Por Ivana Acosta | LVSJ
La fisonomía de las ciudades cambia permanentemente y conforme
pasan el tiempo y las generaciones eso se acentúa más. No es raro que un adulto
y un joven caminen y digan "ahí estaba ..." donde ahora hay una realidad
diferente.
Lo mismo pasará en la Galería 9 de Julio cuando en marzo cierre
definitivamente las puertas la Mercería Tealdi que durante 18 años enalteció la
vidriera del lugar. María Elena Baravalle, su propietaria, de esta forma cierra
un capítulo importante de su vida en la recta final (de meses) para su
jubilación.
Con gran amabilidad recibió durante largos años a muchas personas
en el lugar dando soluciones a búsquedas de piezas bordadas, ropa de bebés,
lencería y artículos de mercería.
"Van a hacer 18 años que tenemos este negocio y hemos tenido que
sufrir los vaivenes de la política de estar mejores o peores y bueno, pero acá
siempre tenés cosas nuevas y distintas", contó María Elena que abre su local de
10 a 18 con las mismas ganas de siempre aun cuando en la vidriera dice
Liquidación por cierre.
El local 1 es el lugar del comercio y el 2 donde funciona el
taller anexo de su propiedad también donde se hacen arreglos, costuras y
bordado computarizado, ese segundo espacio seguirá funcionando, pero la gran
vidriera de siempre tiene los días contados.
Todo eso le ha traído a lo largo de los años muchas anécdotas
entre las que recordó: "Hemos tenido en el taller cosas insólitas como cuando
nos trajeron a coser cortinas de pelo, son cosas que no esperás. Tuvimos
grandes bordados para muchas empresas y siempre hubo muchas satisfacciones".
"Van a hacer 18 años que tenemos este negocio y hemos tenido que sufrir los vaivenes de la política de estar mejores o peores"
No hay vuelta atrás
Lo que pasará es todo un desafío, María Elena solo sabe que "ahora
es otra etapa a la que pasará" y dijo en ese sentido: "Uno pronto se jubila y
bueno ... vamos parando un poquito el ritmo y este local yo en marzo lo cierro y
nos quedamos con el taller de arreglos y bordado hasta que llegue mi jubilación
y poder retirarme".
Así como tuvo recuerdos y anécdotas felices también hubo tiempos
duros. "Lamentablemente con la crisis se nota mucho la diferencia de otros
años, pero el mundo está así hoy en día - comentó - Hoy tenemos que seguir
trabajando para subsistir, seguiremos como podamos para poder hacerlo".
"Lamentablemente con la crisis se nota mucho la diferencia de otros años, pero el mundo está así hoy en día"
Una parte sigue
Baravalle contó que lleva toda la vida trabajando en el rubro
desde que era muy jovencita con la diferencia que su carrera empezó en su
propia casa y después a propuesta de su esposo se trasladaron a esos dos
locales que prácticamente tienen sus nombres estampados.
"Hace 42 años me dedico a lo que es la costura nada más que antes
lo hacía en mi domicilio, un día mi marido me dijo de abrir un negocio. Siempre
me dediqué a la costura, hacía vestidos de novia. Empezamos con los bordados en
casa, con las primeras máquinas. Trabajé mucho en el bordado de delantales de
jardín y después los distintivos para los distintos colegios", relató mientras
llegaban más clientes al negocio, pero esperaban su turno cuidándose afuera.
Cuando la mujer cierre ese local el N° 1 no será nunca más el
mismo, extrañará las cosas en la vidriera y la amabilidad de María Elena cuando
se cruza la puerta.
Por Ivana Acosta | LVSJ
La fisonomía de las ciudades cambia permanentemente y conforme
pasan el tiempo y las generaciones eso se acentúa más. No es raro que un adulto
y un joven caminen y digan "ahí estaba ..." donde ahora hay una realidad
diferente.
Lo mismo pasará en la Galería 9 de Julio cuando en marzo cierre
definitivamente las puertas la Mercería Tealdi que durante 18 años enalteció la
vidriera del lugar. María Elena Baravalle, su propietaria, de esta forma cierra
un capítulo importante de su vida en la recta final (de meses) para su
jubilación.
Con gran amabilidad recibió durante largos años a muchas personas
en el lugar dando soluciones a búsquedas de piezas bordadas, ropa de bebés,
lencería y artículos de mercería.
"Van a hacer 18 años que tenemos este negocio y hemos tenido que
sufrir los vaivenes de la política de estar mejores o peores y bueno, pero acá
siempre tenés cosas nuevas y distintas", contó María Elena que abre su local de
10 a 18 con las mismas ganas de siempre aun cuando en la vidriera dice
Liquidación por cierre.
El local 1 es el lugar del comercio y el 2 donde funciona el
taller anexo de su propiedad también donde se hacen arreglos, costuras y
bordado computarizado, ese segundo espacio seguirá funcionando, pero la gran
vidriera de siempre tiene los días contados.
Todo eso le ha traído a lo largo de los años muchas anécdotas
entre las que recordó: "Hemos tenido en el taller cosas insólitas como cuando
nos trajeron a coser cortinas de pelo, son cosas que no esperás. Tuvimos
grandes bordados para muchas empresas y siempre hubo muchas satisfacciones".
"Van a hacer 18 años que tenemos este negocio y hemos tenido que sufrir los vaivenes de la política de estar mejores o peores"
No hay vuelta atrás
Lo que pasará es todo un desafío, María Elena solo sabe que "ahora
es otra etapa a la que pasará" y dijo en ese sentido: "Uno pronto se jubila y
bueno ... vamos parando un poquito el ritmo y este local yo en marzo lo cierro y
nos quedamos con el taller de arreglos y bordado hasta que llegue mi jubilación
y poder retirarme".
Así como tuvo recuerdos y anécdotas felices también hubo tiempos
duros. "Lamentablemente con la crisis se nota mucho la diferencia de otros
años, pero el mundo está así hoy en día - comentó - Hoy tenemos que seguir
trabajando para subsistir, seguiremos como podamos para poder hacerlo".
"Lamentablemente con la crisis se nota mucho la diferencia de otros años, pero el mundo está así hoy en día"
Una parte sigue
Baravalle contó que lleva toda la vida trabajando en el rubro
desde que era muy jovencita con la diferencia que su carrera empezó en su
propia casa y después a propuesta de su esposo se trasladaron a esos dos
locales que prácticamente tienen sus nombres estampados.
"Hace 42 años me dedico a lo que es la costura nada más que antes
lo hacía en mi domicilio, un día mi marido me dijo de abrir un negocio. Siempre
me dediqué a la costura, hacía vestidos de novia. Empezamos con los bordados en
casa, con las primeras máquinas. Trabajé mucho en el bordado de delantales de
jardín y después los distintivos para los distintos colegios", relató mientras
llegaban más clientes al negocio, pero esperaban su turno cuidándose afuera.
Cuando la mujer cierre ese local el N° 1 no será nunca más el
mismo, extrañará las cosas en la vidriera y la amabilidad de María Elena cuando
se cruza la puerta.