VHS: objeto de culto en otras ciudades, tesoro nostálgico para el “Flaco” Bertotti
El videocassette recobró un auge inusitado en las grandes urbes, donde cinéfilos mantienen viva esa tradición. En nuestra ciudad, el dueño icónico videoclub San Francisco los custodia con pasión.
Para muchos, el reinado del VHS en los 80's y 90's democratizó el acceso al cine. Cada quien podía armar su propia cartelera, a un precio accesible y en la comodidad de su hogar. El videocassette luego fue reemplazado por nuevos formatos y finalmente las plataformas de streaming on demand terminaron por sepultarlo.
Pero, como se trató de un fenómeno cultural más que una moda de consumo, el VHS sumó adeptos que hoy rescatan el valor sentimental de la experiencia que representaba sentarse a ver una película en una videocasetera.
Recientemente, los medios periodísticos destacaron el renovado auge que se generó durante la pandemia en las principales ciudades argentinas. El VHS, entonces, pasó de ser un objeto en desuso a un elemento de culto. Coleccionistas, clubes y comunidades hoy recrean la magia cada vez que presionan play.
En San Francisco, ese furor no se generó por obvias razones: no hay un público numeroso. Pero ahí está Alberto Bertotti, un ícono de la era del videoclub en San Francisco, protegiendo su colección y atesorando con cariño lo que para él es su vida.
Cuenta que hoy el videoclub es un negocio en retirada y que si no fuera porque no tiene que pagar alquiler (compró el inmueble en los principios de los 90) ya no sería sostenible. Para todos los soportes -VHS, DVD y Bluray- los problemas comenzaron a notarse cuando la "ventana" se hizo menor. Esto es: el tiempo que transcurre entre el estreno de un film en las salas de cine y su lanzamiento en plataformas de streaming.
Hoy, esos dos eventos se producen prácticamente al unísono. "En San Francisco el 90% de las personas que consumen esas plataformas eligen Netflix. Entonces, a la hora de comprar una película me aseguro que no la tengan todavía en lista", cuenta Alberto.
Bertotti no sabe hasta cuándo sostendrá el local. Es que más que un negocio es una pasión: "me gusta venir y ver una película tranquilo".
En el caso del VHS, hay otros obstáculos: ya no se consiguen videocaseteras. El "Flaco" conserva algunas, pero a medida que se van deteriorando, al no haber repuestos, quedan en desuso. En el videoclub tiene una Philips que hace un tiempo le trajeron y compró. Allí ve los clásicos. Hay películas de Michael Douglas cuyo único formato es el videocassette.
De vez en cuando algún cinéfilo llega para comprarle películas en ese soporte, pero a las más preciadas no las vende.
Alberto cuenta que la tecnología 4k generó cierta expectativa de repunte para el negocio, pero si bien las películas ya vienen en ese formato, no es fácil conseguir un aparato que las reproduzca. "Decían que la Playstation 4 podía reproducir 4k pero no es así. Creo que la 5 sí lo hace, pero son aparatos caros. Yo me compré un reproductor especial, pero en la actualidad debe estar costando 50 o 60 mil pesos. El formato es espectacular, se ve mejor que en el cine, pero hasta que no empiecen a fabricar el reproductor en el país, no va a ser algo accesible", comenta Bertotti.
El viceoclub de la esquina de Jonas Salk y Salta se resiste a desaparecer.
Amante del cine, no sabe hasta cuándo sostendrá el local. Es que más que un negocio es una pasión: "me gusta venir y ver una película tranquilo. O cuando viene gente, que no es mucha, nos ponemos a charlar. Así paso mis días, para mí esto es mi vida".
El culto al VHS
Coleccionistas y cultores de VHS afirmaron que, aunque dejaron de fabricarse en 2009 en el país, aumentó su demanda e intercambio en Argentina durante la pandemia, y permite vivir una experiencia "nostálgica" en una época signada por el catálogo de streaming, al que califican como una opción más de acceso al cine, pero "cada vez más empobrecido" en su calidad.
"El VHS (Video Home System) fue el formato que democratizó el cine y permitió una anarquía del espectador con la posibilidad de que uno sea su propio programador, y fue la primera forma masiva y real que hubo de conseguir películas", explicó a Télam Pablo Conde (48), gestor cultural del Festival de cine de Mar del Plata.
Además, Conde, quien también es coleccionista de VHS y organizador del ciclo de cine "Generación VHS" que se realizó en 2010 en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA), tuvo que deshacerse de 1.200 VHS de su colección porque "no tenía más espacio", y se quedó con 200, "los más importantes".
Pablo Conde es programador del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, empezó siendo videoclubista.
Para él, "la textura, coloración y el granulado del VHS es algo que se asocia con los primeros noventa y seguramente presenta 'retro cariño' que aumenta con un televisor de tubo".
Por su parte, Cristian Sema (37), coleccionista de VHS con una colección de cerca de 8 mil títulos, que comenzó a reunir en 2008 mientras publicaba información en su sitio rarovhs.com que hoy es leído por miles de seguidores, sobre todo en Facebook donde 103 mil cuentas se interesan en su contenido.
"Cuando empecé con la página había pocos coleccionistas, pero es algo que fue creciendo, sobre todo este último tiempo que coincidió con la pandemia, porque mucha gente aprovechó este tiempo para conseguir material", señaló a Télam.
