Una banda, un grupo de amigos y una familia
Banda Libre, de La Luciérnaga, se consolida con una evidente evolución de su sonido y sus presentaciones, pero sobre todo, en su objetivo fundador: ser el lugar en el mundo para chicos con historias inspiradoras.
"Acá encontré
un grupo de amigos, una hermandad. Yo creo que tengo dos papás y una mamá más
(por los profes). Así lo considero yo. Nos queremos todos como hermanos y nos
cuidamos mucho. Eso es la banda, más allá de la música, el grupo es lo más
importante". Así resume a Banda Libre, Nahuel Piombo, su cantante.
La banda surgida en el seno de la ONG "La Luciérnaga" en San Francisco cumplirá 9 años en junio. Muchas caras pasaron por sus filas, todas aportaron su granito de arena para este presente que los encuentra ensayando un nuevo repertorio, a la espera de la incorporación de una nueva voz femenina y apostando todas las fichas a la Estudiantina 2019 de septiembre.
La familia musical de "La Luci" está compuesta por Mateo Silvestrini (voz y guitarra) y Guillermo Aragón (teclado), quienes fueron los iniciadores; también por Eliana Ocampo (bajo), Nahuel Piombo (voz) y Matías Figueroa (timbaletas), y por los más jóvenes, Fernando Navarro (güiro), Ángel Mercado (congas) y Lucas Torres (bongó).
Ninguno se relaja, quieren ir por más. A todos les brillan los ojos al hablar de la música, de Banda Libre. LA VOZ DE SAN JUSTO los visitó y dialogó con ellos, que le pusieron palabras a la historia, el presente y el futuro del grupo.
Primero el grupo, después el instrumento
Los orígenes de Banda Libre se remontan a 2010. Allí, Aragón y Silvestrini dieron el puntapié inicial del grupo que, como sostienen, "es una banda típica, surgida en el espacio La Luciérnaga con elementos que ni siquiera eran instrumentos".
Con los años, y el apoyo económico de diversos proyectos locales, provinciales y nacionales, hoy pueden tener una sala acustizada en la sede de calle Avellaneda y todos los instrumentos necesarios para el funcionamiento de la banda.
A diferencia de las agrupaciones tradicionales, que desde su origen buscan sostener la conformación original en el tiempo, en Banda Libre sus integrantes fueron mutando año tras año.
"De la formación actual, Nahuel y Matías estuvieron desde los comienzos, otros llevan entre tres o cuatro años. Decimos que es una banda atípica porque nosotros ofrecemos el espacio, vemos a quién tenemos y lo formamos en el instrumento, abordando el estilo que es la cumbia", dijo Aragón.
Y Ocampo agregó: "Hacíamos música con tachos, elementos de la vida cotidiana y poco a poco fuimos incorporando muchas más cosas de las pretendidas en un comienzo, dado que era un taller de música en su origen y que tomó identidad propia".
Aragón señaló que una característica de la banda en estos años fue "juntar primero el grupo humano y después aprender a tocar los instrumentos, cuando lo normal en la conformación de una banda es que cada integrante ya tenga su instrumento definido y conocimiento en el mismo. Acá, muchas veces decidimos qué instrumento iba a tocar cada uno y empezó desde cero".
Mucho orgullo
Consultado por las sensaciones que le genera observar al grupo arriba del escenario y compartirlo con ellos, Aragón remarcó: "Es una mezcla de cosas. Siento mucha felicidad de verlos progresar, subir a un escenario no es lo mismo que ensayar. Me tocó verlos en escenarios importantes como Bomberos o la Estudiantina. Son momentos que capaz otro músico lo está deseando y ahí pensamos 'mirá lo que logramos'. Nos da mucho orgullo, sabemos que contamos con muchas condiciones, casi siempre, adversas, y la mayoría no son musicales, por eso es un plus doble".
Por su parte, Ocampo, explicó: "Los chicos se apropiaron del espacio también. En los últimos tres años, hubo siempre una actuación más importante que la anterior. Tenemos que tratar de cuidar siempre el espacio, que persista en el tiempo".
La familia
Piombo, Navarro, Figueroa, Mercado y Torres indicaron cómo se sumó cada uno de ellos a esta familia que conforma Banda Libre.
Una de las voces del grupo es Nahuel Piombo (21), integrante del mismo de sus inicios. Su perspectiva cambió considerablemente en el plano musical con el paso de los años: "No es lo mismo que cuando tenía 13 años y era un juego. Hoy lo tomo como algo profesional, que me apasiona y me gusta y quiero subirme al escenario a dar una buena imagen y que le guste a la gente. La música ya es una parte muy profunda de mí".
Matías Figueroa (22) toca las timbaletas y llegó al espacio de la mano de un amigo. Vivió todos los cambios, de compañeros y de instrumentos. "Un día llegué a la sala donde ensayamos, abrí las puertas y estaban todos esos instrumentos, que son lo más lindo que hay", rememoró.
Tanto Nahuel como Matías tienen un compromiso doble: "Por ser parte de la banda desde el inicio, tenemos la tarea de integrar a los chicos nuevos. Siempre tratamos de darles una mano. Pasamos por su lugar, había cosas que no sabíamos tocar y lo aprendimos viendo y escuchando", acotaron.
"Llegué a La Luciérnaga para realizar los talleres de apoyo y me enteré que estaba el de música. Le pregunté a los profes si me podía sumar y me dijeron que sí. No sabía tocar ningún instrumento, me enseñaron ellos. Hoy estoy muy contento, no solo aprendí a tocar sino que formo parte de un grupo que además hace la música que a mí me gusta", relató Fernando Navarro (19), encargado del güiro y con cuatro años en la banda.
Los mismos pasos siguieron Lucas Torres (16) y Ángel Mercado (15), lo más jóvenes de Banda Libre, quienes dieron sus primeros pasos en el taller de música "Adorable Puente" de La Luciérnaga, una especie de divisiones inferiores del grupo.
Ángel se integró a la ONG hace cuatro años, con la necesidad de recibir apoyo escolar. "Me ayudaron mucho. La música siempre me gustó, comencé en el taller y después me sumé a la banda. Hoy ya es una costumbre. No creí que pudiésemos llegar a tanto".
Por su parte, Lucas, que lleva dos años en la banda, relata los mismos pasos de Ángel. Su llegada fue para aprovechar otros talleres aunque la música también lo atrapó. "Nunca me imaginé llegar a tocar en escenarios tan importantes. Me encanta llegar a mi casa, ponerme a escuchar y ensayar un tema, venir con mucha energía para practicarlo y sacarlo", apuntó el joven.
En la actualidad la banda se reúne todos los miércoles a las 19 a ensayar y reencontrarse con su familia musical.
La frase final de Piombo, describe a la perfección lo que significa para cada uno de sus integrantes Banda Libre: "Acá encontré un grupo de amigos, una hermandad".