Yuyales "públicos y privados"
La llegada de la época de lluvias y el verano multiplica el riesgo de que estos ganen espacio si no existe una planificación para su control en la vía pública y la aplicación de las normas para los propietarios en los baldíos. Se trata solamente de aplicar el sentido común y de garantizar la higiene en la ciudad.
Vecinos de barrio Ciudad (400 viviendas)
reclamaron al municipio la construcción de veredas en un espacio público en el
que se instalaron juegos y otros elementos para realizar actividades físicas. Y
también, con el mismo énfasis, pidieron que el municipio se encargue de
mantener en buen estado este espacio verde, habida cuenta de que por momentos
los yuyos ganan demasiado terreno.
Este último reclamo sirve para tomar nota de que el malezal está presente en numerosos sectores de la ciudad. Basta una recorrida por los barrios para tomar nota de ello. En algunos casos se observa a simple vista porque son espacios públicos. En otros, las paredes de los terrenos baldíos impiden su visualización, pero no la preocupación de muchos vecinos que sufren la presencia del yuyal con todas las derivaciones negativas en materia de higiene y seguridad que ello acarrea.
Los inconvenientes acarreados por la falta de control en esta materia son numerosos y elocuentes. Desde la presencia de alimañas, roedores y posiblemente ofidios, hasta cuestiones vinculadas con la seguridad urbana, toda vez que algunos sitios poblados de yuyos altos pueden servir para esconder elementos robados o incluso para ser guarida momentánea de delincuentes, entre otros aspectos.
En algunas arterias importantes, la cuestión se nota demasiado. Hasta hace pocos días, la avenida Cervantes en el tramo que va desde la planta de hormigón municipal hasta el ingreso a la autovía exhibía a sus costados casi una cortina forestal, en virtud de la altura que las malezas habían alcanzado allí. Los problemas para un conductor que debe obligadamente bajar a la banquina por cualquier causa son evidentes.
Este es un solo ejemplo. Pero no el único. Porque también el crecimiento incontrolado de malezas tiene en los terrenos sin edificar sitios más que propicios. Aquí la responsabilidad primaria pasa por los propietarios, quienes según la legislación son los que deben arbitrar los medios para mantener los predios en buen estado. El respeto a los vecinos linderos y a un sector barrial es lo mínimo que puede reclamarse a algunos propietarios desaprensivos que no cumplen con lo establecido.
La llegada de la época de lluvias y el verano multiplica el riesgo de que los yuyales ganen espacio si no existe una planificación para su control en la vía pública y la aplicación de las normas para los propietarios en los baldíos. Se trata solamente de aplicar el sentido común y de garantizar la higiene en la ciudad. Si las malezas son "públicas" o "privadas" poco importa a la hora del análisis y de los reclamos vecinales.