Una mujer del pasado y una historia que trasciende el tiempo
Un o una artista dejó en el Centro Cívico un lienzo con el rostro de una mujer cuya única ambición era ser actriz ¿Quién era y por qué llegó ahí?
Por Ivana Acosta | LVSJ
La figura de un rostro conocido y a la vez no, apareció colgada en el mismo lugar donde está el monumento al General José de San Martín de nuestra ciudad. A diario por el Centro Cívico cientos de personas van de un lado a otro sin ver mucho más allá de sus propias necesidades y nadie los culpa, es hasta natural. Hoy no fue así.
Esta mañana la figura de esa mujer apareció interpelando a todos sobre una pregunta que nadie expresó oralmente y con preguntas sobre su identidad, la historia, los motivos por los que llegó allí.
Este lunes encontramos en el Centro Cívico una bella réplica de Elizabeth Short, la Dalia Negra, una persona cuya historia data de muchos años atrás, pero que vino desde ese pasado a mostrarnos una cara cruel que pervive en el presente.
Se sabe mucho sobre lo sucedido a través de las noticias, pero no de la persona, muchas veces no se le pone nombre y apellido, ni se las humaniza, solo se les pone un número. Algo de eso hay en esta mujer enigmática.
Después que apareció esta obra que esconde la historia macabra por la que atravesó Elizabeth, su autora o autor solicitó el anonimato a cambio de contar un poco más sobre su trabajo. Creo que las intervenciones artísticas que se están haciendo para visibilizar lo que viene pasando a lo largo de la historia con los femicidios y desigualdad causan más rechazo que curiosidad por saber de qué se trata. Mi idea es hacer partícipe a la sociedad e inspirarles curiosidad, que se pregunten quién es la mujer que está ahí. Investigué quién fue, qué le pasó y supe sobre su vida, cómo se vinculó, el triste final que tuvo y que todo quedó en la nada. Yo entiendo que a veces es muy crudo cuando se muestran estas cosas, es fuerte cuando se descubre quién es y qué le pasó. Lo que importa es el mensaje, no el mensajero. No quiero críticas ni halagos porque esto es algo para la sociedad. Me parece que por ahí las maneras en que se intenta llegar a generar conciencia no provoca un acercamiento de la sociedad y el arte, causa rechazo. Es normal porque es algo nuevo cómo se hace y lo nuevo causa rechazo y solo se lo considera una irrupción en la moralidad. Una obra para que no olviden a la Dalia negra
- ¿Qué te llevó a elegirla?
- ¿Por qué el anonimato?
Perseguía su sueño
Elizabeth tenía como sueño llegar a Hollywood, ser actriz y toda su energía de 22 años estaba puesta en eso. Había nacido el 29 de julio de 1924 en la ciudad de Boston, Massachusetts, eran cinco hermanas que fueron cuidadas por su mamá Phoebe Mae Sawyer. Tempranamente su padre Cleo Short fingió un suicidio para abandonarlas y recién supieron de su mentira cuando la joven Beth (como la llamaban) tenía 19 años.
La muchacha y su padre se fueron Vallejo, California porque ella creía que sería más fácil viviendo allí ser actriz, poco tiempo después en 1943, se trasladaron a Los Ángeles. Cleo la quería de empleada y ella estaba decidida a ir por su destino por lo que terminaron separándose.
En septiembre de 1943 fue detenida por la policía por beber alcohol siendo menor y volvió con su mamá a Medford, pero estuvo poco tiempo allí y decidió ir a Florida. Parecía no tener destino, iba de lugar en lugar trabajando como moza y esperando la oportunidad.
A lo largo de ese camino conoció a un hombre, Matthew Gordon Jr. Que trabajaba en la Fuerza Aérea y lo destinaron a la India donde sufrió un accidente. Un día le llegó una carta a Short donde le pedía matrimonio, pero en 1945 él murió y ella quedó sola. Intentó de nuevo seguir adelante en el sur de California donde retomó su relación con el teniente Gordon Fickling y tampoco tuvo buena fortuna.
