agobiantes, de mucha carga emocional porque ya conocíamos a las familias afectadas y verlas en ese estado fue duro para nosotras. Cuando llegamos a barrio Parque, que era el más afectado, nos encontramos con un panorama desolador y con muchas personas que estaban en estado de shock. Entrabas a la casa de los vecinos y te encontrabas con que se les había volado el techo, el tanque de agua, que estaban sin luz ni agua potable, y sin sus hijos, porque los habían llevado a casa de familiares porque no tenían más nada.
-M. C.: El día después de la tormenta fue sin dudas el día más angustiante para todas nosotras. Recuerdo que la primera casa a la que entré, miré hacia el techo y me encontré con el cielo.
- ¿Es posible asistir a los damnificados y no involucrarse emocionalmente?
-V. C.: Trabajamos desde la empatía y teniendo a favor que ya los conocemos porque siempre estamos trabajando en terreno y no somos ajenos a ellos. Lo que nos ayudó fue que la gente nos conocía, que no éramos desconocidas para ellos y podíamos ser parte de su dolor porque entrabamos a la intimidad de cada familia. Otra cuestión es que pudimos trabajar con libertad y con la confianza del municipio, además del apoyo provincial de colegas especialistas en catástrofes.
-C. M.: Conocerlos nos permitió saber qué podían necesitar o darles consejos para atender las situaciones de urgencia.
-M. C.: Lo más importante fue atender a los niños en las zonas más afectadas, porque ellos querían cuidar su casa, porque les robaron en pleno temporal.
-R.P.:Teníamos que tener la fortaleza necesaria para escuchar a cada uno de ellos. La gente es muy agradecida, porque no somos simples trabajadoras sociales sino que estamos cerca de ellos, estamos en su día a día, nos conocen y somos parte de su vida.