Vender todo para empezar una nueva vida lejos
Todos tienen menos de 35 años. Estos jóvenes vendieron todas sus cosas materiales y dejaron sus trabajos y profesiones para comenzar una nueva forma de vida en otros lugares. Los destinos pueden ser las sierras cordobesas, el sur de la Argentina o cruzar el océano hacia Europa, lo importante es alejarse y tener nuevas experiencias.
Por Stefanía Musso | LVSJ
Los millennials, estos jóvenes, en su mayoría sub30 y con altos valores sociales y éticos, desafían los conceptos de los mayores quienes piensan que deben seguir ciertas reglas en la vida para ser feliz. Para ellos ya fue eso de estudiar, trabajar, casarse y con los ahorros comprar una casa que luego quedará para las generaciones posteriores.
Libres y sin ataduras se despojan de todo lo que puedan haber comprado en sus años de trabajo y ejercicio de profesión, convirtiéndolo en una inversión a futuro buscando nuevas experiencias personales y profesionales en otro lugar lejos de su terruño.
Este es el caso de Virginia Ledesma, Maia Di Piazza y Mauricio Alberto; y Federico Bruno junto a su amiga jujeña Melisa, que van en busca de una nueva forma de vida.
Adiós a la oficina
María Virginia Ledesma (29) ya tiene su bolso listo para partir hacia Traslasierra. Allí, trabajará como voluntaria en una huerta donde le darán alojamiento y comida; una forma muy alejada a la que tenía en nuestra ciudad trabajando en el Parque Industrial con su título de licenciada en Administración de Empresas.
Esa será la primera parada de la viajera, porque es la Patagonia su destino en mente. "Desde que viaje al sur de vacaciones me volvió loca y me dije que iba a vivir un tiempo ahí. Cuando empecé a darle forma a esta idea de irme de la ciudad, lo primero que se me vino a la cabeza fue el sur, el tema de las sierras me llegó como un regalo, por un dato que me dio una amiga. Cuestiones personales y el ahogo de estar encerrada en una oficina, me permitieron tomar la decisión".
Para lograrlo, realizó una feria de "desapego" -como ella la citó en sus redes sociales- vendiendo todo lo que tenía y sumó algunos ahorros que tenía. "Si te vas para encontrarte y la única necesidad que tenés es de estar con vos misma, lo material deja de ser algo importante. Además una sabe que puede volver a comprarlo si quiere".
Para Virginia, esta decisión "es romper con la idea de vida que teníamos que teníamos que estudiar, trabajar, ser exitosa o tener una familia. Me cuesta creer que tengo que estar en lugares hermosos sólo diez días en las vacaciones y si me alcanza el sueldo. Hay mucha insatisfacción creo con el deber ser, lo laboral, la vocación y lo económico. Muchos hicieron el clic que si te animas y podés, el cambio depende de vos".
En un paraíso llamado Villa La Angostura
Maia Di Piazza (29) y Mauricio Alberto (33) viven en un hostel en Villa La Angostura desde el 2 de enero pasado. Lejos de la abogacía, la joven trabaja como moza por temporada en una parrilla del lugar.
"Estudié Abogacía en la ciudad de Córdoba y allí viví ocho años. Después, volví a San Francisco donde conocí a Mauri y vivimos tres años ahí. Nunca me gustó vivir en nuestra ciudad y aunque ejercí como abogada, trabajé también en un comercio pero no lograba adaptarme. Llegó la oportunidad de Villa La Angostura y no lo dudamos".
"Los paisajes del sur son maravillosos. Tengo los Andes a dos pasos. Que eso sea lo primero que uno ve te genera sensaciones diferentes y hace que uno empiece el día de otra manera y eso influye también en el trabajo".
Con el apoyo familiar desde el primer momento, la joven pareja se desprendió de su vida convencional vendiendo hasta sus zapatos. "Teníamos dos televisores, un sillón, la cama. Nuestra casa era preciosa. Fue difícil desprenderse de todo pero necesitábamos el dinero para poder y subsistir por dos meses al menos, que si bien yo tenía trabajo, mi novio no".
Los chicos viven en un hostel hasta que consigan alquilar un departamento o puedan compartir una casa con otros. "Costó al principio adaptarse a vivir en un lugar donde compartís con otras personas. Acá el clima es complicado porque hace mucho frío, pero fue un proceso más rápido de lo que uno imaginaba".
"Los jóvenes estamos cansados de lo de siempre. Estudiar, trabajar pero antes tener que pagar derecho de piso como profesional por dos `mangos´. Con mi trabajo como abogada no podía pagarme siquiera un viaje a la ciudad de Córdoba para visitar a mis amigos y ahora tengo un buen sueldo en un lugar paradisíaco. Creo que tomé una buena decisión", concluyó Maia.
Hacia Dinamarca con ropa, yerba, dulce de leche y sueños
Federico Bruno (26) y su amiga Melisa Yucra (24) oriunda de Jujuy, que se conocieron el año pasado a través de un grupo de mochileros online y se embarcaron en un viaje por Bolivia y Perú. Pero hace unos días, decidieron irse a Europa para luego ir hacia Dinamarca donde vivirán sin fecha de regreso. "Los dos teníamos nuestro trabajo y nuestros compromisos pero en junio del año pasado decidimos irnos sin fecha de vuelta. Ella aceptó y pareciera que el universo nos ayudó a jugarnos por este viaje", contó Federico.
Los dos jóvenes vendieron todo lo que tenían para esta nueva aventura. "Vendimos cada uno sus cosas, ahorramos y a la distancia organizábamos todo este viaje. Todo lo que trajimos fue ropa, yerba y dulce de leche".
Melisa obtuvo la visa para trabajar en Dinamarca por un año mientras que Federico espera por su ciudadanía italiana. "Este es un viaje de ida, no sabemos nuestra vuelta. Los dos teníamos nuestra vida resulta y nos cansamos; queríamos algo más porque nos sentíamos vacíos. Aun no entiendo como sucedió todo pero estoy feliz. Lo que comenzó con una publicación de Facebook, nos llevó a esta nueva aventura".
"Queremos romper con la estructura, conocer otras culturas, otras personas y descubrir cosas nuevas", concluyó Federico.