A los pies del retrato de Elizabeth Short se ven carteles con la leyenda "Se busca"
Fin del sueño
El 9 de enero de 1947, Elizabeth estuvo en el bar del Hotel Cecil (un lugar famoso por la "oscuridad" que lo rodea), de allí cruzó la calle y se perdió en la noche. Cinco días después una mujer y su hija creyeron encontrar en un baldío un maniquí roto y al acercarse descubrieron una escena macabra.
Esa vez que siendo menor bebió alcohol y le provocó un incidente policial permitió identificarla y que no pase a la historia como una NN. Su cuerpo estaba destrozado, pero no murió allí.
El cuerpo había sido seccionado por la mitad, a la altura de la cintura, y le habían drenado prolijamente la sangre. Su rostro estaba cortado desde la comisura de los labios hasta las orejas. Le arrancaron el bazo, el corazón y los intestinos; mutilaron su pezón izquierdo y la panza estaba cortada por encima de la entrepierna y en la vagina tenía un trozo de sí misma. También fue asfixiada; tenía las piernas fracturadas por los golpes de un bate y las marcas -en muñecas y tobillos- revelaban que había sido maniatada y torturada en vida durante tres días.
Al final se desangró. El lugar donde aconteció eso fue durante largos años un misterio y la posición en que se colocó el cuerpo era llamativa porque era idéntica al cuadro El minotauro de Man Ray.
La prensa aprovechó el amarillismo y se dijeron muchas cosas, se mencionaron a varios sospechosos, incluyendo a su padre, sin embargo, no hubo juicio, ni justicia solo impunidad.
Ella dejó de ser Elizabeth Short y todos comenzaron a llamarla la Dalia negra dadas las semejanzas del crimen con el reciente estreno en esa época de la película La dalia azul, protagonizada por Veronica Lake. El hecho de que ella eligiera siempre vestirse de negro transformó el mote.
El crimen de Elizabeth quedó impune
El verdugo habría sido un socialité
Su asesino se enfadó con la prensa porque reprochaba que lo publicado no era consistente con lo que hizo. Llegó a enviar pruebas de las cosas que tenía consigo Elizabeth para dar fe de que sabía sobre lo que hablaba. No hubo pistas, no se supo quién era.
Steve Hodel, un detective de Los Ángeles, en 1999 ordenaba las fotos de su padre, George, que había fallecido e hizo un hallazgo que lo llevó a iniciar su propia investigación y descubrir quién era él en verdad.
Encontró dos imágenes de una mujer desconocida para él que era muy semejante a Elizabeth, comparó la letra de su papá con la del sádico que enviaba cartas a la prensa y pidió acceso al FBI del material recolectado. No había suficiente certeza y la familia no creía que fuera ella, pero siguió investigando.
George había guardado también el comprobante de bolsas de cemento idénticas a las que estaban junto a Elizabeth cuando la encontraron y en las que la policía cree que la trasladaron ahí. Sumado a ello, él había vivido cerca del Hotel Cecil en una casa familiar que hoy se conserva. También fue cirujano y la policía de la época creía que tamaña precisión para la mutilación era obra de alguien con esos conocimientos.
Las sospechas aumentaban porque incluso ese día la familia no estaba en la casa y él se quedó solo, cuando eso pasaba en la mansión organizaba fiestas sociales con personas de gran poder adquisitivo, entre ellos ese artista Man Ray y actrices que buscaban lo mismo que la víctima: ser famosas.
Además, el modelo de auto que tenía su papá era similar al que testigos vieron cerca del baldío donde hallaron a la chica y a eso le sumó que cuando su media hermana era adolescente denunció a George por abuso sexual.
Todo parecía encajar y hurgando más en la investigación ya sin tantos flashes en el medio como había pasado en su momento, Steven descubrió que su papá fue uno de los tantos sospechosos y que podría haber evitado que la culpa recayera en él porque conocía a fiscales y jefes de policía.
Su convencimiento llegó cuando indagó y encontró semejanzas con otros crímenes de mujeres en años previos. El autor era su propio padre.