Desde 2009 no se fabrican más VHS en el país y, sin embargo, "durante la pandemia aumentó la cantidad de gente interesada en conseguir ciertos títulos a través del grupo de Facebook VHS Argentina", agregó.
"Ver un VHS hoy -explicó Cristian-, recrea la experiencia de cuando alquilaste por primera vez en la época del '80 o '90, incluye la presentación de las productoras que ya no existen, los tráilers de las películas que se estrenaban en ese momento. Te retrotrae a la época en que se estrenó".
Juan Manuel Lavolpe (35) de Lomas de Zamora, provincia de Buenos Aires, programó ciclos de cine como "Muere monstruo muere", que hasta 2019 proyectó películas en VHS en el teatro Mandril y Tecnópolis, donde llegaron a recibir hasta 300 personas por función.
"Soy parte de una generación que creció con la figura del videoclub. El VHS es un formato con el que crecí y tiene un valor nostálgico. La vinculación que teníamos de chicos con el formato era el alquiler, porque era muy caro comprarlo", detalló a Télam.
Actualmente tiene 100 VHS "bien curados", dos videocaseteras, y está en la búsqueda de una "nueva" tv de tubo "para poder disfrutar la obra como fue procesada y distribuida, porque el color y la forma del tubo son ideales para verla".Lavolpe destacó que durante los años siguientes al 2009, cuando se dejó de producir VHS en Argentina, esta tecnología "se convirtió en basura".
"La gente lo tiraba o lo vendía muy barato y hubo un desprecio por esa tecnología, entonces comencé a acumular lo que me gustaba".
A su vez, el periodista especializado en cine Hernán Panessi aseguró que "antes este formato lo comprabas 3 por 10 pesos y hoy un título cuesta entre 600 y 2.000 o 3.000 pesos".
Hernán Panessi, periodista especializado en cine, "coleccionista en recuperación".
En mayo de este año, otro coleccionista que difunde contenido a través del canal de YouTube denominado "Retro aventuras", que cuenta con más de 56 mil suscriptores, mostró en uno de sus capítulos cómo rescató películas de un contenedor en el cual un videoclub de San Isidro tiró a la basura alrededor de 10 mil películas VHS."Esto no es basura, es oro puro. Los restos de una época maravillosa en la que íbamos al Videoclub y después de pasar un buen rato eligiendo nos llevábamos series y películas en las gloriosas cintas VHS", escribió el autor del video en la publicación.
Rescatando el pasado
Delfina Gentilini (29) vive en Rosario, y también es coleccionista de VHS, además de comunicadora social y editora audiovisual.
"El VHS no solo permitió ver películas en tu casa, sino grabar y generar un propio archivo de lo que te interesa", definió Delfina a Télam.
Su colección está compuesta por cine de terror de los '80 y '90, programas de canales de televisión y grabaciones familiares. Su motivación es la preservación de contenidos que no han sido trasladados a otros formatos.
Actualmente tiene entre 300 y 400 VHS en su casa expuestos en su biblioteca y dos tv de tubo y coincide con Pablo y Juan Manuel en que este tipo de televisores sirven para "mantener la esencia".
A su vez, Emilio Valencia (47) de Ushuaia, en la provincia de Tierra del Fuego, colecciona VHS, es programador cultural y llegó a tener más de 1.000 películas en este formato, que fue donando por una cuestión de espacio, pero ahora conserva una selección de 60 VHS que "atesora por nostalgia", y algunos de ellos los "rescató buceando" en contenedores de VHS descartados por videoclubs que cerraron. En su domicilio, tres videocaseteras para VHS forman parte del mobiliario.
Por último, Hernán Panessi (34) vive en CABA, es periodista especializado en cine, organizador de un ciclo de cine erótico de VHS, y se define como "coleccionista en recuperación" porque ahora se está "desfetichizando" luego de tener una colección de entre 2.000 y 3.000 títulos, que fue mermando.
"Hay un interés muy fuerte por vivir la experiencia, es poderoso ver un VHS en el 2021, cuando hay formatos que se ven y se escuchan mejor, pero hay algo en la magia, en el ruido del VHS que se aprecia mucho. Hay oleadas de interés que se perciben mirando los precios de Mercado Libre", sostuvo."La ausencia de este formato en extinción hace que los coleccionistas tengan una demanda y un interés mayor ante la posibilidad de desaparición de los títulos y del formato", completó.
En este sentido, Pablo Conde afirmó que "el VHS tiene todavía larga vida en los espectadores que ya lo conocen y en los que sienten curiosidad".
Emilio trabajó en un videoclub y llegó a acumular más de 1000 películas de VHS.
En cuanto a las plataformas de streaming, Emilio Valencia planteó que "hay cantidad de películas, pero no calidad". Y Cristian Sema agregó que "la oferta cinematográfica está muy fragmentada y para acceder a un catálogo importante de películas hay que contratar cuatro o cinco servicios, mientras que los videoclubes podían tener un catálogo de más de 10 mil películas".
A su vez, Delfina consideró que le parece "graciosa" la opción de Netflix que aparece en pantalla con la leyenda "reproducir algo", porque es "la desidia total del que mira"."La mejor parte de la experiencia de ir a un videoclub era tener la posibilidad de elegir", explicó.Además, dijo que si bien en términos de acceso siempre le pareció una buena iniciativa, "los catálogos están empobrecidos".
Por último, Juan Manuel Lavolpe dijo que, Netflix "le está dando mucha bola a la estética ochentosa y eso hace que la gente reviva la nostalgia por esa época", concluyó.